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CHIVOR: CUANDO EL RIO SUENA...

Recién inaugurada, la segunda parte de Chivor II se paraliza temporalmente creando un déficit de energía y un problema social en la zona de Boyacá

27 de septiembre de 1982

La noticia estremeció las redacciones de los periódicos el lunes 15 de agosto. La mitad de Chivor, el complejo hidroeléctrico más grande del país, había sido finalmente paralizada, luego de una serie de derrumbes y filtraciones que no estaban en la cuenta de los ingenieros de ISA.
La paralización temporal de Chivor II, cinco meses después de su inauguración, significa para el país la pérdida de la octava parte de la energía que consume constantemente.
Para dar una idea de la cantidad de energía que se utiliza diariamente en el país, habría que decir que, durante las horas de mayor demanda, una ciudad como Bogotá necesita casi 600 mil kilovatios, es decir, la energía que consumirían 64 millones de bombillos encendidos al mismo tiempo.
Los técnicos de ISA que están al frente de Chivor 11 han dicho que no debe existir relación directa entre las filtraciones y posibles fallas dentro del túnel que conduce las aguas desde la represa a las máquinas, a través de una montaña de roca viva. Sin embargo, prudentemente, cerraron las compuertas, vaciaron el túnel y detuvieron las máquinas para efectuar una minuciosa revisión que tardará aproximadamente una semana. Los ingenieros creen que el problema de filtraciones y derrumbes se origina en caudales subterráneos de aguas naturales, independientes de la hidroeléctrica, cuyo curso está cercano al túnel de conducción.
Si no se encuentra ninguna falla grave dentro del túnel, es posible que la paralización de Chivor II dure apenas un mes. Durante ese tiempo, ISA invertirá el dinero que dejó de gastar; el túnel será cuidadosamente revestido, bien en acero o en cemento blindado, según determine la junta de ingenieros que investiga el caso.
"PAREN LAS MAQUINAS"
Cinco días antes, el domingo 14, el ingeniero jefe de Chivor II, Rodrigo Viteri, transmitió la orden de apagar los generadores a sus inmediatos colaboradores, Hernán Romero y Héctor Hernández, luego de reunirse con Germán Jaramillo Olano, gerente de ISA y la plana mayor de la empresa.
Pero ello no era tan grave como privar al país de los 500 megavatios que cada hora generaba Chivor II. En otras palabras: la demanda eléctrica del país creció tanto durante los últimos años, que los proyectos hidroeléctricos apenas alcanzan a cubrirla. Ello se vio claramente durante la época del racionamiento, cuando el agotado río Bogotá no pudo generar toda la energía necesaria, y la segunda etapa de Chivor, esta misma que ahora está detenida, se retrasó.
Con la entrega plena de los mil megavatios (un millón de Kw) que dan Chivor I y II, se solucionó el déficit por lo menos hasta un futuro próximo, y aun se empezó a exportar energía a Venezuela. La integración eléctrica nacional se había terminado, a través de las líneas de alta tensión que unen la Costa con el interior, pasando por Cerromatoso. Y un completo plan de suministro de energía con un 75% de hidroeléctricas y un 25% de termoeléctricas, se puso en marcha para los próximos veinte años. La demanda nacional que, en una "hora pico" asciende a los 3.800 megavatios, quedaba cubierta "ras con ras" y sobraba algo para exportar.
Pero la paralización parcial de Chivor, proyecto planeado desde 1954, iniciado en 1970 e inaugurado en 1977 y 1982 a un costo de casi 500 millones de dólares, representaba el regreso al racionamiento.
Los ingenieros de ISA llegaron a dos soluciones:
a.Poner en funcionamiento como solución provisional las unidades de otras termo e hidroeléctricas que habitualmente se encuentran fuera de servicio por mantenimiento como Termozipa, Guatapé, Guadalupe, el Colegio y Chinú, que están trabajando ya al máximo de su capacidad. Ello representa una carga extra de 369 megavatios para el país, casi un 74% de lo que Chivor dejó de generar.
b.Incrementar la energía que está generando la termoeléctrica de Chinú, cuya cuarta unidad se encuentra fuera de servicio por falta de combustible.
Para tal efecto, se adelantará la unión de los gasoductos Barranquilla Cartagena y Jobo Tablón. El empalme tiene un costo de dos millones de dólares y la electricidad extra que se consiga estará entrando a la red nacional en aproximadamente cuarenta días. Esta solución será permanente, para que sirva como "colchón" eléctrico cada vez que algo falle en el grande, pero delicado sistema eléctrico nacional.
A la crisis de Chivor se sumó, igualmente, una fuerte baja en el nivel de la presa de Anchicayá, en el Cauca que está causando dificultades para satisfacer la demanda a la Corporación del Valle. Se contempló la posibilidad de incorporar parte de la energía extra generada con motivo de la emergencia, a la red del sur del país.
Con ingentes sumas de dinero, derroche de talento y brillantes planes técnicos se han creado seis grandes centros de generación hidroeléctrica y se están terminando otros ocho térmicos. El sistema, sin embargo, apenas es suficiente para la demanda del país.
Sin un margen de producción que le permita afrontar una emergencia como ésta sin forzar todo el sistema al máximo y trabajando contra reloj ante una demanda cada vez mayor, el país espera ahora, ansiosamente, la incorporación de Betania, hidroeléctrica huilense que generará 500 megavatios en 1986, después de haberse bebido sin respirar todo lo que le dio Chivor -