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| Foto: Archivo SEMANA

FINANZAS

Bucaramanga ya no es sólo la Ciudad Bonita

Las denuncias del alcalde, Rodolfo Hernández, sobre la crítica situación financiera del municipio y la corrupción en la anterior administración empañan la imagen de la capital que era ejemplo mundial.

6 de septiembre de 2016

A finales del año pasado Bucaramanga fue elegida por el Banco Mundial como una de las ciudades más prósperas del mundo -fue la única seleccionada de América Latina-. Su crecimiento económico, su pujanza y competitividad fueron las razones que le permitieron a la capital de Santander estar en este exclusivo listado.  

Los bumangueses están orgullosos de una ciudad que ha logrado importantes avances económicos y sociales. La Ciudad Bonita tiene la segunda tasa de desempleo más baja del país (8,5 %) y uno de los niveles de  pobreza más bajos (8,4 %). Además, tiene la mayor población de clase media y la menor desigualdad.  

Estos logros son producto del impulso del sector privado y del trabajo conjunto entre empresarios, autoridades locales, academia y organizaciones sociales. El auge económico se ve en las nuevas construcciones y edificaciones, en el surgimiento de nuevas clínicas y hospitales, en las inversiones en educación. En la capital sobresalen la industria metalmecánica, el sector de servicios, tecnologías de la información, agroindustria, turismo, entre otros, que se han convertido en una punta de lanza en el desarrollo de la ciudad y del departamento.  

Para el Banco Mundial Bucaramanga es un ejemplo de lo que debe ser la ciudad del futuro, en donde existen núcleos que impulsan el crecimiento y la innovación y permiten la generación de empleo.  

Por eso llamaron la atención las recientes declaraciones del alcalde de esta capital, Rodolfo Hernández, quien dijo  que encontró al municipio con la olla raspada y que las finanzas estaban en una situación crítica. El mandatario anunció que le solicitará al Ministerio de Hacienda que le permita acogerse a la Ley 550, que antes se conocía como Ley de Quiebras, para evitar que embarguen las cuentas del municipio y poder hacer acuerdos de pagos con los acreedores.

Las alarmas se prendieron de forma inmediata porque nadie entiende cómo de la noche a la mañana Bucaramanga había pasado del cielo al infierno. El alcalde no ha tenido pelos en la lengua para responsabilizar al anterior mandatario, Luis Francisco Bohórquez, de la situación actual y de haber dejado muy endeudado al municipio. Para demostrarlo contrató un estudio con el analista económico y consultor Mauricio Cabrera.

En dicho estudio se concluyó que el nivel de endeudamiento es muy elevado y asciende a 305.000 millones de pesos -que se suman a los 216.000 millones de obligaciones con el sistema financiero-. Estos recursos corresponden a pasivos ocultos y contratación de varias obras que no se pagaron en su totalidad, o costaron casi el doble de lo previsto y que dejaron comprometidos recursos futuros. A ello se suman menores recaudos por obras de valorización porque se ofrecieron descuentos por pronto pago hasta del 50 %. 

A este diagnóstico se agregan denuncias sobre contrataciones adjudicadas a un solo proponente, así como a familiares y conocidos del ex alcalde Bohórquez.

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Pero Bohórquez ha salido al paso y sostiene que el mayor endeudamiento durante su administración obedeció a las megaobras que se hicieron en la ciudad relacionadas con los intercambiadores, el tercer carril que comunica a Bucaramanga con Floridablanca, viviendas para familias de bajos ingresos, entre otras. Afirma que su sucesor se dedicó a administrar con el retrovisor en lugar de ejecutar el Plan de Desarrollo.

Lo curioso de este enfrentamiento es que los dos mandatarios eran amigos en el pasado, al punto de que el actual alcalde ayudó a impulsar la campaña de Bohórquez para llegar a la alcaldía.

En medio de este rifirrafe, el sector privado ha expresado preocupación por el impacto que estas denuncias puedan tener en el desarrollo de la ciudad. El presidente de la Cámara de Comercio de Bucaramanga, Luis Camilo Beltrán, señala que hay que diferenciar la situación de la alcaldía como institución, que es la que tiene dificultades financieras, de la de la ciudad, que sigue presentando excelentes indicadores económicos y sociales.

Por ello afirma que si bien hay que decir las cosas claras no es conveniente generar
alarmismos y enviar mensajes confusos que pueden impactar la inversión. “Nuestra recomendación al alcalde es que pida asesoría al Ministerio de Hacienda y a Planeación Nacional para que hagan un análisis detallado de la situación fiscal. Recurrir a la ley 550 debería ser el último recurso”.

Augusto Martínez, quien estuvo a cargo de la Comisión Regional de Competitividad  coincide en que no se puede hablar de la quiebra de Bucaramanga cuando la economía va bien y que hay una actitud tremendista del alcalde que no le conviene a la ciudad. Otros sostienen que esta coyuntura es apropiada para descubrir si hubo o no actos de corrupción. “A nadie le gusta que le dañen la imagen pero lo que no se puede aceptar es crear prosperidad al debe y gastar mucho ahora para que el que venga pague después”, dijo un analista de la región.

En efecto, lo que no se puede permitir es que una ciudad considerada como ejemplo de competitividad a nivel mundial se vea afectada por presuntos malos manejos de sus gobernantes.