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A cuentagotas

La inversión extranjera escasea en el país. El problema va mucho más allá de la situación de inseguridad.

23 de septiembre de 2002

La inversiOn extranjera en Colombia sigue de capa caída. La semana pasada la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, Unctad, dio a conocer las últimas cifras: la inversión extranjera directa -IED- cayó 15 por ciento durante 2001, al pasar de 2.374 millones de dólares en 2000 a 2.018 millones el año pasado.

El deterioro en los números no tomó por sorpresa a nadie. Al fin y al cabo desde 1997 el volumen de IED en Colombia ha caído 64 por ciento y 50 por ciento en relación con el PIB. Para nadie es un secreto que el conflicto armado, que desde hace tantos años sacude a Colombia, ha parado la inversión y esto le ha costado al país enormes sumas de dinero. La guerra le quita a la economía nacional la posibilidad de crecer un 2 por ciento adicional de acuerdo con las cifras de Planeación Nacional. En plata blanca, esto significa arrebatarle a la economía cuatro billones de pesos anuales.

Pese a que en el primer trimestre de 2002 la inversión extranjera directa en el país mostró cierto repunte, según cifras de la Corporación Invertir en Colombia (Coinvertir), hubo un retroceso en el índice que mide el potencial nacional para atraer la inversión extranjera, ya que pasó del puesto 69 al 88 en una muestra de 134 economías.

Este índice, que se deriva de ocho variables -entre ellas exportaciones, riesgo país, gastos de investigación y desarrollo y número de estudiantes con educación superior como porcentaje de la población- muestra lo mucho que ha caído el potencial nacional para atraer la inversión extranjera. "El retroceso en este indicador señala que se deben revisar los planes y políticas para aumentar los flujos de capital externo al país, no sólo para ampliar la llegada de nuevas multinacionales sino para mantener las operaciones de las que ya están establecidas en Colombia", asegura Enrique Umaña, presidente de Coinvertir.

La inseguridad sigue siendo el mayor freno para la llegada de nuevos inversionistas. El hecho de que el ambiente empresarial en el país sea uno de los peores del mundo -Colombia ocupa el lugar 74 de 75 en el efecto que el crimen y la extorsión imponen sobre los negocios- resalta el hecho que la violencia, a través de destruir capital físico y humano, desestimula la inversión.

Pero hay otras cosas. Coinvertir realizó una encuesta entre 91 multinacionales de los sectores de servicios y minero energético para identificar los principales obstáculos a la hora de traer capitales al país. Este demostró que fuera de la inseguridad (que aparece como el principal inconveniente, pero que a la vez se da por descontada) existen otras trabas para la inversión, como los excesivos cambios en la legislación y el alto número de trámites y la demora en los mismos. Así mismo, los empresarios encuestados se refirieron a la inflexibilidad laboral y las cargas parafiscales como un obstáculo para la entrada de nuevos capitales.

A pesar de las dificultades Colombia ha logrado acumular, a lo largo de las décadas, una inversión importante. En el país hay unas 400 multinacionales con ventas sumadas por 30 billones de pesos al año, lo cual equivale al 15 por ciento del PIB. Por eso el primer reto es conservar lo que ya existe, y el segundo aprovechar las nuevas oportunidades que se presentan, como la ampliación y renovación de los beneficios conocidos como Atpa (Andean Trade Preference Act), por el cual Estados Unidos otorga preferencias arancelarias a una variedad de productos de la Región Andina. Así lo hizo México con el Nafta en la década pasada y esto le significó un boom económico. Está demostrado, sin embargo, que la sola firma de los tratados no basta para traer la inversión. Hay que solucionar primero todos los obstáculos estructurales.

Mal de muchos

Aunque la situación del país parezca preocupante la caída en los flujos de inversión externa no es exclusiva de Colombia. La IED en todo el mundo cayó un 51 por ciento en 2001, a 735.000 millones de dólares.

Lo anterior se debe a la desaceleración económica de los países industrializados y la consecuente caída de los principales mercados accionarios del mundo. Esto se reflejó en los presupuestos de las empresas y le bajó el ritmo a las adquisiciones y fusiones, que son el principal vehículo de la inversión extranjera. Sólo en lo que va corrido de 2002 el valor de las fusiones y adquisiciones globales ha caído un 40 por ciento con respecto al mismo período de 2001.

Ni hablar de América Latina. En Argentina las inversiones, constantes en los tres últimos años a pesar de la recesión, se volvieron negativas en el último trimestre de 2001. En Venezuela cayeron el 24 por ciento, a 3.400 millones de dólares, fundamentalmente a causa de la situación política y económica. La IED en América Latina y el Caribe disminuyó de 105.000 millones de dólares en 1999 a 85.000 millones en el 2001, según la Cepal. Esto significa una caída del 11 por ciento en comparación con 2000 y del 22 por ciento con respecto a 1999.

Una de las explicaciones es que ya pasó el boom de las privatizaciones en la región. A principios de la década del 90 hubo un auge de flujos de capital hacia América Latina; las reformas económicas de esa época sirvieron de imán para atraer capitales hacia sectores que tradicionalmente habían estado en manos del Estado, como el energético, servicios básicos y telecomunicaciones.

Un segundo factor es que las adquisiciones de grandes firmas nacionales por parte de empresas transnacionales -que en la década pasada fueron parte importante de los flujos de inversión- se han visto disminuidas debido a la desaceleración de la economía mundial y a las bajas expectativas de crecimiento para el próximo año.

Las empresas multinacionales, que son la principal fuente de inversión extranjera directa, están aún digiriendo los efectos de la recesión y recortando sus presupuestos de inversión. En lo que ha transcurrido de 2002 las transacciones por adquisiciones ascienden a 4.000 millones de dólares, una cifra que resulta inferior a los 25.000 millones de dólares de 2001 y a los 43.000 millones de dólares del año 2000.

Es bien sabido que la economía colombiana no crece por falta de inversión.

Mientras en el mundo las inversiones se frenan Colombia enfrenta el reto de aumentar su participación en esta torta que se encoge.