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La razón: el decomiso en Estados Unidos de 20 millones de dólares pertenecientes a ocho casas de cambio.

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Barato, barato

Mientras el dólar oficial sigue subiendo el callejero está por el piso. La razón no es económica sino judicial.

8 de septiembre de 2007

Quienes han acdudido a los cambistas a comprar o vender dólares en efectivo en los últimos días se han llevado tamaña sorpresa. Mientras el precio del dólar oficial dio un salto entre julio y agosto hasta 2.170 pesos, el de la calle cayó abruptamente y se mueve entre 1.780 y 1.850 pesos.

En estricto sentido, que haya margen entre las dos tasas no debería de extrañar porque en Colombia, a diferencia de lo que ocurre en otros países, el dólar en efectivo, o en rama, como lo llaman algunos, siempre ha estado por debajo de la tasa oficial. Esto ha dado pie para que algunos analistas argumenten que el mercado está inundado de dólares del narcotráfico.

Lo que realmente ha llamado la atención es el bajón tan abrupto que dio la tasa no oficial, la del billete, en cuestión de semanas y la aparente escasez de compradores de la divisa.

El asunto parece estar relacionado con una especie de pánico colectivo que invade por estos días a los intermediarios del mercado libre, específicamente las casas de cambio, lo que casi ha paralizado el negocio del arbitraje, que les permite aprovechar la diferencia entre la tasa oficial de la divisa y el dólar callejero.

Las casas de cambio decidieron suspender la compra de dólares a los cambistas y con ello se rompió el puente por el cual se canalizaba el mercado del dólar callejero. La razón: el decomiso que hicieron las autoridades de Estados Unidos de un envío al exterior de 20 millones de dólares (la mayoría en euros) pertenecientes a ocho casas de cambio que operan en Colombia. Estos intermediarios entraron en pánico y mientras resuelven el problema que enfrentan, ninguno se atreve a hacer una exportación de divisas, por el temor de correr la misma suerte del anterior despacho que despertó sospechas de su origen.

Como los cambistas compran los dólares al público para venderlos a las 10 casas de cambio que vigila la Superintendencia Financiera y ya no tienen cómo canalizarlos, han tenido que cerrar muchas ventanillas o suspender temporalmente las operaciones. Quienes siguen comprando dólares lo están haciendo en pocas cantidades y con un gran descuento, que es lo que ha hecho desplomar la tasa. Según Rubén Darío Muñoz, presidente ejecutivo de la Asociación de Profesionales de Cambio, "este mercado se secó y ya muchos cambistas cerraron".

Pero si el negocio para los cambistas anda cuesta abajo, para las casas de cambio la situación no luce mejor. No sólo tienen comprometidos 20 millones de dólares de su patrimonio, lo que dejó a varias de ellas sin liquidez, sino que ahora la Superintendencia Financiera les ordenó hacer una provisión para protegerse de posibles pérdidas. El problema es que muchas de la casas no tendrían cómo cumplir esa exigencia. De no hacerlo, según advirtió el superintendente financiero, César Prado, se podrían ver expuestas a una retiro de la licencia de funcionamiento.

Mientras las casas de cambio no resuelvan el lío en que están con las autoridades norteamericanas, lo más seguro es que el mercado del dólar callejero seguirá en dirección contraria a la tasa oficial.