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Cadena de negocios

Las inversiones de la nueva etapa de Transmilenio son lo suficientemente grandes como para darle un empujón a la economía.

9 de febrero de 2003

La semana pasada se conocieron los nombres de las empresas que operarán los nuevos corredores de Transmilenio en Bogotá. Las firmas Transmasivo, Sí 02 y Consorcio Conexión Móvil, serán las encargadas de comprar, mantener y operar los 335 buses que transitarán por las troncales de la avenida Suba, Américas-calle 13 y Norte-Quito-Sur (NQS o carrera 30).

En esta segunda fase se espera aumentar el número de pasajeros transportados a dos millones diarios, y reducir los tiempos de movilización en un 30 por ciento. Actualmente 750.000 personas utilizan el sistema cada día a través de los 478 buses que ya existen.

La firma Transmasivo está conformada por 19 empresas de transporte público de Bogotá, dos consorcios que actualmente prestan el servicio de rutas alimentadoras -Alcon y Codaternil- y dos compañías internacionales -Transportes San Bernardo y Vivaceta S.A., de Chile-. Sí 02 agrupa a 22 empresas transportadoras, entre ellas organizaciones de propietarios como Apetrans y Transportadores de Soacha, además de la participación de uno de los actuales operadores del sistema Sí 99. Entre los socios mayoritarios de Conexión Móvil, que operará la NQS, hay grandes firmas como Sidauto, Cgea Conex (que pertenece al grupo francés Vivendi), organizaciones de propietarios como Cotransfebo y también uno de los actuales operadores del sistema (Sitm-Ciudad Móvil).

Las nuevas empresas operadoras recibirán 3.700 pesos por cada kilómetro recorrido, 400 pesos más que los de la primera fase. Esto debido a que las recientes firmas asumirán directamente los costos de los servicios de vigilancia y aseo. Los proponentes ganadores chatarrizarán 2.588 buses viejos, para un total de 3.593 buses chatarrizados desde que arrancó el sistema.

La construcción de las nuevas vías valdrá alrededor de unos 400 millones de dólares, que generarán cerca de 6.000 empleos directos y alrededor de 8.000 indirectos, según cálculos oficiales. Los recursos provendrán de la sobretasa a la gasolina que recauda el Distrito y de los aportes de la Nación, que en diciembre pasado se comprometió a desembolsar 987 millones de dólares de aquí a 2016.

Entre las empresas que se verán beneficiadas de esta nueva fase del proyecto están las de obras civiles, que tendrán a su cargo la elaboración de las vías, los puentes peatonales y la construcción de los paraderos. De otro lado, cada bus articulado cuesta en promedio 400 millones de pesos, lo que implica inversiones por un total de 134.000 millones de pesos. Aún no se sabe quiénes serán los proveedores en esta segunda etapa de Transmilenio, y qué proporción de los buses se va a ensamblar en el país. Hasta ahora la principal novedad de los nuevos articulados es que 90 de estos funcionarán con gas natural como combustible.

Próximamente se abrirá la licitación para seleccionar el nuevo recaudador de tiquetes que además deberá transportar el dinero al banco, y montar y operar los pasadores que leen electrónicamente las boletas. Angelcom, la firma que recauda la plata de las primeras troncales del sistema, ha recogido en estos dos años cerca de 107.250 millones de pesos por los tiquetes de los pasajeros, que hasta ahora han hecho 330 millones de viajes en Transmilenio.

La lista de negocios que se desprenden de Transmilenio es larga, y pasa además por las compañías de seguros y los bancos que proveen el financiamiento. La magnitud de las inversiones del proyecto es suficientemente grande como para darle un empujón a la economía, sobre todo si se replica en otras ciudades, como planea el gobierno. La Nación ya dio el primer paso separando recursos por 240 millones de dólares para el sistema de Cali, y Barranquilla y Pereira están haciendo cola.