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Se estima que este año por El Dorado pasarán 18 millones de pasajeros.

AVIACIÓN

Cielos abiertos

Colombia acaba de firmar la liberalización aérea con Estados Unidos, lo cual va a disparar el tráfico. ¿Cómo aguantará El Dorado si está al borde del colapso?

13 de noviembre de 2010

El crecimiento en el número de operaciones está llevando a la principal terminal aérea del país, el aeropuerto El Dorado, al borde del colapso. Las cifras son contundentes. Las estimaciones originales sobre las que se planearon la remodelación y modernización de El Dorado proyectaban que en 2009 habría nueve millones de pasajeros pasando por Bogotá. Sin embargo, a finales del año pasado la cifra ya iba en 14 millones de usuarios: cinco millones de viajeros más.

Lo grave es que la tendencia es creciente y este año se impondrá un nuevo récord: 18 millones de personas se movilizarán por la terminal capitalina, un aumento del 28 por ciento respecto de 2009. Muy pocos sectores económicos en Colombia están creciendo hoy como la aviación. Y esto, que es una excelente noticia para la industria aeronáutica, es al mismo tiempo un motivo de preocupación por las dudas que surgen sobre la capacidad de El Dorado para atender semejante demanda.

El panorama es preocupante. Las compañías han hecho manifestaciones en este sentido, como la del presidente de Avianca-Taca, Fabio Villegas, quien reconoció que la infraestructura aeronáutica nacional no es suficiente para el creciente mercado.

Los problemas han quedado en evidencia. Hace varios días, una falla técnica a la hora de cambiar un alternador apagó todos los sistemas del aeropuerto, lo que generó caos en la operación. La semana pasada ocurrió un accidente con un transformador, lo que mantuvo el aeropuerto cerrado entre las 8:30 y las 12 de la noche.

A esto hay que agregar factores climáticos que afectan la operación. El cambio en los vientos o una simple demora de una aerolínea pueden convertir en caos el movimiento diario.

Expertos en el tema aeronáutico afirman que la terminal tiene peligrosas vulnerabilidades. La mezcla de "explosión demográfica" en el aeropuerto, aumento en las operaciones y eventuales fallas es un coctel letal. Entre enero y septiembre, el promedio de vuelos afectados en todo el país por demoras meteorológicas o atribuibles a las aerolíneas va en 29 por ciento del total de vuelos. Esto es 52.481 operaciones, más que todos los retrasos ocurridos en 2009. Bogotá es responsable de una buena parte, pues tiene casi el 50 por ciento de todo el tráfico aéreo nacional.

Para acabar de completar el cuadro, los tiempos de tránsito por inmigración para los viajeros del exterior han llegado a ser muy altos: una hora y media en promedio.

Paradójicamente, mientras la principal terminal aérea del país muestra grandes deficiencias, Colombia va camino a convertirse en uno de los puntos claves del negocio aeronáutico en la región.

La Aeronáutica Civil acaba de firmar con Estados Unidos un acuerdo de cielos abiertos que entrará en operación desde diciembre de 2012. Eso significa que, a partir de ese momento, habrá liberalización absoluta de rutas entre ambos países: más destinos, más frecuencias, más aeronaves, tarifas reducidas y, en consecuencia, muchas más personas subiéndose a los aviones.

Por eso vale la pena preguntarse qué es lo que van a hacer las autoridades para enfrentar el inminente embotellamiento en la operación.

Lo primero es que es necesario tomar medidas urgentes, pues la solución definitiva, que es la nueva terminal, se demora todavía. Solo en 2012 entrará en funcionamiento el nuevo edificio internacional y en 2014 será inaugurada la terminal nacional, cuyo futuro se decidirá el próximo primero de diciembre.

El director de la Aerocivil, Santiago Castro, reconoce que esa es una situación crítica, pero afirma que no "estamos cruzados de brazos". Ya están trabajando junto con el DAS, la Dian y la Policía para mejorar la operación dentro del aeropuerto. Según Castro, hoy ya se ha logrado reducir el promedio de demora en inmigración a 45 minutos.

La Aerocivil y las otras autoridades deben estar muy atentas para impedir que el caos sea mayúsculo en la temporada de fin de año que se avecina, cuando se dispara el tráfico. Aunque es claro que cualquier medida que se adopte podría quedar corta en poco tiempo si el mercado sigue creciendo al 30 por ciento anual. Y lo más probable es que así será. La llegada de Lan Chile al país, la alianza de Avianca y Taca y la transformación de AeroRepública en Copa seguramente moverán mucho más este mercado.

La verdad es que Bogotá debe meter el acelerador a las obras de El Dorado. Sin embargo, todas las cifras indican que es hora de ir pensando en soluciones más radicales, como nuevas pistas o un aeropuerto alternativo. Ese es un vuelo que el país no puede perder.