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CARROS DE FUEGO

Sobrecupo e irresponsabilidad vuelven a causar una tragedia de tránsito en Bogotá

11 de noviembre de 1985

Cinco muertos quemados, 31 heridos, quince de ellos graves.
¿La temida erupción del Nevado del Ruiz? No. Otra buseta. Esta vez, una de la Rápido Pensilvania repleta de pasajeros, que estalló en llamas en la tarde del martes 8 de octubre en la calle 80 con 23, en Bogotá, cuando su chofer envenenaba el carburador con gasolina. Los viajeros que iban colgados de las puertas, como es lo habitual en las busetas, pudieron saltar y romper con piedras las ventanas para que salieran los que seguían en el vehiculo en llamas. Porque no sólo es habitual que las busetas lleven sobrecupo, sino que no tengan puerta de salida. Los propietarios explican: es que si la tuvieran, se perdería puesto para dos pasajeros más.
Si no fuera por el número de muertos, el accidente sería pura rutina, que la prensa ni siquiera se molestaría en registrar. Pero esta vez, sensibilizada por la tragedia, registró al día siguiente dos nuevos casos: buseta de la Unión Comercial de Transportadores volcada en la Avenida a Suba por ir "guerreando" con otra: ocho heridos. Y buseta de la Nueva Transportadora incendiada en la Carrera Décima, esta vez sin víctimas.
Sensibilizadas por la tragedia, las autoridades de tránsito anunciaron de inmediato "mano dura" para con los choferes y dueños de busetas, que no cumplen las normas de circulación y los reglamentos de seguridad: prohibición del sobrecupo, obligación de que haya puertas, prohibición de echar gasolina con los pasajeros dentro. Sensibilizado por la tragedia, el Procurador regional de Bogotá, ordenó abrir las investigaciones pertinentes contra los directores del DATT y el Intra, que no hacen cumplir tales normas. Sensibilizados en fin, por la tragedia, los dueños de busetas prometieron-respetar las normas si les aumentan las tarifas. Varios de ellos, consultados, dijeron que las normas podrían empezarse a cumplir, y con ello disminuirían las tragedias si el pasaje de buseta subiera a 25 ó 30 pesos: al doble. Ya lo había previsto el alcalde, Hisnardo Ardila, sensibilizado por la tragedia, pero morigerado por la resignación propia de su cargo: cuando se les ordene cumplir con los requisitos que exige la ley, muy probablemente los empresarios pedirán aumento de tarifas.
El presidente de la Asociación de Choferes no Matones, José Vicente Peña, reveló por su parte que desde noviembre del año pasado su asociación le había escrito al Alcalde haciendole ver la necesidad de que, puesto que las busetas llevan sobrecupo, tengan puerta trasera. "El Alcalde ni siquiera se dignó contestar nuestra misiva", dice Peña. Y afirma que si el DATT no actúa, es entre otras cosas porque el Alcalde lo usa como "bolsa de empleo" al servicio de los concejales, "varios de los cuales son a su vez dueños de gran número de buses y busetas".
Hasta el próximo incendio de busetas, pues. Que vendrá, sin duda mucho antes que la anunciada erupción del Nevado del Ruiz. --