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CORREDORES DISOCIADOS?

Los socios de la firma más importante y tradicional de la bolsa decidieron partir cobijas y repartirse entre ellos la propiedad de las empresas que tenían.

23 de diciembre de 1996

El jueves pasado, mientras la Bolsa de Bogotá vibraba con el remate del 80 por ciento de las acciones del Banco Popular, toda la atención estaba centrada en lo que haría Luis Carlos Sarmiento Angulo, su comprador. Sin embargo, sólo los expertos sabían que detrás de la operación estaba la firma comisionista que ha manejado tres de los negocios más importantes que se han hecho este año en Colombia: la venta de Cementos Samper a Cemex, la compra de buena parte del Banco Ganadero por parte del Banco Bilbao Vizcaya de España y ahora la negociación del Popular. Se trata de Corredores Asociados.Y si pocos sabían de sus oficios en las negociaciones del Popular, eran menos aún los que tenían noticia de que se trataba de una firma sobre la cual, por los mismos días, corrían todo tipo de rumores según los cuales la compañía había hecho la reestructuración más importante de toda su historia. Y en realidad, aunque muchos se equivocaron en la forma de contar lo que pasó, todos tenían razón en una cosa: tanto en la propiedad de la comisionista, como de la fiduciaria Fiducor y de la firma especializada en banca de inversión, Invercor, sí soplaban vientos de cambio.
Pero, en medio de los rumores, ¿qué era en realidad lo que ocurría? Simplemente que después de varias reuniones entre los socios, todos llegaron a la conclusión de que lo mejor era separar las distintas empresas, redistribuyendo la propiedad de las mismas. Así las cosas, la comisionista de bolsa y la fiduciaria Fiducor quedaron en manos de las familias Vallejo, Botero, Durán y Agudelo. A su vez, de la firma de banca de inversión Invercor quedó encargada la familia Soto. Por su parte, Carlos Escobar y Gonzalo Saldarriaga se retiraron, por cuanto consideraron que ya habían cumplido su ciclo en el sector, aunque continúan como accionistas del holding original que es Inverco. "Lo que hicimos fue cambiar la estructura de propiedad de las compañías aunque al final hubo poco dinero en efectivo envuelto porque lo que cambiamos fue acciones y activos, básicamente representados en propiedades de finca raíz", dijo el presidente de Corredores Asociados, Mauricio Botero. En su concepto, eso era algo que se veía venir, y que simplemente ocurrió porque "con el paso del tiempo, cada uno de los socios fue cogiendo áreas de especialización". No es raro que la división haya llamado la atención de quienes están metidos en el tejemaneje de la bolsa de valores. Después de todo, Corredores Asociados no es sólo la comisionista más grande del país sino una de las de mayor tradición. De hecho, la firma nació en 1976 luego de la fusión de cuatro de las cinco comisionistas más grandes de la época. Se trataba de Alonso Botero Marulanda y Cía., Escobar Barco Saldarriaga y Cía., Quiñónez Sáiz Silva y Cía. y Jorge Vallejo y Cía. Es decir, cuatro de las familias que hoy son dueñas de Corredores. Sólo faltaba una, Eduardo Soto Ferrero y Cía, que se vinculó en 1979.
Era la crema y nata de la época en materia de manejo bursátil, que contaba con la tradición de empresas cuyos fundadores habían sido personas como Alonso Botero y Jorge Vallejo, que prácticamente habían crecido con la Bolsa de Bogotá, pues entraron en 1932, apenas tres años después de su fundación.
Así, era de esperarse que tuvieran buenos resultados. Y de hecho, en buena parte de la década de los 80 hicieron la mitad de las transacciones en acciones que tuvieron lugar en el país y cerca del 25 por ciento de todas las operaciones que se llevaron a cabo en el mercado público de valores. Hoy, aunque siguen siendo líderes, la mayor competencia y la entrada de nuevas firmas ha hecho que ese porcentaje haya bajado, aunque desde hace más de tres años se ha mantenido estable en cerca del 10 por ciento.
En un comienzo Corredores Asociados sólo era una firma comisionista. Sin embargo, casi en forma simultánea a su creación la entidad constituyó la compañía de finca raíz Casa, que fue vendida hace tres meses. Ese fue un preámbulo de la verdadera diversificación de la empresa, que arrancó en 1985 cuando se creó Fiducor. Luego siguió la participación de Corredores en la compañía de corredores de seguros Gilseguros _que con la reorganización queda en el grupo de la comisionista y Fiducor_. El paso siguiente en el camino de la diversificación fue la creación de Invercor _que pasó a ser de la familia Soto_ y la participación en la inmobiliaria Selecta, que quedó en manos de las familias Escobar, Soto y Saldarriaga.

Tiempos difíciles
Después de tantos años de historia y de épocas de vacas gordas, la situación de la firma comisionista, que le dio inicio a todo el holding, comenzó a cambiar en 1995, como ocurrió con todas las compañías del sector. De hecho, las utilidades de la entidad disminuyeron el año pasado en 64 por ciento con respecto a las de 1994, al sumar 149 millones de pesos. Y los ingresos operacionales _que son en su mayoría comisiones_ sólo aumentaron 4,0 por ciento.
La situación no mejoró este año, pues sólo en los seis primeros meses las pérdidas de Corredores fueron de 478 millones de pesos. Sin embargo, eso no resulta raro en un sector en el que de 59 comisionistas analizadas por la Superintendencia de Valores 28 arrojaron pérdidas por 3.429 millones de pesos en el mismo período, con lo que absorbieron las ganancias de las otras, que sumaron 2.577 millones de pesos. La situación más difícil la vivieron, sin duda, las firmas caleñas, pues de 11 analizadas ocho tuvieron pérdidas. En Bogotá, por su parte, fueron 13 de 28 las que arrojaron resultados negativos, y en Medellín ocho de 20.
De acuerdo con la Supervalores, buena parte de esas pérdidas se explican por la desaceleración de los ingresos operacionales, así como por el impacto de los ajustes por inflación. La consecuencia es que ese desempeño llevó a las comisionistas a mostrar en los primeros seis meses del año indicadores de rentabilidad negativos. De hecho, la rentabilidad patrimonial pasó del 2,6 por ciento en junio del año pasado a 0,7 por ciento negativo en igual período de 1996.
Por el oscuro panorama de las comisionistas, muchos de los rumores en torno de la reorganización de las firmas del grupo Corredores planteaban que la explicación del cambio era simplemente una: que los socios estaban buscando una fórmula para salir de la crisis.
Al respecto, los socios de la firma consultados por SEMANA negaron dicha posición afirmando que los negocios que han hecho este año, particularmente en este semestre, demuestran lo sólidos que están. Según Mauricio Botero, "no es cierto que nosotros estemos en crisis. A octubre ya lleavamos utilidades por 70 millones de pesos. Este cambio siempre lo tuvimos en mente. Lo que pasa es que si las cosas están duras para el sector, lo mejor es hacer ya la reorganización".
Y la verdad es que, a pesar de que son varios los trámites que exigen la Supervalores y las Bolsas para aprobar la reorganización, en términos operativos no serán muchos los cambios, pues los negocios y el tratamiento a los clientes seguirán siendo los mismos. Y en cuanto a los socios originales, todos mantendrán su vinculación en la sociedad Inverco, de manera que la separación del negocio no será radical.
Así las cosas, lo que todos esperan es que, aun cuando la reorganización no haya sido concebida como una fórmula para acabar con las vacas flacas, sí sirva para darle aire a la compañía. Al fin y al cabo no es despreciable que Corredores Asociados haya tenido que salir de más de 40 personas este año y que esté en plan de cerrar algunas de sus oficinas fuera de Bogotá.
Pero aun así, lo cierto es que son pocas las comisionistas que pueden contar que tienen cerca de 20.000 clientes, la mayoría de ellos personas naturales, con lo que nadie pone en duda su fama en el país. Eso sin contar lo que tienen en negocios como el de fiducia y banca de inversión. En este campo son varias las privatizaciones que ha adelantado Invercor asociada con firmas extranjeras como Baring Brothers, Chemical Bank, Morgan Grenfell, Salomon Brothers, Kleinwort Benson y S.G. Warburg.
De esta manera, es comprensible que a pesar de que muchos no supieron el jueves quién estaba detrás del negocio del Popular, sí hubo algunos que comentaron, casi simultáneamente con el martillo, lo que estaba pasando con esa firma de comisionistas de la que prácticamente todos los colombianos han oído hablar. Y también es entendible que, para muchos, el verso que parecían recitar los socios de Corredores fuera aquel que dice "nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos".