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Un tropezón...

A un mes de las eliminatorias para el mundial, en la Copa América Colombia esta lejos de su mejor nivel.

7 de agosto de 1989

Luego de una semana de competencia, con algunas sorpresas y estadios vacíos, queda claro que la Copa América que se lleva a cabo en Brasil ha sido una de las más lánguidas que se recuerden.
En lo futbolístico, la cercanía -un mes escaso- de las eliminatorias para el mundial Italia-90, convirtió a la Copa en una especie de banco de pruebas en el que a muy pocos les importa perder, pues se trata de ensamblar correctamente el equipo con miras a una competición, esa sí de importancia. Por eso la Copa ha perdido emoción. Además, varios de los equipos, para no poner todas sus cartas sobre la mesa antes del juego, no trajeron a todas sus estrellas y no están jugando todo lo que pueden. Por ejemplo, Paraguay no cuenta en sus filas con Roberto Cabañas ni con Julio César Romero, jugadores que le dan mucho más ataque a la escuadra. En lo económico la escasa asistencia a los estadios, puede afectar a la organización, que también salió perjudicada con el pobre espectáculo.
Desde los primeros partidos fue preocupante el bajo nivel exhibido por los participantes. Tal parece que el fútbol suramericano no evoluciona y que sus técnicos se preocupan más por perfeccionar esquemas fuertemente defensivos que por dar espectáculo y hacer goles. La mayor sorpresa de esta primera semana corrió a cargo de Ecuador, que le ganó a Uruguay en la primera jornada y le empató a Argentina y a Bolivia en los juegos siguientes. En realidad, Ecuador lo que tiene es una escuadra bien disciplinada en el aspecto táctico que cierra muy bien los espacios en la parte de atrás, y que juega al contragolpe con dos hombres hábiles como Alex Aguinaga y Hamilton Cuvi. Pero eso, en sí mismo, no es nada nuevo en el fútbol del continente. Lo que sorprende es que por primera vez el Ecuador llega a tener un equipo de esas características, que no son muy diferentes a las de la Selección Colombia del "Caimán" Sánchez que fue subcampeona de América en 1975. Como se puede ver, es poco o nada lo novedoso que ha mostrado la Copa América.
Por los lados de la Selección Colombia, que juega en el grupo de Goiania frente a Brasil, Perú, Venezuela y Paraguay, está dentro de las que llegaron en plan de preparación. Y afortunadamente fue así, porque su juego dejó bastante que desear. El pasado lunes empezó su participación enfrentando a Venezuela, juego que ganó 4-2, pero sin convencer. Para comenzar, se desperdiciaron más de seis ocasiones claras para anotar y se recibieron dos goles con la complicidad de una zona defensiva lenta y distraída. Pero con los dos puntos era suficiente para capear el temporal y todo el mundo esperaba que en la segunda salida, frente a Paraguay, las cosas mejoraran.
Sin embargo, el pasado miércoles 5 de julio Colombia, perdió en justicia, por 1-0 frente a los paraguayos. Se menospreció al rival, se jugó sin entrega y sin ideas, y se quiso ganar de nombre. Esta derrota tiene su lado bueno y su lado malo. Por este último, no deja de ser triste que, al cierre de esta edición, la clasificación para la siguiente ronda esté embolatada por esa derrota, y por el empate sin goles frente al Brasil, el viernes 7.
Se dependía de un triunfo de Paraguay frente a Brasil el domingo, y de ganarle al Perú. Pero, por otro lado, es la oportunidad ideal para que Francisco Maturana haga los cambios necesarios, con el tiempo suficiente para afrontar la eliminatoria. Si lo que pasa es que los fútbolistas, como algunos ciclistas que están corriendo el Tour, se aburguesaron, aún es posible buscarles reemplazo y reemsamblar el conjurito para las eliminatorias. Si fue que los rivales le "cogieron el tiro" al esquema de la selección, se pueden ajustar las tácticas.
Y, finalmente, fue una buena oportunidad para que los jugadores despertaran, fue un totazo de esos que hacen madurar y dan jerarquía. Porque Colombia tiene las condiciones para ser el mejor del continente pero, como los buenos vinos, debe madurar. Ese proceso lleva tiempo y precisa de golpes como el del miércoles, para no quedarse dormido. Es la primera vez en la historia del fútbol colombiano que una derrota deja tantas cosas buenas.
En fin, fuera de lo de Ecuador y de la baja asistencia a los estadios, nada ha sorprendido en la Copa América, un torneo que ha reflejado el estancamiento del fútbol del continente.