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SIN FORMULA

La muerte de Ayrton Senna y los múltiples escándalos tienen a la prueba reina del automovilismo mundial en una de sus más profundas crisis de la historia.

12 de septiembre de 1994

A LAS 2:16 DE LA TARDE DEL PASADO primero de mayo, Ayrton Senna no fue el único que se estrelló contra un muro de cemento. Ese día, a esa misma hora, toda la organización de la Fórmula 1 sufrió un fatal accidente.
Senna, al igual que la organización, fueron llevados de urgencia al hospital más cercano, y mientras el campeón brasileño se fué y quedó guardado en la memoria de los aficionados como el mejor de todos los tiempos, los dirigentes de la Fórmula 1 entraron en un estado de coma del que aún no han salido.
Desde que la Federación Internacional de Automovilismo (FIA) decidió modificar las reglas de la Fórmula 1 a comienzos de este año (ver SEMANA #622), una lluvía de críticas y de escándalos han caído sobre los dirigentes. Lo que inició la tormenta fue el trágico circuito de Imola, en San Marino, Italia, donde a las muertes de Senna y Ronald Ratzenberguer se sumó el accidente de Rubens Barichello. A partir de ese momento se empezó a hablar de la necesidad de aclarar las causas concretas de los accidentes y los pilotos comenzaron a exigir más seguridad y menos velocidad. Pese a esto, la FIA no ha hecho nada en concreto para mejorar su imagen y a medida que ha transcurrido el campeonato nuevos incidentes se suman a la lista de escándalos.

EL CASO SENNA
Hasta el momento lo que más preocupa es que, pese a que han pasado más de tres meses desde que Senna murió, todavía no se sabe a ciencia cierta cuál fue la causa. Varios especialistas dieron a conocer sus teorías: algunos aseguraron que al vehículo del brasileño se le rompió un triángulo de la suspensión delantera; otros que todo se debió a un pinchazo o a la desinflada de una llanta que se hizo más notoria durante la larga curva de Tamburello, y hubo quienes afirmaron que el accidente lo ocasionó un error de pilotaje.
Estas versiones inundaron las páginas deportivas de los periódicos internacionales durante todo el mes de mayo, hasta que los periodistas cayeron en cuenta de que al aficionado raso sólo le importaba que uno de sus máximos ídolos se había ido. Cuál era la causa, no interesaba.
Sin embargo, la revista francesa L'Equipe, haciendo caso omiso a la opinión del público, volvió a abrir el debate. En su penúltima edición publicó algunos apartes de un informe confidencial de la justicia italiana, según el cual la comisión de investigación de ese país hizo un examen microscópico de la columna de la dirección y encontró evidencias de que ésta se habría roto antes del impacto contra el muro. La causa sería, entonces, una mala composición del metal utilizado.
El informe de la revista parisiense fue el plato del día de los fanáticos del automovilismo, y cuando aún no terminaban de comentar el artículo, varias publicaciones italianas sacaron a la luz pública la hipótesis de una presunta manipulación de una de las dos cajas negras del prototipo Williams de Ayrton Senna. Según los informes de la prensa italiana, fuentes judiciales informaron el 7 de agosto pasado que los peritos nombrados por la fiscalía de Bolonia habían verificado que la caja negra había sido abierta antes de que llegara a sus manos. Las fuentes agregaron que los peritos encontraron la caja con las memorias rotas y un agujero en la parte exterior que, al parecer, no había sido producido por el golpe del accidente. En otras palabras, esto quiere decir que presuntamente alguien borró la información que había dentro de la caja para que no se conocieran las verdaderas caucas del accidente.

EL CASO SCHUMACHER
Hasta el momento nada se ha comprobado, pero lo único cierto es que los aficionados están pidiendo que se sepa de una vez por todas cuáles fueron las circunstancias que originaron la muerte de Senna. Y mientras la comisión investigadora arma el rompecabezas, los escándalos en la Fórmula 1 continúan. Esta vez el protagonista es el líder del actual campeonato Michael Schumacher. La FIA lo sancionó con una multa de 500.000 dólares y con dos fechas de suspensión por incurrir en conducta antideportiva en el Gran Premio de Silverstone, Inglaterra. Schumacher interpuso apelación, y cuando nadie esperaba que la FIA se lo concediera -Eddie Irvine lo hizo a comienzos del año y fue sentenciado entonces a tres pruebas sin correr- Schumacher quedó sin sanción.
Pero lo más grave en el caso de Schumacher fueron las declaraciones que hizo el pasado 29 de julio Charlie Whiting, delegado técnico de la FIA. Whiting aseguró que el auto de Schumacher utilizaba un control de tracción para efectuar mejores largadas y no patinar en las curvas, algo expresamente prohibido por el nuevo reglamento. Dentro de los programas de computación que comandan el funcionamiento electrónico de los motores -el único elemento electrónico permitido este año- los ingenieros de la escudería Benetton escondieron un programa adicional que, aparentemente, cumplía el objetivo. Y este hecho se demostró en la largada de Silverstone, cuando el fórmula de Schumacher arrancó en la cuarta posición y en escasos 300 metros ya había dejado atrás a sus contrincantes. Ese día, nadie dudó de la gran diferencia que hay entre los carros.
Este hecho, sumado a las incógnitas que hay sobre el accidente de Senna, tienen a la FIA en un estado de coma irreversible. Hasta el momento nadie sabe cuáles son los intereses ocultos en el seno de la organización, pero de seguir ocurriendo estos incidentes, la Fórmula 1 seguirá perdiendo puntos. Ya lo dijo el piloto de la Ferrari Gerhard Berger, tras su triunfo en el Premio de Alemania: " Todos sabemos que un auto puede ser un poco más liviano que lo reglamentario después de una carrera, o que un alerón es dos milímetros más alto que lo permitido, pero también sabemos que con eso no se gana una carrera. Pero si uno controla electrónicamente sus largadas, eso es otra cosa, es no correr en Fórmula 1". -