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El presidente francés, François Hollande, dijo que la situación es grave y ha propuesto cuatro grandes medidas para enfrentarse a la crisis que padece el continente europeo. | Foto: AP

EUROPA

Crisis en el corazón europeo

Que Francia esté en recesión y Alemania solo haya crecido un 0,1 por ciento en el primer trimestre es una muy mala señal para la economía europea. Mientras tanto, las cosas mejoran en Asia, donde Japón confirmó haber tomado la senda del crecimiento.

18 de mayo de 2013

La semana pasada se conocieron cifras muy desalentadoras para el Viejo Continente, que no logra salir de la crisis económica en la que se encuentra. Francia, la segunda economía de la zona euro, entró oficialmente en recesión al registrar un trimestre más de caída de su Producto Interno Bruto (PIB). 

Su economía se contrajo un 0,2 por ciento entre enero y marzo, con lo que se completó dos trimestres consecutivos de caída. Mientras tanto Alemania, la llamada locomotora de la Unión Europea, se escapó por un reducido margen de que su economía también cayera en ese mismo fenómeno. En el primer trimestre de 2013 creció un 0,1 tras registrar una contracción del 0,7 por ciento en el último trimestre de 2012.

De esta manera, la crisis ha tocado el corazón de Europa y según el economista jefe del Fondo Monetario Internacional (FMI), Olivier Blanchard, esto lleva a preguntarse por la capacidad del centro de la Eurozona para ayudar a la periferia si lo necesita y cuando lo necesite. Que el llamado núcleo duro esté afectado por la debilidad, puede exacerbar la crisis en el resto del continente.

Según datos publicados por la oficina de estadística Eurostat, el bloque de la moneda única lleva 18 meses en recesión, el periodo más prolongado desde 1995. La economía española, la cuarta de la unión monetaria, se contrajo un 0,5 por ciento en el primer trimestre de 2013 y está en recesión desde finales de 2011. Por fuera del bloque monetario las cosas no están mejor. El Reino Unido también evitó que su economía cayera en una tercera recesión y en el primer trimestre del año creció solo un 0,3 por ciento.

Las cosas se siguen complicando en Europa y esto mantiene vivo el debate entre los que defienden la austeridad como único instrumento para salir de la crisis y los que en lugar de aplicar recortes, piden mayor laxitud en los presupuestos.

Para la Comisión Europea es necesario poner en marcha medidas para fortalecer el crecimiento y el empleo en el corto y mediano plazos.  El presidente francés, François Hollande, anunció una iniciativa para sacar a Europa del “letargo”. “Si Europa no avanza, se cae, o peor aún, se borra del mapa del mundo, del imaginario de los pueblos”, dijo. Reconoció que Francia vive una situación muy grave, pero aseguró que la recesión actual es menos profunda que la que vivió entre  2008 y 2009. 

La ofensiva del presidente francés consiste en cuatro puntos: crear un gobierno económico de la Eurozona que se reúna todos los meses, diseñar un plan para combatir el desempleo juvenil, impulsar la creación de la Comunidad Económica de la Energía y buscar una mayor integración entre los socios de la Unión.

Los expertos consideran que los países que han emprendido la vía de la austeridad contra la crisis no logran levantar cabeza. Algunos consideran que las medidas del Banco Central Europeo (BCE) para capitalizar a las instituciones financieras no llegan a las empresas, ni a las familias que están pasando serias dificultades. Por ello urgen que se busquen mecanismos de transmisión.  

Y mientras el Viejo Continente sigue en ese letargo, Japón, la otra potencia económica, confirmó que salió de la recesión y entró en la senda del crecimiento. Su producto interno bruto (PIB) creció un 0,9 por ciento en el primer trimestre, alentado por un aumento del consumo privado que supone un 60 por ciento de la economía nipona.  La política aplicada por ese país para alentar su economía ha llamado la atención de los expertos, pues el gobierno acaba de aprobar una ola de liquidez sin precedentes en la historia reciente. 

El asunto es que el mundo está creciendo, como dice el Fondo Monetario Internacional, a tres velocidades diferentes y los más atrasados son los países europeos. Aunque las comparaciones son odiosas, las cifras lo dicen todo. Según el organismo, mientras los países emergentes crecerán este año a tasas del 5 por ciento y Estados Unidos al 1,9 por ciento, la eurozona caerá un 0,3 por ciento. Vientos tormentosos  atraviesan al Viejo Continente.