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CAFE REVUELTO

Desconcierto ante posible retiro de los Estados Unidos de la Organización Internacional del Café

17 de marzo de 1986

La pasada fue una semana turbulenta para el mercado del café. Al cabo de días de incertidumbre sobre el comportamiento de los precios internacionales del grano, las naciones productoras vieron aumentada su dosis de preocupaciones, cuando el subsecretario de Asuntos Económicos del Departamento de Estado norteamericano, Allen Wallis, anunció su oposición "personal" a los mecanismos del Pacto Cafetero entre naciones productoras y consumidoras. La noticia dada por Wallis en el marco de la reunión anual de tostadores que tuvo lugar en Boca Ratón, Florida, produjo reacciones inmediatas en el seno de un gremio que se enfrenta a un panorama completamente distinto al observado el año pasado. Las perspectivas de alza en los precios han variado sustancialmente la estabilidad presente y futura del mercado cafetero y los expertos están haciendo cábalas sobre lo que pasará en lo que queda de la década.
Dentro de ese contexto, es definitiva la actitud de los Estados Unidos. Como se recordará en octubre pasado tuvo lugar en Londres la reunión de la Organización Internacional del Café OIC, la cual congregó a países productores y consumidores, con el fin de discutir sobre las cuotas de compra y venta de los países miembros y la franja de precios del grano. Pese a que en último término se llegó a un acuerdo, el consenso se obtuvo sin el apoyo de la delegación norteamericana, la cual protestó porque, en su opinión, no se sancionó a los países miembros que estaban incumpliendo los puntos básicos del Acuerdo. Concretamente, Estados Unidos se quejó de que las naciones consumidoras que no forman parte de la OIC resultaban beneficiadas al adquirir su café a un precio sustancialmente menor que el pagado por los países miembros del acuerdo. Los reparos por los representantes norteamericanos dejaron en vilo el futuro de la Organización, pues los observadores sostienen que si Estados Unidos se retira, la salida del primer comprador de café del mundo le dará el golpe de gracia a la OIC.
El tema, que alcanzó a ser olvidado con la llegada de la bonanza, fue puesto sobre el tapete de manera sorpresiva por Wallis. A pesar de que se anotó que es una posición personal, quedó en claro que dentro de la administración Reagan no existe una opinión en favor de recomendarle al Congreso norteamericano la suscripción del texto del acuerdo, con lo cual Estados Unidos no tendría otro camino diferente a abandonar la OIC.
En opinión de los expertos, semejante eventualidad no tendría ningún efecto sobre la situación actual del mercado cafetero. Debido a la subida en los precios, el pacto deja de operar este martes y por lo tanto las transacciones se realizarán sin las restricciones anteriores. Sin embargo, el gran interrogante tiene que ver con lo que pasará cuando la bonanza se acabe y llegue el período de la superproducción mundial del grano, tal como ha ocurrido en las oportunidades anteriores. Según los especialistas, la OIC ha sido especialmente efectiva en proteger a los países productores de bajas excesivas en el precio del café y le ha asegurado a los consumidores un abastecimiento regulado del producto.
Ese panorama puede cambiar radicalmente si la OIC deja de existir, o empieza a verse plagada de deserciones. La reciente experiencia en el mercado del petróleo indica que una depresión aguda en los precios es factible a la vuelta de pocos años y trae muy graves consecuencias sobre la estabilidad económica de los países productores.
Por ahora, todo depende de la actitud oficial de la administración Reagan. En repetidas ocasiones la Casa Blanca no ha dudado en atacar la existencia de convenios como el de la OIC y, siendo éste el único que sobrevive, hay un sector importante dentro del gobierno que se muestra partidario de darle el golpe de gracia. Adicionalmente a las consideraciones sobre las ineficiencias económicas que crea la presencia de una organización como la OIC, está también el punto de las implicaciones políticas. En particular, los norteamericanos se han molestado, porque tanto Cuba como Nicaragua se han beneficiado de la estabilidad de precios que ha asegurado el pacto y esperan multiplicar sus ingresos estimados, gracias a los nuevos precios. Es por esa razón que en Boca Ratón se habló de que la respuesta de los productores que desean asegurar la vida de la OIC, también tiene que ser política. El ex ministro Alfonso Palacio sugirió la creación de un bloque conjunto, ya que la postura norteamericana requiere "un fenómeno político de presión". No obstante, todo depende de las consultas diplomáticas de las próximas semanas. Según el canciller colombiano, Jorge Ramírez Ocampo, el secretario de Estado norteamericano, George Shultz comentó que su gobierno "no define su posición con un discurso" y dejó entreabierta la posibilidad de un apoyo oficial a la OIC. Por lo tanto, el suspenso seguirá hasta que la administración Reagan defina si termina con su vinculación al acuerdo cafetero con el conocido argumento de que está defendiendo las sabias reglas del mercado libre, o bien rompe con su filosofía y decide darle un año más de vida a la OIC.--