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El gobierno espera atraer cerca de 15.000 avistadores de aves cada año, que dejarán recursos en el país por más de 46 millones de dólares. Son turistas de altos ingresos, mayores de 40 años y destinan entre 10 y 15 días para la observación de especies. | Foto: Fundación Proaves

AVITURISMO

El negocio del avistamiento de aves toma vuelo

La práctica mueve millones de dólares en el mundo y por fortuna Colombia tiene el mayor número de especies en el planeta. Para aprovechar este potencial y la paz, el gobierno lanza un plan para atraer más aficionados.

10 de diciembre de 2016

Colombia tiene un tesoro oculto que podría convertirse en un importante generador de divisas. Se trata de sus 1.921 especies de aves que la ubican como el país número uno del planeta en esa diversidad. Se trata de un filón de negocio casi inexplotado que ahora tomará alas con el nuevo plan diseñado por el Ministerio de Comercio, Industria y Turismo y ProColombia.

La práctica del avistamiento de aves está en boga en naciones con gran biodiversidad como Ecuador, Perú y Costa Rica. Atrae miles de turistas con alta capacidad adquisitiva, procedentes de Estados Unidos, Alemania, España, Escocia o Reino Unido, donde hay cerca de 3 millones de observadores.

Es tanto el interés y los recursos que mueve esta actividad, que en Estados Unidos genera 32.000 millones de dólares al año, casi el PIB de Costa Rica. En América Latina, Perú le ha puesto mucha atención al tema, tanto, que recibe más de 40.000 turistas al año, que dejan unos 90 millones de dólares en divisas.

Sonido de la Mirla Blanca.

Pues bien, Colombia, que por problemas de seguridad estaba fuera del radar internacional en esta actividad, ahora quiere mostrar todo su potencial. No es poca cosa, pues de esas 1.921 especies, 79 son endémicas, es decir, únicas. El gobierno tiene la meta de posicionar el aviturismo ahora que el acuerdo de paz mejora las condiciones de seguridad en regiones azotadas por la violencia, donde hay gran diversidad de aves.

Sonido del Bichofue

María Claudia Lacouture, ministra de Comercio, dice que para alcanzar la meta planteada por el gobierno, de traer 6.000 millones de dólares en turismo, hay que desarrollar productos de alto valor como el avistamiento de aves. Por eso aspira a que lleguen anualmente cerca de 15.000 viajeros, que dejarían 46 millones de dólares en ingresos si se tiene en cuenta que en su mayoría son profesionales, mayores de 40 años o pensionados, dispuestos a gastar entre 3.000 y 4.000 dólares durante 10 y 15 días. Pero las expectativas podrían ser mayores, si se tiene en cuenta que un estudio realizado por funcionarios del ministerio, junto con expertos de Conservation Strategy Fund y la National Audubon Society, calcula que la demanda de este segmento podría llegar a 280.000 personas.

Sonido del Colibri Chillón.

Con este potencial el gobierno definió la estrategia a seguir. Uno de los primeros pasos es fortalecer las rutas, las torres de avistamiento y las zonas de reserva (ver recuadro). El segundo es crear una infraestructura hotelera y habitacional adecuada para la demanda de esta clase de turistas. En este tema hay que hacer grandes esfuerzos porque los servicios de hospedaje para esos viajeros muy madrugadores todavía son incipientes.

También es necesario formar guías bilingües especializados en aves; mejorar la infraestructura vial y reducir los costos de transporte para facilitar la movilización de turistas entre las regiones. La otra tarea es promover la actividad en ferias y escenarios internacionales.

Sonido del Barranquero.

Felipe Jaramillo, presidente de ProColombia, señala que Colombia Birdwatch, Manakin Nature Tours, Nature Colombia y Uncover Colombia ya comercializan rutas en ferias internacionales como la Birdfair, el más importante encuentro de expertos en avistamiento de aves del mundo. Estas firmas vendieron 200.000 dólares en paquetes y lograron interesar a empresarios del turismo de Cuba, Argentina y Honduras.

Ángela Gómez, gerente de Nature Colombia, una de las pioneras en el tema, dice que hace ocho años hicieron tres tours en un año y ahora van más de 30 con alrededor de 250 clientes. “Hace una década pocos extranjeros estaban dispuestos a asumir el riesgo de venir a Colombia. Pero hoy, gracias a las mejores condiciones de seguridad, están yendo a lugares que antes nunca se visitaban como Guaviare o Vichada”, dice Gómez.

Sonido del Turpial.

Christopher Calonje, fundador de Colombia Birdwatch, vio la oportunidad de promocionar a Putumayo, pues a pesar de que durante años fue golpeado por el conflicto armado, hoy es un destino seguro. Hará el primer viaje en enero de 2017, en el marco de Colombia Birdfair, una de las ferias más importantes en avistamiento de aves que se realizará en Cali. Otra ruta con gran potencial es la de los Farallones de Cali, donde en el pasado hubo secuestros masivos, pero a donde hoy están llegando extranjeros.

Para no desaprovechar esta riqueza, el país tiene que preservar las zonas de reserva y el hábitat de estas especies. Alonso Quevedo, director ejecutivo de ProAves, una ONG que se dedica a conservar las aves colombianas, dice que hay 139 amenazadas o en peligro de extinguirse por la deforestación, la minería ilegal, el monocultivo y la ganadería extensiva.

Sonido del Tucan Diostedé

ProAves trabaja en preservar las reservas entre las que se destacan El Dorado, en la Sierra Nevada de Santa Marta; Reinita Cielo Azul, en Santander; El Paujil, entre Boyacá y Santander; Arrierito Antioqueño, al norte de la cordillera Central; Las Tangaras, en Chocó; y Colibrí del Sol, en Urrá. Todas tienen nombres de pajaros en peligro de extinción.

Si el país quiere atraer a más visitantes interesados en avistar aves no solo debe hacer mayores esfuerzos en infraestructura, sino en el medioambiente para evitar que desaparezcan muchas especies. Con la paz tiene un nuevo impulso para conseguir estos propósitos.

*Los audios de los pájaros son cortesía del Instituto Alexander von Humboldt.