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Cuando le faltan tres ceros al peso

La propuesta del presidente Santos de eliminar tres ceros de la divisa colombiana viene de tiempo atrás y siempre terminó hundida. Esta vez el Gobierno busca que la Mesa de Unidad Nacional respalde el proyecto.

20 de septiembre de 2012

Restarle tres ceros a la moneda colombiana es una iniciativa que varias veces se ha puesto sobre el tapete y no ha prosperado. El presidente Juan Manuel Santos aseguró que "es un proyecto que no tuvo suerte en la legislación pasada por falta de pedagogía". Según el mandatario,la medida "traería muchos beneficios a un costo mínimo".
 
El proyecto se ha presentado varias veces. La última de ellas el año pasado, cuando el entonces ministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry, la presentó pero obtuvo sólo 15 votos a favor y 41 en contra en el Congreso de la República. Una vez más fue archivada y revivió esta semana cuando el presidente Santos anunció el regreso del proyecto en el marco del encuentro de voceros de la Mesa de Unidad Nacional.
 
En su momento, el senador Camilo Sánchez advirtió que el costo de implementar la nueva moneda ascendería a cerca de 220.000 millones de pesos, uno de los argumentos más fuertes en contra del proyecto.
 
Sin embargo, el gerente del Banco de la República, José Darío Uribe, aseguró este jueves que la operación no generaría mayores costos pues el cambio de los billetes se hace a medida que estos 'envejecen' y cumplen su vida útil, que es alrededor de tres años.
 
El incomprensible afán del Gobierno 
 
Eduardo Sarmiento, decano de Economía de la Escuela Colombiana de Ingeniería, señaló que la propuesta lleva varios años discutiéndose en el Congreso sin que haya prosperado. La última vez que 'naufragó' fue en octubre pasado, cuando tuvo apoyo del ministro de Hacienda y del Banco de la República.
 
Si bien -según el académico- la medida podría tener medidas positivas como una mayor facilidad del manejo contable y podría ayudar a las personas a entender las relaciones entre los precios y el valor de los bienes y servicios, "no representa un mayor cambio en materia de inflación y de impulso a la industria, tal y como ocurrió en las experiencias de otros países".
 
Agregó que si bien hay un costo representado en el recambio de monedas y billetes realmente es "un costo pequeño". Además, se declaró preocupado dado que "no se trata de una decisión importante y le está quitando espacio a iniciativas que tienen más urgencia".
 
En ello coincidió el consultor en temas económicos y legislativos Javier Hoyos, quien también cuestionó su importancia. "¿Cuál es la urgencia del Gobierno frente a otros temas como la paz y las reformas económicas que se requieren?", preguntó.
 
"Generalmente se ha considerado que un proyecto de estas características debe hacerse en economías altamente inflacionarias, otros argumentan que debe aprovecharse el periodo de estabilidad económica de un país. Dado que vienen temas trascendentales, ¿qué tan importante sería dedicarle tiempo a una ley de estas características en estos momentos?", insistió.
 
Explicó que las cosas de poco valor, "aquellas que cuestan 200 o 500 pesos", serían las más proclives a incrementar su valor, una vez pasen a costar centavos, lo que generaría un impulso inflacionario.
 
El analista le auguró a esta iniciativa la misma mala suerte de los demás proyectos. "Siempre empiezan con buen ambiente -de hecho esta vez se cuenta con el empujón presidencial- pero siempre hay dos o tres que aguan la fiesta por cuestiones prácticas", en referencia al proceso de emisión y la campaña educativa, necesaria para informar adecuadamente al consumidor.
 
Plantea, incluso, una cuestión que puede ser tan simple como demoledora: "Imagínese tan solo el impacto para alguien que se gana el salario mínimo, cuando haya que explicarle que pasará de ganarse 566.000 a 566 pesos".
 
¿Qué se busca?
 
Según el presidente Santos, el proyecto busca facilitar las operaciones comerciales y contables. "La cantidad de ceros confunde a la gente y genera inconvenientes, tanto a la hora de pagar cuentas sencillas como al manejar grandes presupuestos como el del Estado o de las empresas".
 
La principal talanquera del proyecto estaría en la confusión que el cambio en la divisa generaría entre la gente del común, pues da la sensación de que las cosas perderían su valor. Eliminar tres ceros representaría, por ejemplo, que nominalmente una casa que cuesta 120 millones de pesos se tasaría en 120.000 'nuevos' pesos.
 
Este tipo de medidas son comunes en países donde la inflación ha elevado tanto los precios que las cifras se hacen inmanejables y se emplean como una medida para frenar una situación de hiperinflación. Los casos de México (1993) y Venezuela (2008) ilustran las razones por las que un país puede recurrir al cambio en la nominación de las divisas.
 
En los años ochenta la inflación en la economía mexicana llevó a que el pago de la deuda se hiciera casi imposible forzando al cambio en la divisa en 1993. En el caso venezolano, el cambio al Bolívar Fuerte correspondió también a un intento por frenar el proceso inflacionario que durante la década del año 2000 amenazó gravemente la economía del vecino país.