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El fin de un largo romance

21 de mayo de 2001

Durante decadas Televisa, la mayor cadena de televisión del mundo de habla hispana, operó con una fórmula imbatible: sabía cómo llegar al corazón del público y también del gobierno. Conocida como la fábrica de sueños, sus telenovelas rosa se vendían como pan caliente en todo el mundo mientras sus vínculos con el partido de gobierno, el todopoderoso PRI, le deparaban privilegios envidiables. Pero los 71 años de monopolio del poder del PRI en México concluyeron, y Televisa teme que esto se convierta en una amenaza a su propio reinado. Para colmo, el nuevo presidente, Vicente Fox, pertenece a un partido que no olvida la parcialidad de Televisa. El nuevo gobierno evalúa ahora la posibilidad de someterla a normas antimonopolio. Pero la decisión no es fácil si se considera el enorme poder de la empresa, que el año pasado facturó 1.700 millones de dólares y que ahora pertenece, mayoritariamente, a inversionistas extranjeros.