Home

Deportes

Artículo

SOLO LOS BRUJOS TRABAJAN

Nuestro corresponsal en Río cuenta cómo vibró el Brasil a ritmo de samba con los goles de Sócrates y Eder. En los días de juego, se cierra hasta la Presidencia de la República.

19 de julio de 1982

Al principio, fue aquel ambiente de fiesta pero tenso con gente como Joao Antonio y la exreina del carnaval que danzaban alegres a mi lado. De repente aquel gol ruso fue como una ducha fría. Todo quedó en silencio como si alguien superior nos hubiera apagado y enmudecido a todos.
Joao Antonio se lió en la enorme bandera brasileña que llevaba, agarró a su compañera y se dirigió en silencio hacia, la vecina playa de Copacabana donde inició un breve rito: Encendió una solitaria vela, antes de volverse frente al televisor. Luego, sería la explosión de aquel gol de Genio del "doctor Sócrates" y el carnaval maravilloso coronando el de Eder. Río de Janeiro y Brasil entero fueron un alegre carnaval durante muchas horas.
LOS DESPACHOS DE TUM-TUM
El jueves anterior al juego, en un "terreiro" o templo de Candombe en Inhambupe, pueblo del interior de Bahía, había un "Tatupeba", un "urubu-rey", un venado, tres cabras negras y ocho gallinas, especialmente engordadas para esa ceremonia religiosa. Era el día de Oxossi, el "Orixa" o Dios de la caza y los cazadores, cuyas "hijas" visten de verde y amarillo como la selección de Brasil, y usan pulseras de bronce y collares de pequeñas cuentas verdes como el que siempre llevó al cuello el célebre defensa Luis Pereira.
Con todo ese ambiente, más trescientos puros, varias botellas de cachaca (el aguardiente nacional) y cien muñecos de trapo que lucían los escudos de todos los posibles rivales de Brasil en España, el "Babalorixa" Tum-Tum Padre --de-- Santo o Sumo Sacerdote del Terreiro, preparó un "despacho" o hechizo infalible e invocó a Oxossi, hasta que la llegada del "Orixa" fue anunciada con el característico grito, similar al aullido de un perro. Entonces, Tum-Tum se esforzó más en sus preces y gestos rituales y no descansó hasta caer extenuado pero cierto de que Brasil disputará en la Copa de España siete juegos y de que, por supuesto, vencerá en todos.
Antes de que la selección "Canarinho" pisara el césped sevillano para pasar por encima de los rusos, Brasil ya vivía un clima de Copa del Mundo y de "Operación tetracampeonato" en un ambiente carnavalesco que ni siquiera en 1970 llegó a tal grado. La "Corriente-pra-frente" mística conquistó pronto las calles brasileñas, adornadas con millares de banderas verdeamarillas y fotos de sus "guerreros de España", cuyos nombres han sido escritos en vivos colores en los muros y sobre el asfalto de calles y plazas. Al recorrer Copacabana en la horas que precedieron al encuentro, me ví envuelto en ese alegre clima carnavalesco mientras conseguía driblar con agilidad a Sócrates y Junior, pisaba una pierna de Zico y casi resbalaba en la recién pintada camisa de Roberto Dinamita, el delantero centro, pintado con cariño y alegría a última hora.
CAMBIARON HASTA LA AUDIENCIA A SUZUKI
Brasil se detuvo en ese instante, y volverá a detenerse cada vez que su selección entre en el campo, preparándose progresivamente para un carnaval de la victoria que sería el más animado de la historia.
La batalla de las Malvinas, la matanza israelita en el Líbano y los más duros problemas internos, como el exagerado y progresivo aumento del costo de la vida, son relegados al olvido ante lo único importante ahora: la "guerra de España". Aquí, en estos días de Copa sólo trabajarán TumTum y sus colegas de todas las religiones, mientras el pueblo se acomoda ante las pantallas para ayudar a su selección con su corriente positiva y sus gritos "¡pra-frente-Brasil!", celebrando las buenas jugadas y, por supuesto, los goles con tragos de cachaca y de cerveza.
En esos días no funcionan las escuelas, los bancos y el comercio cierra dos horas antes del juego y hasta la presidencia de la República de "cierra" a la una de la tarde, para que el presidente Joao Figueiredo pueda trasladarse a su residencia a ver el partido con su familia y algunos amigos íntimos, como los generales Pires y Venturini, ministro del ejército y ministro jefe de la casa militar. El día del juego contra la URSS, Figueiredo hizo adelantar unas horas la audiencia que le había concedido al premier japonés Suzuki para llegar antes a casa.
Casi todos los ministros lo imitaron, reuniéndose con grupos para ver la magia de Sócrates, Falcao, Zico y Compañía. El ministro de justicia Ibrahim Abi-Ackel, que equivale al de gobierno en Colombia, definió bien esta situación nacional: "A partir de ahora, los problemas políticos son secundarios. Yo mismo ya funciono en ritmo de Copa del Mundo"
Desde ahora, los brasileños sólo piensan en Sevilla, ascendida a categoría de su capital espiritual, y. .. Brasil es una fiesta.