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Real Madrid derrota 2-0 al Sevilla y enfrentará al Barcelona en la final de la Copa del Rey

Con goles de Mesut Özil y Emmanuel Adebayor en la recta final, con el Sevilla volcado buscando el milagro, sentenciaron una intensa semifinal de Copa del Rey y colocaron al Real Madrid en la final de una competición que no conquista desde 1993 y que se jugará con su gran rival, el Barcelona.

2 de febrero de 2011

El pulso entre dos equipos que dominan el fútbol español se traslada a la Copa del Rey. Desde el 5 de abril de 1990 no se da una final que lo paralizará todo y engrandece una competición por la que José Mourinho decidió luchar desde su primer día de blanco. Su camino tuvo dosis de sufrimiento en un duelo intenso con el Sevilla.

Dos pases a la grada de Xabi Alonso. Errores en el disparo y caras de ansiedad en Cristiano Ronaldo. Son gestos del ecuador del primer acto que describen el momento del Real Madrid. Un equipo que ha perdido la chispa, que ha rebajado su nivel de juego colectivo y que tras un inicio intenso se fue diluyendo.

"Lucha, casta y honor", rezaba una enorme pancarta en un fondo del Bernabéu. Por entrega nada tiene que achacar la afición madridista a unos jugadores fundidos por las escasas rotaciones de Mourinho. El Sevilla, más fresco, aguantó en pie el inicio. Traer un gol en contra del Sánchez Pizjuán le condicionaba, pero Gregorio Manzano tenía un plan.
Hizo debutar a Ivan Rakitic, jugador con criterio en la construcción. Aumentó el músculo con Romaric y Zokora. Apostó de inicio por Negredo y Kanouté en ataque. Defendió y esperó su momento. El Real Madrid fue desapareciendo tras una acción individual de Di María, con un disparo desde la frontal que estrelló en el poste. Y una contra que concluyó de forma precipitada Cristiano.

Özil andaba desaparecido. Le necesitaban. Tanto como el Sevilla a Jesús Navas. Con el paso de los minutos fue pisando el área de Casillas. Un cabezazo blando de Kanouté y una acción más para la polémica, como si no hubiese suficiente con la de la ida, cuando Raúl Albiol sacó un balón de gol que para unos entró y para otros no llegó a superar completamente la línea. Llegó en una acción de Negredo, que definió a la red con un toque de calidad, pero el árbitro interpretó que estaba ligeramente adelantado a la defensa rival.

Cuando el silencio se apoderaba del Bernabéu, Di María dejó solo a Cristiano ante Javi Varas. No supo definir. Con tiempo para pensar chutó abajo, en la zona defendible por el portero. Tres partidos sin marcar han rebajado la confianza del goleador.

El duelo perdió su esencia copera. Parecía que había puntos en juego. En la reanudación el Real Madrid salió a buscar el gol que sentenciaba todo. No lo encontró y según el partido llegaba a su final, con Manzano ejecutando su plan juntando todo su arsenal ofensivo con la entrada de Luis Fabiano, la incertidumbre fue creciendo.

Antes Cristiano firmó una noche negra. Tan ansioso por marcar que falló todo. Estrelló en la barrera una falta al borde del área, y a veinte del final un remate escorado suyo lo sacó Benzema, que invento en la siguiente acción un brillante pase al espacio que no supo culminar el portugués. Javi Varas mantuvo la emoción con una parada a Di María.

Restaban diez para el final y Manzano no podía esperar más. Se jugaba todo a una carta. Las llegadas de su equipo no inquietaban a Casillas. Con la entrada de Perotti corría todos los riesgos posibles. O llegaba una acción de gol que provocaba la prórroga o la velocidad al contragolpe del Real Madrid le mataría. Ocurrió lo segundo. Conexión germana con pase de Khedira y Özil con todo a su favor definió con maestría. Regateó al portero y marcó. El Bernabéu soltó un suspiro antes de una gran celebración.

Con todo sentenciado llegaron los cambios de Mourinho, que apenas reparte minutos. Su petición en el mercado invernal los aprovechó. Adebayor sobre la hora mostró de lo que es capaz. Mató con el pecho un pase de Lass Diarra y soltó un latigazo a la red. El Real Madrid conquista el premio buscado tumbando al vigente campeón. Antes de la deseada final ante el Barcelona, su técnico tendrá que medir mejor los esfuerzos para no mostrar un equipo agotado a la hora de la verdad. (EFE)