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A CUENTAGOTAS

Para 1999 se espera una sequía en el flujo de divisas hacia Colombia que pesará sensiblemente sobre la actividad económica del país.

16 de noviembre de 1998

En la actualidad las puertas de los mercados de capitales internacionales están prácticamente cerradas para los gobiernos y empresarios de toda América Latina. La crisis de confianza que se ha suscitado entre los inversionistas extranjeros a raíz de las pérdidas que han sufrido en los mercados emergentes ha reducido notablemente los flujos de capital de los países industrializados hacia el mundo en desarrollo. La firma de banca de inversión estadounidense Goldman Sachs estima que la inversión extranjera en Latinoamérica presentará una disminución significativa en 1999, al pasar de 66.000 millones de dólares en 1998 a sólo 49.000 millones el año entrante (ver gráfica). Colombia no es ajena a esta situación y lo cierto es que la financiación de todo tipo de proyectos de inversión del sector público y privado durante el próximo año y lo que queda de éste sin duda se verá afectada por el entorno internacional. Obtener recursos para operaciones tan importantes como la financiación del déficit del Estado, las privatizaciones de la Empresa de Teléfonos de Bogotá y Carbocol y los planes de expansión de la empresa privada podrían enfrentar serios escollos durante 1999. De todos los agentes de la economía el que probablemente se verá en mayor grado afectado por esta coyuntura es el Estado. El gobierno colombiano requiere recaudar 2.700 millones de dólares de fuentes externas en 1999 para financiar el déficit fiscal. De este total, el Banco Interamericano de Desarrollo ya se comprometió a prestar 1.500 millones de dólares. Por lo que quedarían por financiar 1.200 millones. Hace unos años esta suma se conseguía con relativa facilidad en los mercados internacionales. Los bonos República de Colombia eran apetecidos debido a la excelente reputación del país frente a los acreedores internacionales. En 1997, por ejemplo, una emisión de 750 millones de dólares de bonos de la República de Colombia a 10 años fue absorbida rápidamente por los inversionistas a una tasa de interés superior en sólo 130 puntos base _1,3 por ciento_ a la de títulos comparables del tesoro norteamericano, lo cual representaba una prima de riesgo baja según los estándares internacionales. No obstante la crisis financiera internacional, aunada al deterioro económico interno, se han visto reflejados en un desplome del precio de los bonos colombianos que hoy en día se transan a niveles cercanos a los 1.000 puntos base por encima de los bonos del tesoro norteamericano (la rentabilidad y el precio se mueven en direcciones opuestas) (ver gráfica página siguiente). En la medida en que se sostengan las condiciones actuales, y a pesar de que Colombia mantiene una buena calificación de riesgo crediticio por parte de las agencias internacionales, no es conveniente realizar nuevas emisiones de bonos ya que no solo se incurriría en altos costos _los papeles se tendrían que colocar a una tasa de por lo menos un 14 por ciento, 6 puntos por encima de la última emisión que se hizo en 1998_ sino que se sentaría un precedente perverso para futuras emisiones. De la misma forma, será muy difícil recurrir al crédito bancario ya que es poco probable que los bancos internacionales corran el riesgo de prestarle sumas adicionales de dinero a Colombia en medio del nerviosismo que se vive en la actualidad en los mercados mundiales.Por otro lado las privatizaciones, que son un factor vital para financiar el déficit de la cuenta corriente y el déficit fiscal, también se podrían ver afectadas por la coyuntura global. El presupuesto de privatizaciones del gobierno colombiano para 1999 se acerca a los 3.000 millones de dólares. La venta de la Empresa de Teléfonos de Bogotá (ETB) sería de lejos la de mayor valor. Los expertos calculaban antes de la crisis que el 60 por ciento de esta empresa podría valer hasta 2.500 millones de dólares. En la situación actual, sin embargo, algunos analistas sostienen que su precio de venta tendría que ser inferior. Para reforzar su argumento citan el ejemplo de las acciones de la recientemente privatizada telefónica brasileña Telebras, que en agosto de este año se cotizaban a niveles cercanos a los 100 dólares y hoy se transan a 75 dólares, lo que representa una caída del 25 por ciento. Sin embargo una fuente de Wall Street consultada por SEMANA es optimista acerca de la venta de la empresa. Según este banquero, "la ETB es el único activo de su tipo que queda por privatizar en América Latina. Ninguna otra empresa estatal de telecomunicaciones de la región se le compara en términos de líneas en funcionamiento y tamaño del mercado. Por lo tanto, es de enorme atractivo para las multinacionales que están buscando consolidar su posición en la región". Por su parte Sergio Regueros, gerente de la ETB, sostiene que "aunque no se puede descartar que la situación de los mercados incida sobre las condiciones de la venta, en este momento estoy tranquilo de que eso no pasará". Además señala que el pobre comportamiento de las acciones de las empresas de telecomunicaciones latinoamericanas en los últimos meses no constituye un parámetro para el valor de venta de la ETB, pues "las acciones responden a las percepciones de inversionistas financieros que reaccionan a situaciones coyunturales, mientras que en una privatización el precio lo ponen inversionistas estratégicos con visión de largo plazo". Aunque todo parece indicar que habrá mucho interés por la ETB a pesar de la situación de los mercados, si el precio terminara por verse afectado la culpa tendría que correr con el anterior Concejo de Bogotá y el sindicato de la empresa, que postergaron innecesariamente la operación, perdiendo la ventana de oportunidad del boom bursátil de los últimos tres años.Lo que sí parece más seguro es que los otros activos que piensa enajenar el Estado _entre los que se incluyen Carbocol, una participación minoritaria en el Banco Popular, la Hidroeléctrica de Urrá e Isagen_ no tendrían la misma suerte de la ETB. Estos no solo son fundamentalmente menos atractivos que la ETB _que tiene masa crítica, es líder en su negocio y está en un sector de alto crecimiento_ sino que además participan en negocios que se han visto más afectados por la crisis. Este es el caso de Carbocol, en el cual la disminución del precio internacional del carbón ha generado una pérdida de valor significativa. Los privadosSi en el sector público llueve en el privado no escampa. La banca internacional ha tomado medidas tendientes a disminuir la exposición al riesgo en países como Colombia. Los bancos extranjeros están reduciendo o cerrando las líneas de crédito a las entidades financieras colombianas, las cuales utilizan los desembolsos de sus corresponsales internacionales para financiar a sus clientes en dólares. En 1997 los bancos colombianos conseguían financiación de largo plazo para sus clientes a tasas muy favorables. Hoy, los créditos en dólares para la mayoría de bancos establecidos en Colombia no superan los seis meses. Además los bancos internacionales están analizando caso por caso el destino final de los recursos, lo que demora el desembolso de algunos créditos e imposibilita otros. Si se mantiene esta tendencia los empresarios colombianos tendrán prácticamente atadas las manos para conseguir financiación el próximo año pues, como van las cosas, acudir al mercado de capitales interno tampoco se vislumbra como una solución. Esta situación es más grave si se tiene en cuenta que en 1999 se vencen aproximadamente 2.000 millones de dólares de deuda externa privada, de la cual una porción importante será difícil de renovar. Es así como incluso empresas vinculadas a los principales grupos económicos del país han enfrentado todo tipo de dificultades para encontrar recursos en el exterior. La pregunta entonces es de dónde saldrá la plata para financiar los proyectos de inversión del sector privado y el desfase operativo del Estado durante el próximo año. Los estimados para 1999 señalan que Colombia tendrá un déficit en cuenta corriente del orden de los 5.700 millones de dólares. Hoy financiar un déficit de esta magnitud no parece viable ya que es prácticamente imposible conseguir recursos de ese tamaño en el mercado externo. Es así como paso a paso el mercado internacional está ajustando las cuentas por el vertiginoso crecimiento que ha presentado el déficit fiscal colombiano en los últimos años. Por lo tanto, a las autoridades nacionales no les queda más que buscar un crédito de la banca multilateral o del Fondo Monetario Internacional para reemplazar los dineros que los inversionistas privados no quieren arriesgar en Colombia.