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El presidente de Volkswagen, Martin Winterkorn, renunció tras el engaño con carros de motores diésel. ‘El suicidio’ tituló este drama la revista Der Spiegel. | Foto: A.F.P. / A.P.

FRAUDE

Crisis en Volkswagen, un gran golpe al orgullo alemán

El mayor fabricante de vehículos del mundo, ícono de la cultura empresarial de ese país, está envuelto en el mayor escándalo de su historia. ¿Quebrará la compañía?

26 de septiembre de 2015

Si hay una industria de la que se sienten orgullosos los alemanes es la automotriz. Por su calidad, tecnología y permanente innovación, sus carros gozan de gran prestigio internacional y varios de ellos son ícono mundial como el famoso escarabajo. Pero la imagen del sector se vio gravemente afectada en los últimos días luego de que se conoció un escándalo que involucra a los vehículos de Volkswagen (VW), el mayor productor de autos del planeta.

La bomba estalló luego de que la Agencia Medioambiental de Estados Unidos descubrió que manipuló un software o dispositivo de vehículos con motores diésel, para engañar a los consumidores sobre las emisiones de gases contaminantes –estos carros emiten hasta 40 veces más el límite permitido–. El tema se ha visto como un gran fraude en momentos en que los efectos del cambio climático están en la agenda mundial.

El escándalo cobró proporciones mayúsculas y ya se le llama el ‘Dieselgate’ (en alusión al escándalo político que tuvo lugar en Estados Unidos conocido como Watergate), porque los directivos de Volkswagen reconocieron que por lo menos 11 millones de vehículos, vendidos en los últimos años fueron manipulados con este sistema. Entre ellos se encuentran algunos modelos Jetta, Golf Sportwagen, Audi A3, Beetle y Passat.

La situación también salpicó a otras productoras alemanas como BMW, que vio caer sus acciones en más de 5 por ciento. Según un informe de la revista Auto Bild, las emisiones contaminantes de algunos modelos de esta automotriz son muy elevadas. También se han visto afectados, indirectamente, los fabricantes europeos Fiat, Daimler y Peugeot.

La bola de nieve sigue creciendo con consecuencias imprevisibles. Estados Unidos anunció multas millonarias que podrían llegar a 18.000 millones de dólares –37.500 dólares por cada auto vendido en ese país–. Las autoridades medioambientales no descartaron acciones judiciales que pondrían en aprietos a los máximos directivos y a la compañía germana. Francia, Italia, Corea y Alemania iniciaron investigaciones. La canciller de esa nación, Angela Merkel, exigió transparencia total en el tema.

Ya comenzaron a rodar las primeras cabezas. El presidente ejecutivo de VW, Martin Winterkorn, renunció al cargo. “Volkswagen necesita un nuevo comienzo. También en términos de personal. Estoy despejando el camino para ese nuevo comienzo con mi renuncia”, dijo, al intentar atajar con su salida una crisis inminente. Winterkorn fue reemplazado por Matthias Müller, presidente de Porsche. También quedó en la cuerda floja Michael Horn, que manejaba el mercado estadounidense, y quien la semana pasada dijo “la cagamos por completo”, al tiempo que reconoció que “hemos sido deshonestos con todos ustedes”.

El golpe para las finanzas y la reputación de VW es monumental. El precio de la acción cayó más del 30 por ciento la semana pasada, lo que llevó a un retroceso de más de 26.000 millones de dólares en su valor de mercado. Aunque el fabricante anunció un fondo de reserva por 6.500 millones de euros para cubrir los costos, los desembolsos podrían ser mayores. Un informe del diario The Wall Street Journal señala que entre las opciones están instalar nuevos equipos, modificar los motores diésel para que cumplan con los estándares internacionales del medioambiente, compensar a los conductores o, en el peor de los casos, recomprar los vehículos.

Volkswagen se está preparando para capotear esta tormenta al contratar a los mismos abogados que en el pasado defendieron a la petrolera BP tras el derrame de crudo en el golfo de México, considerada una de las mayores tragedias medioambientales.

Lo cierto es que de las rápidas decisiones que tome la multinacional para solucionar los problemas de los vehículos y resarcir a sus clientes dependerá que su reputación vuelva a brillar. En entredicho está la sobrevivencia de una compañía que el año pasado registró un récord de ventas de más de 10 millones de vehículos, superando a Toyota, y que es una de las grandes generadoras de empleo.

Volkswagen ha sorteado dificultades como el reciente pulso entre familiares de esta empresa, que sobrevivió de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial. Pero ningún tropiezo había sido tan grande como el actual. Falta ver si logra salir airosa de este nefasto episodio.