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Dolarización: ¿sí o no?

SEMANA invitó a dos reconocidos economistas para que den su opinión sobre la conveniencia de que Colombia adopte la moneda gringa como propia.

19 de mayo de 2007

Fui severo crítico de la paridad de Cavallo en Argentina y de la dolarización de Ecuador. En el primer caso tuve razón, porque la fortaleza del dólar y la indisciplina fiscal de la época produjeron una aceleración de la inflación que hizo insostenible el mantenimiento de la paridad.

En el caso de Ecuador me equivoqué. La medida se aplicó en medio de la gravísima crisis que había llevado a la hiperinflación y había producido una devaluación de más del ciento por ciento. Los salarios tenían que ajustarse para compensar ese impacto. Por eso, en los primeros años hubo graves traumatismos. Después, se aplicó una mayor disciplina macroeconómica y el dólar comenzó a debilitarse. Nuestros vecinos del sur disfrutan ahora de tranquilidad cambiaria. Cómo será la fuerza de la dolarización ecuatoriana, que ni siquiera el Presidente Correa se ha atrevido a tocarla.

Colombia está recurriendo a medidas heterodoxas para controlar la revaluación, como el paquete adoptado el 6 de mayo por el Banco de la República, porque no hemos podido neutralizar el factor principal de inestabilidad de nuestra economía, que es el gasto público. Pero estas decisiones dan el mensaje al mercado de que el problema es insoluble y ha obligado al Banco a renunciar al control de la inflación para evitar la revaluación. Por eso el mercado trae cada vez más dólares para pescar en río revuelto. Cada dólar que llega a Colombia acelera la revaluación y hace aun más rentables las importaciones.

Hoy la mayoría de las monedas se están revaluando porque el dólar se está devaluando. La enfermedad holandesa se está convirtiendo en una peste universal que no es causada por el aumento de precios de productos de exportación sino por la especulación cambiaria. Por eso los países que se han dolarizado, como Panamá, Ecuador y El Salvador, están viviendo unas bonazas que habrían sido imposibles si hubieran mantenido sus monedas. ¿Qué tal que Colombia se hubiera dolarizado cuando el dólar estaba a 2.900 pesos?

Frente a esta crisis se ha propuesto la dolarización. José Darío Uribe, gerente del Banco de la República, manifestó que esta medida era imposible porque el Banco perdía su capacidad de emisión monetaria y por tanto se quedaba sin funciones. Pero, por el contrario, hoy el Banco está perdiendo su capacidad para controlar la inflación porque cada medida que adopta refuerza la impresión de que seguirá comprando dólares para frenar la revaluación. Eso lleva al mercado a concluir que el mejor negocio es traer dólares y obligar al Banco a seguir emitiendo para comprarlos, debilitando así su política antiinflacionaria.

La dolarización le permitiría al Banco concentrarse en el control de la inflación utilizando la tasa de interés, que es el instrumento tradicional de los bancos centrales para ese propósito. En ese contexto, el Banco recuperaría la capacidad para cumplir su objetivo fundamental. Aumentaría o disminuiría las tasas en relación con las de Estados Unidos para neutralizar los ciclos económicos.

Según algunos economistas, la 'dolarización' destruiría a la economía colombiana dentro de unos años, cuando cambien las circunstancias actuales. Pero el problema es apremiante, no es para dentro de unos años. La economía se nos está derrumbando porque la revaluación está destruyendo nuestro aparato productivo.

Colombia tiene actualmente las condiciones que facilitan la dolarización, minimizando los riesgos de la medida. La tasa de crecimiento se ha acelerado, la inflación está bajo control y las tasas de interés son razonables. Por eso muchos hemos concluido que llegó la hora de la dolarización.