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CAMBIO DE PILOTO

Llega a la dirección de Avianca Edgar Lenis, uno de los tesos del Grupo Santo Domingo.

25 de julio de 1988

Desde que terminó la época de Juan Pablo Ortega, quien dirigió a Avianca durante 15 años, la empresa aérea no parecía haber encontrado su rumbo. Múltiples pugnas entre accionistas y frecuentes relevos en la presidencia comenzaron a dejar una sensación de inestabilidad en la cabina de mando de la compañía. Durante estos años el Grupo Santo Domingo debió enfrentarse, en diferentes etapas, a Jaime Michelsen , Fernando Mazuera y Carlos Ardila Lulle por el control de la aerolínea. Y en todos estos ires y venires, no fue raro que rodaran cabezas de presidentes. Sabas Pretelt Martínez, Ernesto Mendoza Lince, Alvaro Cala Hederich, Andrés Cornelissen y Hernán Rincón son algunos de los nombres que quedaron tendidos en el camino mientras el Grupo Santo Domingo se consolidaba en el control absoluto de la empresa, un proceso que culminó con la compra de las acciones del Grupo Ardila Lulle. En ese momento Santo Domingo, que tenía el 45%, le agregó a su paquete el 30% de Ardila, para quedar con un cómodo 75%.
En ese punto, ocurrieron dos hechos que permitían pronosticar el comienzo de la "destorcida" de una compañía que llevaba 10 años de decadencia. En primer lugar, la concentración de la capacidad de decisión en el Grupo Santo Domingo dejaba atrás las pujas de poder en el seno de la junta directiva. Y en segundo lugar, pero tal vez mucho más importante que el primero, se produjo la "upaquización" de las tarifas que, en forma sorprendente, fue concedida a la aerolínea por el gobierno de Betancur luego de que este gobierno, como sus antecesores, la negara durante varios años. Esa circunstancia terminó la espiral descendente de Avianca y la compañía, después de tener pérdidas acumuladas de $4.336 millones, pasó a ganar $550 millones en 1986 y $816 millones en 1987. Con esas cifras, era evidente que el camino de la recuperación estaba comenzando.
Precisamente esa, la época de las vacas gordas, fue la que le tocó a Orlando Cabrales Martínez. El ingeniero cartagenero, nombrado en 1986, parecía estar manejando la empresa con viento en popa, o al menos esa era la sensación que producían los buenos resultados de la misma. Pero la realidad es que ni el ambiente interno ni el sistema de administración de la compañía se acercaban al ideal. Todos esos años de incertidumbre le habían quitado a la presidencia de la empresa la necesaria autonomía en sus decisiones, lo que dio como resultado que la administración de la empresa se ejerciera desde fuera de sus oficinas. La gestión de Cabrales no fue ajena a esa situación, al punto que Avianca estaba siendo manejada en realidad por el presidente de Bavaria, Augusto López y por uno de los miembros de la junta directiva y amigo íntimo de Julio Mario Santo Domingo, Edgar Lenis Garrido.
Esta situación dejaba a Cabrales más en posición de intermediario de las grandes decisiones que de administrador de la empresa. Con el reciente episodio de las multas por transporte de cocaína en los aviones, la suspensión de los vuelos cargueros a Estados Unidos y el malestar que se creó en torno a todo ese asunto, no era necesario esperar demasiado para que rodara su cabeza.
Si la reacción fue excesiva, no es fácil de evaluar. Lo cierto es que las multas impuestas, que alcanzaban US$6.758.400, sumadas a impuestos cobrados por el Estado de Florida, por US$1.893.205, se acumularon con sanciones similares por incidentes anteriores, hasta llegar a la escalofriante suma de US$16.695.000, más intereses y arandelas. Si bien esas multas no son exigibles inmediatamente, y su ejecución está siendo objeto de procesos judiciales, a nadie escapa que, de hacerse efectivas, Avianca tendría que gastar muchos años de utilidades para cubrirlas.
En este panorama, se produjo el nombramiento de Edgar Lenis Garrido. Este ingeniero químico vallecaucano, caracterizado como un trabajador incansable y un hombre muy duro, lo primero que hizo fue afirmar que Avianca no pagará las multas, por la sencilla razón de que eso es absolutamente imposible. Pero lo que sí es totalmente seguro es que Lenis no será intermediario de nadie, y ni siquiera de Augusto López. Aunque el presidente de Bavaria está en un nivel jerárquico dentro del grupo superior al de Lenis, la verdad es que se afirma que en el organigrama personal de Santo Domingo este último ocupa un puesto más importante.Lenis ha sido su socio en negocios personales, de los cuales el más conocido es Pastas La Muñeca, de Cali. Por otra parte, tiene asiento en la junta directiva por virtud de,su paquete de acciones, y eso le da peso propio. Pero además, el empresario vallecaucano jugó papel clave en la salida de Carlos Cure de Bavaria así como en las negociaciones con la familia Kassim, desde el Banco Santander. Pero más que todo esto, se habla de la gran amistad que une a los dos hombres de negocios. Su cercanía pronostica un aumento de status de Avianca dentro del grupo, ya que en la práctica, se había convertido en una especie de filial de Bavaria.
En cualquier caso, se esperan nuevos vientos en la administración de la aerolínea, una empresa amenazada por los cuatro costados. Por lo pronto, después de la época costeña de Cure y Cornelissen y la paisa de Hernán Rincón, se avecina la era valluna en la aerolínea de Colombia.