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SUPER JORDAN

Con el retiro de Michael Jordan comienza el debate por saber si puede ser considerado el <BR>mejor deportista de todos los tiempos.

15 de febrero de 1999

Ni el comienzo del juicio de Bill Clinton ni la crisis económica de Brasil causaron tanta
conmoción en el mundo la semana pasada como el anuncio del retiro de Michael Jordan. La noticia era
esperada e inevitable. Al final de la temporada pasada el jugador de 35 años ya había dado señas de que ese
podría ser su último año. Durante siete meses el mundo entero estuvo pendiente de su decisión, guardando
la esperanza de verlo un año más en las canchas. Tal vez por eso la confirmación de su retiro provocó una
consternación comparable tan solo a un holocausto. De Jordan y los Bulls es poco lo que no se ha dicho aún.
Según la revista Time, durante los últimos cinco años 100 artículos de periódicos mencionaron al menos una
vez su nombre cada día y gran parte de sus hazañas han quedado resumidas en los 70 libros que sobre él se
han escrito. Por eso ahora que Jordan ha dejado a un lado los tenis se abre un debate no sólo sobre si él
podría ser considerado el mejor basquetbolista de todos los tiempos sino si podría ser considerado como el
mejor deportista de la historia. Lo primero es más fácil de dirimir que lo segundo. El rey de las
cestasJordan llegó al baloncesto en los años de apogeo de Earvin 'Magic' Johnson y Kareem Abdul Jabbar
con los Lakers; de Larry Bird y Kevin McHale en los Celtics. A pesar de estar en su momento de mayor
esplendor físico algunos tuvieron la osadía de considerarlo inferior. Su magia les demostró lo contrario.
Hasta tal punto que en la galería de los grandes sólo se le pudo comparar con el que era considerado como
el más grande de todos: Wilt Chamberlain. Pero también fue cuestión de tiempo para que Jordan sobrepasara
esa leyenda. Chamberlain era un poste de 2,10 metros al lado de la canasta. Jordan, en cambio, con sus
1,98 metros era el hombre que podía volar.Lo más asombroso de Jordan, sin embargo, fue su capacidad para
modificarse como jugador. Y tal vez allí radica la razón para considerarlo como el mejor basquetbolista
de todos los tiempos. Antes de su primera retirada era un atleta imparable, una especie de kamikaze que
atravesaba la cancha sin que nadie lo pudiera detener. Su regreso significó un cambio notable en su estilo.
El Jordan 'treintañero' que se retiró la semana pasada era un jugador de otra dimensión, un artista maduro
que había abandonado el estilo físico y omnipresente de sus primeros años por una línea más económica y
eficaz. Decidió dominar a sus adversarios con su otra gran arma: la inteligencia. Sus movimientos se hicieron
más calculados, sus explosiones menos frecuentes. Un Jordan distinto pero apasionante, quizá más
valioso por la sabiduría que demostró en la conquista de los tres últimos campeonatos. Defendía, reboteaba,
pasaba y, sobre todo, lanzaba como ningún otro. Y lo hacía en los momentos decisivos, cuando lo que estaba
en juego era la victoria, el campeonato o el título. En ese aspecto, en la historia del baloncesto, ningún
jugador ha resultado más trascendental que él. Es por todo esto que para los estadounidenses en el reino de
Jordan sólo tienen cabida hombres como el boxeador Muhammad Alí y el beisbolista Babe Ruth. ¿El más
grande?Junto a Alí y Ruth existen otros nombres en la historia de los deportes que han dejado importantes
huellas en otras disciplinas, como Alain Prost en el automovilismo, Mark Spitz en la natación o Carl
Lewis en el atletismo. Sin embargo lo que separa a Jordan de todos los demás es que ningún otro ha
dejado su actividad sin haber dado síntomas de su declive. Hasta en ese detalle su historia es perfecta,
casi propia de un personaje de fantasía. Eligió el momento adecuado para retirarse en la cima sin esperar a
que su genialidad lo abandonara, como ocurrió con otros como 'Magic' Johnson o Diego Armando Maradona.
Tal vez el único deportista que tiene una dimensión similar a la de Jordan es Pelé. Pero lo cierto del caso es
que el hombre de los Bulls logró que él y la NBA alcanzaran ribetes superiores a los del legendario 10 de la
selección brasileña. Jordan logró ser tan respetado y admirado en el mundo como el mismo rey del fútbol,
con la diferencia que el brasileño lo consiguió practicando el deporte más popular del planeta. Los expertos
sostienen que nunca nadie, ni siquiera Pelé, ha conseguido generar el impacto que ha logrado Jordan en la
juventud, la cultura, la sociedad, el deporte y hasta en la economía. En esto último estableció su dominio
en las transacciones comerciales en las cuales también se consagró como el más absoluto y brillante que ha
conocido la historia. Ningún deportista ha logrado convertirse por sí solo en multinacional, capaz incluso de
generar recursos superiores a los de grandes empresas y de conmocionar las acciones en las bolsas de
valores con tan sólo la decisión de retirarse.Discutir si Jordan es o no el más grande de la historia es un
debate similar al del sexo de los ángeles. Sin embargo lo cierto del caso es que aunque aparezcan nuevas
estrellas nada será igual que con Jordan.
JORDAN Y LA TVEl 'rating' de las finales de la NBA en las que no jugó Jordan disminuyó en comparación
con los años en los que el astro estuvo en la cancha. Su retiro hace prever que la audiencia tendrá una baja
sensible al igual que los ingresos por derechos de transmisión .
JORDAN Y LA NBALas ganancias de la NBA por concepto de merchandising crecieron de la mano de
Jordan. Cuando se retiró en 1993 las utilidades por venta de productos de Jordan dispararon los ingresos. El
año pasado cuando comenzó a circular el rumor del nuevo retiro de Jordan ocurrió lo mismo. Jordan Inc.La
NBA y los espectadores no serán los únicos perjudicados con la ausencia de Michael Jordan. Su talento, su
destreza por el aire y todas sus cualidades se transformaban en dinero constantemente. Hasta tal punto
que la revista Forbes estimó el año pasado que Jordan generó movimientos financieros superiores a los
10.000 millones de dólares. Todos ganaban con Jordan dentro de la cancha. Desde su desembarco en la liga,
en la temporada 84-85, llegó a una franquicia perdedora que valía 15 millones de dólares y la revalorizó hasta
los 303 millones actuales. Jerry Reinsdorf, dueño del equipo, compró en 1983 el 56 por ciento de las acciones
de los Bulls por 9,2 millones de dólares. Gracias a Jordan su inversión creció más del 1.000 por ciento. De
su mano la NBA se hizo más popular y detrás de sus contratos sus colegas mejoraron sus ingresos, cuyo
sueldo promedio en 1984 era de 325.000 dólares y hoy se ubica en 2,6 millones. Pero no sólo Reinsdorf y los
jugadores disfrutaron del efecto Jordan: la NBA creció desmesuradamente. El precio de los derechos para la
televisación de la liga alcanzó los 2.640 millones de dólares por cuatro años. Y la asistencia a los estadios
creció desde su arribo. Según los estudios Jordan contribuyó a que se vendieran 165 millones de dólares en
boletería. Como si lo anterior fuera poco, Jordan es el responsable de más del 20 por ciento de las ventas del
merchandising de la NBA. Tan solo su camiseta produjo el 15 por ciento del total de la comercialización de
productos de la liga durante esta década. Estos representaron una ganancia de más de 3.100 millones de
dólares para la liga. Sus videos vendieron cuatro millones de copias, que a la NBA le reportaron 80 millones
de ganancias. Su incursión en el cine fue un éxito. La película Space Jam dejó en boletería más de 230
millones de dólares y al llevarla al video generó 209 millones más. Nike, una de las 25 multinacionales con las
que Jordan tiene negocios, ganó más de 5.200 millones de dólares desde 1984 con la venta de productos
relacionados con el jugador. Lo irónico de todo el asunto es que el único que no perderá será Jordan. David
Falk, su agente, afirmó la semana pasada que él "ya no es un jugador. Es una industria". Según sus
cuentas, los ingresos de Jordan rondarán de ahora en adelante los 200 millones de dólares por año, producto
de las regalías y derechos de comercialización de su imagen y su nombre . Después de ver este panorama
es posible entender el porqué en el campo económico nadie podrá igualar a Jordan.