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¿Cómo invertir su dinero en 2001?

El año pasado les fue bien a los que compraron dólares y le apostaron a la renta fija. ¿Qué se puede esperar para el que viene?

26 de febrero de 2001

El 2000 fue un año que contradijo muchas predicciones. Acertaron —en general— los que le apostaron al dólar a pesar de las advertencias de quienes decían hace un año que la divisa no podía subir más. En cambio los que veían en las acciones colombianas una gran oportunidad hicieron un pésimo negocio.

La peor parte la llevaron quienes adquirieron acciones de las empresas de la nueva economía en Estados Unidos. Las ‘compañías del futuro’ estaban navegando en una ola especulativa que alcanzó su máximo nivel en abril pasado y se vino en picada en los meses siguientes. El inversionista arriesgado que hubiera invertido 100 millones de pesos en acciones del Nasdaq en enero pasado habría perdido 26 millones al final del año —con todo y la ayuda de la devaluación—. En cambio alguien más conservador que hubiera invertido la misma suma en CDT en Colombia se habría ganado casi 13 millones.

Les fue mucho mejor a los que le apostaron a la renta fija —sobre todo en Estados Unidos, aunque también en Colombia—. Las acciones en el exterior perdieron terreno. Y las bolsas de valores nacionales se desplomaron otra vez a pesar de que hace un año muchos decían que era imposible que cayeran aún más. Por su parte, la finca raíz en Colombia se mantuvo estable: no aumentó de precio pero por lo menos paró de caer.

Este año 2001 comienza con dos grandes nubarrones en el horizonte. En el mundo entero los mercados tiemblan ante la posibilidad de que la economía estadounidense se desplome. Y en Colombia persiste una gran incertidumbre por lo que vaya a pasar, no ya con la economía, que anda mejor, sino con el país. La guerra y la paz de un momento a otro se convirtieron en variables ineludibles a la hora de analizar las perspectivas de inversión en el país.

Por eso los colombianos deberán extraer de la agitada experiencia de 2000 unas lecciones que les permitan lidiar con los sobresaltos que se avecinan. En resumen, se trata de aprender a invertir en tiempos de gran volatilidad. En los últimos meses ha sido evidente cómo las malas noticias sobre la guerrilla o las privatizaciones generan grandes especulaciones en el mercado cambiario. La semana pasada, por ejemplo, la incertidumbre sobre la prolongación de la zona de despeje hizo saltar el dólar.

Ante la incertidumbre la opción más obvia para muchos es invertir en otras monedas. Incluso si se tiene en cuenta que durante los últimos años las inversiones en Colombia —medidas en dólares— perdieron mucho por la devaluación, y en cambio los que invirtieron en el exterior ganaron mucho. Pero este año podría ser distinto. De un lado porque, salvo una ruptura del proceso de paz, el dólar no parece tener razones para subir mucho más. Y de otro, porque en Estados Unidos se acabó la fiesta. Ya muchos han aprendido que allá también se pierde plata.

Es muy probable que la especulación y la volatilidad continúen. En esas condiciones los inversionistas más conservadores harán bien en preferir opciones menos rentables pero seguras. Los más sofisticados tratarán de pescar en río revuelto. Y para quienes estén pensando en largo plazo encontrarán magníficas opciones.

SEMANA analiza las diferentes opciones que ofrece el mercado —tanto nacional como internacional— para que cada quien decida según la rentabilidad que espera y el riesgo que quiera correr. Sin pretender sustituir a un asesor financiero, la intención consiste en mostrar cuál es el mejor camino de inversión para poner a producir esos ahorritos. El lector encontrará una carta de navegación de los diferentes instrumentos de inversión, así como sus predicciones para este año, según los consejos provenientes de las diferentes visiones de expertos y analistas, consultados por esta revista.