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CURRAMBA EN ROJO

La disparada en la nómina oficial, el déficit fiscal y el alto nivel de endeudamiento son algunas aristas del problema financiero que tiene a Barranquilla en emergencia.

12 de agosto de 1996

Hace apenas un año Barranquilla tenía motivos para celebrar, con los mismos bombos y platillos que caracterizan su festival, el hecho de que al fin hubiera podido salir a flote tras años de politiquería y burocracia. Sin embargo, todo parece indicar que la fiesta se quedará en los preparativos, pues aunque la cara de la ciudad es hoy más bonita, la realidad por dentro es bien distinta. La Puerta de Oro atraviesa por una crisis económica igual o incluso más grave que la de hace cinco años, cuando comenzó en la ciudad la llamada era de los antipolíticos. De acuerdo con un estudio realizado por Armando Montenegro y César Vargas, que fue contratado por la Cámara de Comercio de Barranquilla, el Comité Intergremial del Atlántico, Promigas, Terpel y Gases del Caribe, "la ciudad en la actualidad gasta por encima de sus capacidades, y si se ejecutan todos los gastos presupuestados y se recauda un volumen realista de ingresos, habrá un déficit de 81.000 millones de pesos". Y aunque el déficit ha estado presente desde 1992, si se cumplen tales proyecciones el desajuste de este año sería cuatro veces superior al de años anteriores _ver gráfico_. No obstante, el faltante podría reducirse si los niveles de inversión y de gastos no son tan altos como los que están previstos en el presupuesto y que fueron utilizados en los cálculos del análisis privado. Según el alcalde de Barranquilla, Edgar George, "en realidad se va a disminuir, porque ya hicimos un recorte presupuestal de 40.000 millones y además suprimimos 117 cargos. Ese déficit ocurriría si hubiéramos seguido como íbamos, pero eso no va a ser así". Al hablar de volumen realista de ingresos el documento se refiere al hecho de que en Barranquilla ha sido usual inflar los ingresos y gastos en el presupuesto. Para este año, por ejemplo, aunque se han previsto egresos por 220.000 millones de pesos, el análisis considera que la ciudad no contará con recursos para ejecutar más de 140.000 millones. El déficit fiscal, bien sea que alcance los 81.000 millones previstos por el estudio o los 17.600 millones estimados en el presupuesto inicial de la ciudad, será la consecuencia más evidente de la crisis. Sin embargo, no sería la única. Además son tantas las causas y están ya tan arraigadas _pues no son responsabilidad exclusiva de la actual administración_ que realmente será necesaria una labor de cuidados intensivos para lograr la recuperación de la ciudad. Tal vez la causa más preocupante es el aumento desproporcionado de los gastos de funcionamiento, que se han triplicado en términos reales _descontando la inflación_ en los últimos cinco años y que está previsto que crezcan 54 por ciento este año. El espejo que refleja esa situación es el aumento en la nómina, pues desde 1993 se han creado más de 1.700 cargos financiados con el presupuesto de la ciudad _ver cuadro_. La situación más crítica se ha dado en el Concejo, la Contraloría y la Personería. El caso de las dos últimas es significativo, pues con 500 y 400 empleados respectivamente son de las más grandes del país y superan incluso la cantidad de gente que trabaja en entidades como el Departamento Nacional de Planeación. Según un analista que conoce de cerca el estudio y la problemática de la ciudad, "lo que ocurre es que, supuestamente, con el ex alcalde Bernardo Hoyos salieron los políticos tradicionales de la ciudad. Sin embargo desde el final de su administración quedó en claro que éstos no se podían salir tan fácil. Pero como ya tenían a su propia gente en la administración, tanto a Hoyos como al actual alcalde, Edgar George, les ha tocado satisfacer tanto a la clase política tradicional como a la nueva". Así, lo que se pone en duda es la conveniencia de tener que enfrentar a los llamados antipolíticos con toda la historia de politiquería que caracteriza al país. Alto costo Como es obvio, el mayor sacrificio por el aumento en los gastos de funcionamiento lo ha sentido la inversión, que se ha venido a pique desde 1994. Y aunque la administración municipal preveía inicialmente una sustancial recuperación para este año _antes del recorte presupuestal_, el estudio considera que esto no será posible. En su concepto, las cuentas están tan desfasadas que la inversión apenas llegará a 15.000 millones, lo que significaría una reducción del 38 por ciento frente a los 20.800 millones del año pasado. Si eso sucede, la participación de la inversión en los gastos totales sería la más baja de los últimos años. Así las cosas, la ciudad está sin la capacidad que requiere para cumplir con su plan de desarrollo y para atender las necesidades en educación y salud. Eso resulta particularmente grave si se tiene en cuenta que, por ejemplo, la cobertura en educación no sólo no ha crecido sino que disminuyó el año pasado en los niveles básicos. Como si eso fuera poco, Barranquilla tiene una deuda con los pensionados estimada en más de 200.000 millones de pesos y, como están las cosas, está en problemas para atenderla. La recomendación de Montenegro y Vargas es que el distrito conforme un fondo pensional que se capitalice con la venta de activos por un valor igual al del pasivo pensional. Dentro de los activos podría estar la Empresa Telefónica. Pero la dificultad para atender obligaciones no se debe sólo al aumento en los gastos de funcionamiento. Gran parte de la culpa de la crisis la tiene la administración de los impuestos por cuenta del "atraso y anacronismo de las normas e instituciones fiscales", según concluye el estudio. Ahí aparecen los deficientes procedimientos para recaudar impuestos como el predial y el de industria y comercio, el primero de los cuales se ha estancado en términos reales y, aunque el presupuesto lo calcula en 35.000 millones de pesos para este año, el documento plantea que apenas llegará a los 17.000 millones. Y en cuanto al segundo, aunque los ingresos que de él se derivan han aumentado, los recaudos se han estancado. Para 1996, por ejemplo, a pesar de que los recaudos estimados son de 35.000 millones, el estudio calcula que no podrán superar los 15.000 millones, en buena parte por la implantación apresurada del autoavalúo. De ahí que Edgar George considere que "si solamente hacemos un recorte presupuestal y de personal no logramos nada. La crisis lo que refleja es nuestra incapacidad para cobrar impuestos y para promover la evasión. De ahí que tengamos que racionalizar los recaudos, y para eso decidimos embargar a los deudores y acabar con los regímenes de amnistía que premiaban a quienes pagaban tarde". Además se va a poner en marcha una reforma tributaria que racionalice la estructura impositiva. Sí hay con qué Lo curioso es que, a pesar de los problemas con los ingresos tributarios, la participación de Barranquilla en los ingresos corrientes de la Nación se ha multiplicado por seis en los últimos cinco años. El problema, según plantea el documento de Montenegro y Vargas, es que estos mayores recursos "se han utilizado como un mecanismo para ampliar el gasto y elevar el déficit fiscal. Esta transferencia se usó inicialmente como una garantía bancaria para apalancar la financiación de una serie de inversiones de carácter deficitario. Luego, cuando ha sido necesario cancelar esos préstamos, la transferencia se utiliza para atender el servicio de la deuda". La consecuencia de tal situación es que los mayores recursos tampoco han servido para aumentar las inversiones en educación y salud u otro tipo de gastos de carácter social. Decir que frente a este oscuro panorama el único desenlace posible es un nivel abultado de deuda es como descubrir que el agua moja. Y es que la continua financiación de los déficits del distrito con recursos bancarios sólo podía llevar a que se elevara el saldo de la deuda en niveles considerables. Y eso fue lo que ocurrió, pues éste se multiplicó por cinco en los últimos años, al pasar de 12.000 millones en 1991 a 59.000 millones en 1995, llegando a significar el 85,5 por ciento de los ingresos corrientes del distrito. Para acabar de agravar la situación, resulta que la mayoría de los créditos fueron contratados para menos de cuatro años, de manera que desde 1995 Barranquilla ha tenido que amortizar volúmenes crecientes de recursos y buscar refinanciaciones, justo en el momento en que su situación fiscal está más complicada. Y como los pagos a los bancos no se pueden postergar porque son los que tienen un mayor castigo, esta situación ha terminado también por castigar la inversión. No obstante, según Edgar George, la administración central consiguió reestructurar la deuda, pues un banco le va a colaborar con un préstamo por 25.000 millones de pesos con tasas bajas y a largo plazo. Además, el distrito va a hacer una emisión de bonos por 24.000 millones de pesos para responder al alto nivel de endeudamiento. Ojalá que estos recursos le ayuden a Barranquilla a ordenar por dentro la casa. Por lo menos a eso se comprometió el alcalde Edgar George en su diálogo con SEMANA, cuando dijo que "aún desde antes que saliera el estudio de Montenegro y Vargas estamos tratando de limpiar la administración. En este momento mi compromiso es no dejarle al próximo alcalde una situación tan crítica como la que encontré". En esas quedó también con el Presidente de la República al presentarle el Plan de Desempeño Financiero, que busca aliviar al menos el déficit y el nivel de endeudamiento de manera que la ciudad no sólo brille por fuera sino también por dentro.