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Camiseta maldita o mal técnico

Millonarios lleva cuatro partidos sin ganar y es penúltimo en el Apertura 09. La dirigencia minimiza la crisis. El técnico Quintabani definirá su futuro en el partido que viene contra el Cúcuta. Andrés Morales, especial para Semana.com, analiza qué está pasando esta vez.

Andrés Morales, especial para Semana.com
24 de febrero de 2009

El día que Millonarios presentó la nueva camiseta marca Adidas que usará en la temporada 2009, el presidente del equipo, Juan Carlos López, salió con un inoportuno comentario que le costó la rechifla de los asistentes. Recordó que la última vez que Millos vistió con esa marca, por allá en 1996, los resultados no fueron los esperados: 9 partidos seguidos sin ganar. Para la fecha 10, el equipo cambió de marca. Y Ganó.

López parece haber invocado los fantasmas del pasado. En cuatro partidos de este campeonato, Millos ha perdido tres y empatado uno; la parte baja de la tabla parece convertirse en el lugar más cómodo para el conjunto embajador.

Por supuesto, empiezan las conjeturas sobre la situación: que hay jugadores indisciplinados; que el grupo se reventó por dentro; que el técnico Quintabani tiene sus preferencias; que unos jugadores le están haciendo el cajón al técnico; que el Chiqui García es quien hace la alineaciones…

Exactamente el mismo libreto de las temporadas pasadas pero con distintos actores. Cuando estuvieron en el banco azul Lazarte, Osorio o Vanemerak se aseguraba que entre Leal, Ciciliano y Quintero decidían el futuro del equipo. Si querían, el equipo ganaba; si no querían, perdía. Todos, entrenadores y jugadores salieron, nada cambió.

Ahora se especula que Bedoya no tiene buena relación con el técnico y que Estrada está molesto porque Quintabani lo regañó en público por llegar a un entrenamiento tarde. Nada se confirma, todos desmienten.

Después de la derrota contra el Huila, el sábado pasado en Neiva, se daba como inminente la salida de Quintabani. Incluso, parecía un hecho que el Chiqui García tendría un cargo más en Millonarios (además de asumir como técnico, el Chiqui es uno de los principales accionistas y el encargado de las divisiones inferiores del equipo).

¿Pero es Quintabani el responsable de lo que está pasando? Más o menos. Obviamente él no tiene la culpa de que en cada partido, entre el arquero de turno y la defensa, conspiren para que un gol termine bajo su red. O que Jonathan Estrada no se ponga el equipo al hombro y que Milton Rodríguez desperdicie un mano a mano en el último minuto para empatar el partido en Neiva.

Aún así, Quintabani debe ser llevado a juicio por varias razones: Desde que llegó a Millos le han traído los jugadores que él ha querido. Con excepción de dos o tres partidos de Oscar Córdoba y un par de pinceladas que ha mostrado Carmelo Valencia en esta temporada, el resto de contrataciones no han hecho mayor diferencia.

Por otro lado, si es cierto el rumor de que varios jugadores quieren sacarlo y no están rindiendo intencionalmente, Quintabani debió tomar cartas en el asunto a tiempo. Primero porque la nómina de este año es prácticamente la misma del pasado y debió conocer cuál era la actitud de sus jugadores. Si había alguno revoltoso, lo debió sacar en diciembre. Pero además, la mayoría de jugadores que han jugado esta temporada, principales responsables de los malos resultados, son los que él mandó a pedir. Si entre esos están los conspiradores, le salió el tiro por la culata.

Pero sobre todo, Quintabani ha cometido errores dirigiendo. Ha insistido tercamente en poner a Iván Hurtado como defensa central cuando es evidente el pésimo nivel por el que atraviesa: un error en un partido le pasa a cualquiera, tres y cuatro en varios, marcan una tendencia. Lo mismo pasa con Mera. Es uno de los consentidos del técnico, pero a diferencia de Hurtado, que está en un bajonazo, Mera no tiene mucho más que aportar.

Pareciera que Quintabani no confiara en su nómina. Cuando el marcador es adverso, su única alternativa ofensiva es meter a Luis Tejada. De hecho, en la mayoría de partidos, a Millonarios le queda sobrando un cambio porque no tiene a quién meter. Si el técnico siente que la nómina es corta y no confía en los jugadores de las inferiores (esos que tanto prepara el Chiqui) pues se ha demorado en pedir más refuerzos.

El caso es que los dirigentes azules decidieron postergar el fallo y Quintabani seguirá en proceso hasta el sábado que enfrente al Cúcuta en el Campín. Ahí lo exoneran o todo habrá terminado. Es cierto que sacarlo significaría improvisar, buscar un técnico cualquiera a la carrera, que seguramente pedirá tiempo para buscar sus jugadores y empezar su propio proceso.

Y quizás ahí se vea si los líos del equipo eran asunto de mala suerte o de técnico.