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Con la bendición del Fondo

El último informe del FMI sobre Colombia es un claro respaldo a su política económica.

12 de marzo de 1990

Definitivamente, el mundo da muchas vueltas. Hasta hace apenas dos años los informes del Fondo Monetario Internacional no dejaban dormir a las autoridades económicas del país. De lo que dijera el FMI dependía en buena medida el rumbo que debería tomar la política económica.
Hoy la entidad que desvela al equipo económico es el Banco Mundial. Convertido en el único prestamista que le puede suministrar recursos nuevos (aparte de la dura banca comercial), el Banco es ahora el que pone al país contra la pared.
El Fondo, en cambio, al menos en el caso de Colombia, ha vuelto a su papel tradicional: evaluar periódicamente la economía y sugerir acciones tendientes a evitar nuevos desajustes macroeconómicos. Eso, sin olvidar que sus conceptos le siguen sirviendo a la banca comercial cuando tiene que decidir si le presta dinero al país.
Quizás por eso, el más reciente informe del FMI es especialmente satisfactorio para Colombia. En el documento de 35 páginas, obtenido en forma exclusiva por SEMANA, los técnicos de la entidad sostienen que "las autoridades colombianas han seguido politicas macroeconómicas y de administración de la deuda prudentes durante los años pasados". Se reconoce, además, que el país ha logrado tasas de crecimiento relativamente altas y las recomendaciones de política que se hacen son muy diferentes a las que fueron tradicionales en otras épocas.
No obstante, lo anterior, los técnicos del Fondo insisten en puntos como la reducción del déficit fiscal, el manejo estricto de la política monetaria, el control del tipo de cambio real y la liberación de la política comercial. Todo ello destinado a lograr, en su opinión, un mejor clima para la inversión, tanto nacional como extranjera.
Buena parte del informe está destinado a resaltar el éxito de la política oficial en materia fiscal y de endeudamiento externo Con respecto a la primera, el Fondo sostiene que "las autoridades conseguirán su objetivo de reducir el déficit global del sector público no financiero al 2.4% del Producto Interno Bruto". El alcance de esta meta tiene que ver con los recortes que se han hecho en el gasto público, una vez se tuvieron en cuenta los efectos fiscales de los menores ingresos en el sector cafetero.
En relación con el endeudamiento externo, la Junta de Directores del FMI respaldó, en un documento complementario, la negociación del crédito Challenger y manifestó su total acuerdo "con la intención de las autoridades de buscar una refinanciación de los vencimientos con la banca comercial en 1991 y 1992, y con el programa de mediano plazo con los organismos multilaterales". El informe, por su parte, enfatiza en que Colombia tiene una sólida posición externa, basada tanto en su nivel de reservas internacionales, como en el incremento de sus ingresos externos.
"El fuerte crecimiento de las exportaciones de petróleo, carbón y productos no tradicionales, más que compensaría la caída en las exportaciones del café", dice el Fondo Monetario.
Ese punto es fundamental, pues significa que Colombia contará nuevamente con el apoyo del FMI en las negociaciones que tiene que realizar este año con la banca comercial. Es más, en su evaluación del informe de visita, algunos directores lamentaron la demora experimentada por el país en sus operaciones de refinanciación con los bancos en ocasiones pasadas, lo cual quiere decir que este año podrían presionar porque se llegue a un acuerdo en forma más ágil que en las oportunidades anteriores.
Según la entidad multilateral "el programa de las autoridades para 1990 mantiene las mismas políticas básicas de los años anteriores y está dirigido a reducir aún más la inflación y a obtener un equilibrio general de la balanza de pagos" (ver recuadro). Dentro de esa línea de pensamiento se ubican medidas como la reducción del precio interno real del café, el aumento en los precios de la gasolina y la política salarial para los empleados del sector público.
Una atención especial merece la competitividad externa del país. Según el Fondo, la caída en los precios del café implica que hay que revisar cuidadosamente la política de devaluación. En último término, se sugiere que la depreciación del peso frente al dólar debe seguir aumentando para estimular el crecimiento de las exportaciones no tradicionales.
Dentro de las medidas que se sugieren, se encuentra "la posibilidad de medidas fiscales adicionales". En particular, se hace referencia a las tarifas del sector público, al igual que al precio de la gasolina. También se recomienda la austeridad en ciertas operaciones de empresas del sector público.
Como todas las entidades internacionales, el Fondo Monetario insiste en que Colombia, a pesar de las reformas que le ha hecho a su política comercial, necesita abrir más su economía.
Vale la pena enfatizar que, a diferencia de lo sucedido en otras oportunidades, como ocurrió durante la administración Betancur, las opiniones del Fondo se interpretan en este caso más como consejos que como imposiciones. Lo que sí se parece mucho es que ahora, al igual que en el pasado, la política económica colombiana se ajusta a la ortodoxia que pregonar los organismos internacionales.
SIGUE LA ORTODOXIA
Ortodoxa a morir, pero efectiva. Así ha sido la política económica de Colombia en los últimos cinco años. Y lo será en el próximo quinquenio, de cumplirse las metas registradas en el último informe del Fondo Monetario Internacional.
Para 1990 las autoridades proyectaban un crecimiento económico del 3.5%. Los acontecimientos recientes, sin embargo, han obligado a revisar dicha meta y hoy se habla de un crecimiento no inferior al 3%. Para el período 1991-1994, el objetivo es lograr una tasa anual promedio del 4%.
En materia fiscal, la meta del gobierno para 1990 es lograr un déficit consolidado del sector público del orden del 2.6% (comparado con el 2.4% de 1989). Para los años siguientes la intención es incrementar el ahorro público y reducir aún más el déficit fiscal.
En relación con el sector externo, el informe del Fondo dice que en 1990 se sentirá plenamente el impacto de la caída en los precios del café y de la lucha contra la droga sobre la cuenta corriente, que arrojará un déficit cercano al 2.3% del PIB. "Sin embargo, el incremento previsto en los flujos de capital permitirá equilibrar la balanza de pagos. Y asumiendo que el crecimiento de las importaciones seguirá siendo modesto, las reservas internacionales brutas bajarán a un nivel del orden de 8.9 meses de importaciones de bienes".
Hacia adelante, de acuerdo con el informe, el fuerte crecimiento de las exportaciones de petróleo, carbón y otros productos no tradicionales compensará el debilitamiento en los ingresos por exportaciones de café, resultante del estancamiento virtual en los precios reales del grano. Ello permitirá, además, reducir el déficit en cuenta corriente de 2.3% del producto en 1990 a menos del 1% del PIB en 1994. Los ingresos de capital, en cambio, declinarán gradualmente de cerca de 960 millones de dólares en 1990 a un promedio de 630 millones por año entre 1991 y 1994.
Bajo tal escenario, las reservas internacionales tendrán un incremento acumulado de 300 millones de dólares entre los años anotados. En términos relativos, sin embargo, las mismas bajarán de 8.9 meses de importaciones en 1990 a cerca de 7.6 meses en 1994.
Ahora bien, según el Fondo Monetario, las autoridades tendrán que permanecer alerta en el manejo del sector externo, pues la variación acumulada en las reservas internacionales durante los cinco años podría llegar a ser de 900 millones de dólares, con un cambio de 10 centavos en el precio de la libra de café; de 400 millones por cada dólar que suba o baje el precio del barril de petróleo, y de 450 millones por cada punto porcentual de cambio en las tasas de interés.
Sobre la base del escenario descrito, la deuda externa de Colombia deberá seguir siendo manejable en el mediano plazo, de acuerdo con el informe. "Después de alcanzar el pico de 47% del PIB en 1987, se calcula que la deuda externa declinará de 45% del PIB en 1989 a cerca del 36% en 1994. La tasa del servicio de la deuda, que llegó al pico de 53% de las exportaciones de bienes y servicios no financieros en 1989, bajará a 36% en 1994".