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CON EL BOMBILLO FUNDIDO

Colombia logra por primera vez estadísticas consolidadas sobre patentes de inventos, pero en materia de ingenio estamos en pañales.

18 de julio de 1994

PARA NADIE ES UN SECREto que uno de los principales factores que determinan el éxito comercial de cualquier empresa, o incluso de una nación, lo constituye el grado de información tecnológica que posea. Eso corrobora una vez más que quien tiene la información, tiene el poder. Por ello los empresarios consultan a diario revistas especializadas, conferencias, seminarios, profesionales expertos, y acuden en ciertas ocasiones hasta al espionaje para mantenerse al día sobre los avances industriales..

Lo que pocos saben es que existe un mecanismo, que es subutilizado en Colombia, para conseguir un perfecto conocimiento tecnológico. La mina de oro se encuentra contenida en la información que reposa en los expedientes de solicitudes de patentes de invención, que en el caso nacional se encuentran en la Superintendencia de Industria y Comercio, y en otras naciones del mundo en los organismos especializados en el tema. Allí reposa el 95 por ciento de la tecnología de punta del orbe.

Pero lo cierto es que Colombia está en pañales en materia de ingenio inventivo. Aunque La Superintendencia de Industria y Comercio acaba de dar un gran paso al consolidar por primera vez las estadísticas sobre las nuevas creaciones, las mismas cifras revelan que el país está a años luz de tener un sistema serio de investigación y desarrollo tecnológico. Hasta el momento se han reconocido en Colombia 25.000 patentes de invención y las nuevas solicitudes avanzan a paso de tortuga (ver cuadros). Los largos años en que la economía del país estuvo sometida a un sistema proteccionista y a la falta de dinero arruinaron la posibilidad de progreso en este campo. Eso incluso hizo crecer a la piratería como la salida para no quedarse atrás del resto del mundo.

La Superintendencia de Industria y Comercio logró, además de modernizar sus datos, reducir a dos años el trámite -que venía dándose en cinco- a una solicitud de patente. El nivel de eficiencia será entonces uno de los mejores del mundo, pues la Oficina Europea de Patentes, una de las más modernas, demora hasta cuatro años en ese proceso. Una patente es un título que reconoce el uso y explotación exclusiva de su invención por un período que actualmente es de 10 años. Claro está que no toda creación puede obtener ese beneficio. La ley exige que para que pueda otorgarse el reconocimiento la invención sea novedosa (que no se conozca por ningún medio) y que sea susceptible de aplicación industrial.

Los datos contenidos en las solicitudes de patentes poseen el acervo más rico de información tecnológica que existe actualmente en el mundo. La concesión implica, para su beneficiario, como todo derecho, una contraprestación consistente en la divulgación de su invención, la cual, una vez publicada, queda a disposición del público, bien para fines de investigación o para adquirirla a través de los mecanismos legales establecidos. Una vez vencido el término de la patente, la invención pasa al dominio público y, en consecuencia, puede ser objeto de toda dase de utilización comercial.

Hasta el momento existen algunos obstáculos de orden práctico que han impedido el uso generalizado de ese recurso, como el desconocimiento por parte de empresarios e industriales de este tipo de información o la carencia de un sistema organizado de consulta. Pero ese es el otro paso que están implementando las autoridades nacionales en el tema.-