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SE DESINFLO EL BALON

Con la salida de Gorayeb, el campeonato profesional queda otra vez en veremos.

23 de abril de 1990

De nuevo los colombianos se quedaron con el grito de gol atravesado en la garganta.
Cuando la Dimayor había logrado rescatar en parte la mala imagen que la rodea, cuando tenía un presidente con credibilidad y un torneo arreglado para el primer semestre del año, los representantes de los equipos hicieron todo lo posible para tirar a la basura esos logros. Es más, estuvieron a punto de acabar con la famosa comisión de notables que ha venido trabajando para darle soluciones al fútbol profesional, pero hasta finales de la semana pasada los notables habían aguantado la arremetida.
En efecto, el pasado 13 de marzo una asamblea extraordinaria de la Dimayor aprobó un sistema de campeonato, planteado por Alex Gorayeb, que buscaba darle la mano a los equipos y, especialmente, a los jugadores que desde el año pasado están prácticamente desempleados. Se trataba de una medida de emergencia mientras se ponían en orden las cosas para empezar en serio el próximo mes de julio. Pero cinco días más tarde, durante la asamblea ordinaria de Santa Marta, los miembros de la Dimayor cambiaron el campeonato acordado y presionaron la salida de Gorayeb, en un claro desafío al gobierno.
Esto, que en otra oportunidad no habría pasado de ser un problema más de la entidad que rige el fútbol profesional, en los actuales momentos adquiere grandes dimensiones ya que la crisis por la que atraviesa el fútbol está en pleno apogeo.

En realidad, según pudo establecerlo SEMANA con fuentes allegadas al fútbol, se trató--en buena parte- de una jugada orquestada por los directivos del América y Nacional para correrle la butaca a Gorayeb. Ambos equipos tuvieron enfrentamientos con el presidente de la Dimayor a lo largo del año pasado y encontraron ahora la coyuntura propicia para sacarlo, secundados por el Unión Magdalena, que hace parte de la cuerda del equipo rojo de Cali. Lo del América viene desde septiembre del año pasado cuando, en el marco de la ofensiva contra el narcotráfico, el ejército allanó la sede del equipo caleño. En esa ocasión, Juan José Bellini--dirigente del club--le pidió a Gorayeb que expidiera una declaración a nombre de todos los miembros de la Dimayor en la que se condenara el hecho y en la que se amenazara con cancelar el campeonato si no se levantaba la medida. Gorayeb, consciente de que se trataba de un problema particular del América y que podía traerle consecuencias graves al resto de los equipos, se abstuvo de hacer tal pronunciamiento y sugirió medidas más diplomáticas para manejar el problema. Más aún, en voz baja algunos representantes de los otros equipos le pidieron el favor a don Alex que no fuera a hacer público ningún comunicado de ese estilo. Bellini puso oídos sordos a los consejos y dio a los medios de comunicación algunas declaraciones en las que se refirió en términos desobligantes al Ejército. Como era de esperarse, eso sólo sirvió para enredar más las cosas, pero Bellini consideró que la culpa de todo la tenia Gorayeb.

Lo de Nacional es más reciente y obedece a la negativa por parte de Gorayeb a correr la fecha de un partido del pasado octagonal, por estar prohibido en el reglamento. El equipo paisa debía cumplir un compromiso en el exterior y por eso el directivo Sergio Naranjo elevó la solicitud, que de acuerdo con los reglamentos que regían para esa fase del campeonato no se podía cumplir. De nuevo, por el simple hecho de estar cumpliendo con las normas, el presidente de la Dimayor cayó en desgracia.

Lo cierto del caso es que en un comienzo, sólo Bellini y Naranjo estaban tras la salida de don Alex. En Santa Marta, hasta poco antes del comienzo de la asamblea, la mayoria de los representantes apoyaba a Gorayeb pero las cosas cambiaron pronto. "Al verse en desventaja, los opositores aprovecharon que los equipos chicos necesitan de ellos para conseguir jugadores y en una especie de mercado persa, prometieron prestar jugadores a cambio de votos y así lograron consolidar un bloque mayoritario contra Corayeb", le comentó a SEMANA uno de los asistentes. A todo lo anterior hay que añadir que, de manera equivocada, dentro de los miembros de la Dimayor se comenzó a hablar de que don Alex se había volteado y estaba de parte del gobierno. El pecado de Gorayeb fue su independencia y el de los equipos su ceguera.

Para el gobierno quedó claro que había estado dialogando con un hombre que no tenía respaldo dentro de la Dimayor, lo que de hecho dejó sin piso lo acordado. Los presidentes de los equipos demostraron no estar a la altura de las circunstancias. Alex Gorayeb, quien fue llamado para que los sacara de la crisis, cumplía con una serie de condiciones que ellos no tomaron en cuenta a la hora de presionar su salida en Santa Marta: se trata de un hombre de una honestidad fuera de toda sospecha, que conoce a fondo el fútbol y sus problemas, que goza de credibilidad frente al gobierno, que ama el deporte y que ha mantenido una posición imparcial frente al conflicto. Además, sus buenas relaciones con la empresa privada podían revertir en aportes económicos para los clubes que en su mayoría, como lo demostraron los resultados del informe de la Supersociedades de la semana pasada, están pasando por la racha de las vacas flacas. Y no es para menos, pues incluso hubo equipos que ni siquiera tenían cuenta bancaria y que recibieron la visita de la Supersociedades en la casa de su presidente, a falta de una sede.

Por ahora, el gobierno espera que todos los clubes se pongan al día con la Supersociedades, que se cumpla con las exigencias sobre la comisión arbitral y los veedores oficiales y que se presenten los certificados judiciales de los directivos de los equipos, como condiciones mínimas para pensar en un torneo para el primer semestre. De lo contrario, los estadios permanecerán vacios y se esperará hasta el 15 de julio próximo, cuando se iniciará el campeonato definitivo con los equipos que cumplan con las exigencias. De toda esta maraña de intrigas, fuera de los aficionados y de la imágen del deporte a todos los niveles, los grandes damnificados son los jugadores que a estas alturas no saben a quién reclamarle los sueldos que han dejado de recibir tras cinco meses de inactividad forzosa.-