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Paradójicamente, el agro que fue el sector en donde estalló la protesta campesina y donde se concentró el reciente paro, fue el más dinámico en el segundo trimestre. El café fue el gran impulsor. La locomotora de la construcción aceleró también su ritmo. | Foto: Juan Carlos Sierra

PIB

Crecimiento económico: ¡Buena noticia!

El crecimiento económico del segundo trimestre superó todas las expectativas. La expansión del agro no se veía en 11 años y la tasa de inversión llegó al 28,6 por ciento, el punto más alto de la historia. Pero las positivas cifras también esconden preocupaciones.

21 de septiembre de 2013

Después del desánimo que dejó el paro agropecuario y la consecuente caída de la imagen del presidente en las encuestas, las cifras sobre crecimiento económico del segundo trimestre del año llegaron como un bálsamo para el gobierno.

En la Casa de Nariño están dichosos por varios motivos. Primero, porque no solo nadie esperaba el dato del 4,2 por ciento alcanzado en el periodo abril-junio, sino porque ubica a Colombia en una posición destacada internacionalmente. Es la segunda economía de América Latina con mayor crecimiento en el segundo trimestre, después de Perú, y ocupa el puesto 16 entre 80 países del mundo que han revelado el dato para dicho periodo.

Otro motivo de satisfacción es el crecimiento que mostró el sector agropecuario. La cifra del 7,6 por ciento no se veía desde hace una década. Durante el segundo trimestre hubo crecimientos extraordinarios, como la producción de café que aumentó un 32,4 por ciento y la papa un 13,4 por ciento, lo cual llama la atención porque en estos sectores se han enfocado las protestas de las últimas semanas. 

Un factor adicional que tiene al gobierno celebrando es que el país alcanzó la tasa de inversión más alta de su historia, con un 28,6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), algo muy importante porque la inversión es la semilla del crecimiento futuro.

La expansión acumulada de la economía para el primer semestre del año, que se situó en un 3,4 por ciento, le permite al gobierno mantener su proyección del 4,5 por ciento para el final de 2013. La confianza del ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, radica en que el motor que está impulsado la economía es el interno y no el externo, donde hay grandes incertidumbres. Es decir, los hogares, las empresas y la inversión del gobierno están moviendo el PIB.

Un asunto también importante es que se observa un mayor equilibrio en el crecimiento. Esto es clave, porque depender de un solo sector, como venía ocurriendo con la actividad minero-energética, trae muchos problemas, como la conocida enfermedad holandesa, cuyo gran síntoma es la revaluación de la moneda.

Otro lado bueno de las cifras del Dane es que podrían tener un efecto positivo en la confianza de los consumidores, un elemento fundamental en la marcha de cualquier economía. Para el gobierno estos resultados deberían incluso llenar de optimismo a los colombianos pues están indicando que terminó la fase de desaceleración y que el país entró en la senda de crecimiento sostenible.

Más allá del dato
Pero aunque no se puede desconocer que los resultados son alentadores, la verdad es que algunos de ellos dejaron varias preocupaciones y dudas. Por ejemplo, muchos se preguntan si ante la gran sorpresa que dio el sector agropecuario, el reciente paro campesino fue injustificado.

Frente a esto se debe tener en cuenta que hay que leer el dato del 7,6 por ciento como el crecimiento en la producción, lo que no significa que el negocio agropecuario haya sido muy rentable para los productores. Precisamente, el malestar que se reflejó en las protestas campesinas tuvo que ver más con el hecho de tener una buena cosecha y al mismo tiempo una pérdida de rentabilidad, por los mayores costos de producción y la caída en los precios.

Para la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC) es muy importante crecer la producción, pero eso no se está reflejando en el bienestar de los productores del campo.

El problema es que la pérdida de rentabilidad del negocio abre un gran interrogante sobre el futuro del sector, porque esto podría llevar a que se desestimulen las siembras, lo que se reflejaría en adelante en una pérdida de la dinámica del PIB sectorial. El propio ministro de Hacienda reconoció que hay que apoyar a los productores para contrarrestar el impacto de los bajos precios y los altos costos de los insumos.

Tampoco hay que olvidar que en el buen desempeño que mostró el sector agropecuario todavía no está incorporado el paro de las últimas semanas. Esto solo se verá en el PIB del tercer trimestre del año.
Otra preocupación que dejan los resultados del PIB es el comportamiento de la industria. Algunos analistas tienen una lectura menos optimista de la que presentó el gobierno. Aunque esta actividad creció un 1,2 por ciento, está explicado casi en su totalidad por la refinación de petróleo, el resto de la actividad manufacturera prácticamente quedó en deuda. 

En el desempeño del sector de la construcción hay que darle el crédito al gobierno, pues con el programa de vivienda gratis y el subsidio a la tasa de la vivienda media ha impulsado esta actividad. En el primer semestre fue el renglón de mejor comportamiento con un crecimiento del 9,7 por ciento. Esto a pesar de que Bogotá presenta prácticamente una parálisis en la actividad, y la capital tiene un peso muy significativo en el PIB del sector.

En la locomotora minero-energética se observan dos tendencias. Un crecimiento dinámico en el petróleo y uno menor en el carbón. El gobierno es consciente de que este sector no seguirá creciendo a dos dígitos, como ocurrió durante el boom. Todo dependerá de los nuevos hallazgos. Cabe anotar que los resultados del segundo trimestre para este sector tampoco incorporan el paro de la Drummond, la segunda productora de carbón del país, ya que se convocó el 23 de julio, es decir después de la fecha de medición para este periodo.

Los analistas están divididos frente a lo que se espera para el segundo semestre. Algunos han anunciado que revisarán al alza la cifra de crecimiento para el año, para ponerla sobre un 4 por ciento. Otros, por el contrario, prefieren esperar. Fedesarrollo, por ejemplo, dice que se mantiene en un 3,8 por ciento, por ahora.

Lo cierto es que los datos del Dane no pudieron llegar en mejor momento para el gobierno. Para muchos, también significa la reivindicación de su trabajo, como el caso del exministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo, quien afirma que las cifras del sector están mostrando que el agro no estaba postrado como muchos han querido mostrar.

Con estos nuevos resultados, tan sorpresivos para la mayoría, habrá que ver cómo responde el Banco de la República esta semana, cuando tomará decisiones en materia de tasas de interés. De esto podría depender que efectivamente el país le haya dicho adiós a la desaceleración económica.