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¿SE DESDIBUJA LA NBA?

La amenaza de huelga de los jugadores de baloncesto pone en evidencia un problema de fondo en los grandes deportes en Estados Unidos.

11 de septiembre de 1995

HOY EN DIA ALGUNOS ESTADOUNIdenses saben exactamente en qué está pensando un beisbolista cuando toma un bate entre sus manos; un jugador de fútbol norteamericano cuando corre para anotar un touch down; y un basquetbolista cuando salta para hacer una canasta. Los aficionados norteamericanos saben que detrás de cada jugada o cesta, sus atletas tienen una motivación que está por encima de la gloria deportiva: el dinero.
Sin embargo, para muchos este estímulo ha sido el causante de los últimos problemas en los grandes deportes de Estados Unidos. Por dinero, los beisbolistas de las Grandes Ligas estuvieron hasta hace pocos meses en la huelga más larga en la historia de ese deporte (ver SEMANA #642). Y ahora una tormenta por el mismo motivo está desatándose por el lado de los basquetbolistas de la NBA.
A menos de tres semanas de iniciarse el campeonato oficial de la liga, los jugadores de baloncesto mejor pagados de todo el mundo parecen decididos a no empezar la temporada si sus contratos no son mejorados, y si los dueños de los quintetos no les dan un porcentaje de las ganancias que reciben los equipos por derechos televisivos.
El año pasado el sindicato de jugadores de baloncesto, liderado entre otros por la estrella de los Bulls de Chicago Scottie Pippen, ya había intentado detener el comienzo de la temporada 94-95, pero frente a la huelga de los beisbolistas los dueños de los equipos ofrecieron algunas compensaciones con el fin de impedir que los basquetbolistas pararan y se perdieran, de paso, los millones de dólares que dejaron los aficionados y la televisión del béisbol.
"El problema de fondo -según Rolando Laera, editor de deportes de la agencia Reuter y quien desde hace cinco años cubre la NBA- es que los jugadores quieren ganar cada día más, independientemente de las diferencias lógicas que existen entre los salarios de las estrellas como Jordan y los novatos acabados de entrar a la liga. Si hoy les pagan 1.000 dólares, al día siguiente quieren 2. 000, y como se los pagan, al tercer día ya están pidiendo 20.000. Esa es una situación que los dueños no pueden tolerar, porque nadie sabe hasta dónde puedan llegar".
En 1980 el sueldo promedio de la NBA era de 170.000 dólares por temporada. Actualmente esa cifra supera el millón y medio de dólares por año. Si se tiene en cuenta que los basquetbolistas mejor pagados del resto del mundo son los de la liga española, con 300.000 dólares por temporada, los jugadores de la liga estadounidense no tendrían porqué quejarse.
Para algunos la culpa del problema la tienen los dueños de los equipos, quienes empezaron a pagar grandes sumas de dinero en medio de su afán por conseguir figuras para sus quintetos. Pero con lo que nunca contaron ellos es que aun por bien pagos que estuvieran, los jugadores siempre iban a querer más.
En un comienzo se llegó a pensar que este problema de ambición por parte de los jugadores era sólo del béisbol, sin embargo, la verdad es otra. Según Laera, "la temporada de hockey empezó tarde por los mismos problemas, y por el lado de los futbolistas de la NFL, se han escuchado rumores de huelga". Pero hasta ahora los únicos que han dado muestras claras son los de las Grandes Ligas y recientemente los de la NBA.
La mayoría de medios de comunicación en Estados Unidos no le da por el momento mucha importancia a la tormenta de la NBA, porque "el año pasado también amenazaron y al final no pasó nada. Además -dice Laera- sólo cuando comience la temporada y ellos no lleguen a jugar, es cuando de verdad se considerará que están en huelga. Al fin de cuentas si ellos ahora dicen que están en paro, pero van a jugar, pues no hay huelga". Fuera de esto, los medios confían plenamente en las declaraciones de David Ester quien al cierre de esta edición había garantizado que "se está haciendo hasta lo imposible para que se solucionen los problemas y se ha llegado a algunos acuerdos con los jugadores para que la temporada empiece a tiempo".
Pero más allá de si los basquetbolistas entran o no a la huelga, lo que deja ver la situacion es que los promotores de los grandes deportes en Estados Unidos se preocuparon tanto por pagarles cifras astronómicas a sus deportistas, que terminaron cometiendo un error fundamental en el negocio del deporte: se volvieron vulnerables a las estrellas que ellos mismos formaron.
Sin embargo, lo verdaderamente grave no sólo es que nadie puede garantizar que este tipo de situaciones no se volverá a presentar, sino el hecho de que como afirma Laera "es un problema que está matando al deporte y que difícilmente se puede detener, porque cuando se vuelve a los jugadores ambiciosos, nadie puede luchar contra ese tipo de instintos".