El impulso del café

Este año la producción de café, que había caído a niveles de 8 millones de sacos, volvió a recuperarse. Creció un 20 por ciento. La cosecha llegó a 12,3 millones, con lo que el país retomó su posición de tercer productor mundial del grano después de Brasil y Vietnam.

La verdad es que soplan buenos vientos para los cafeteros: dólar en alza y mejores precios internacionales -bordean los 2 dólares la libra- han mejorado los ingresos de las 500.000 familias que viven del cultivo. Pero hay un riesgo en el horizonte: que se presente una mayor producción en Brasil, con el consecuente descenso en las cotizaciones.

El café, que tiene un peso importante en el PIB agropecuario, también ayudó a las cuentas del sector que creció en su conjunto, en el primer semestre del año, 3,8 por ciento. Es decir, si no fuera por la producción cafetera que varió 7,3 por ciento entre enero y junio, el desempeño agropecuario hubiera sido peor.

En definitiva el agro, una de las cinco locomotoras de Santos I, quedó en deuda. Para este segundo mandato, la estrategia para el sector, clave en el posconflicto, apunta a bajar las tasas de pobreza, el acceso a la tierra y la seguridad jurídica para los inversionistas. En cuanto al crecimiento, el sector privado no es muy optimista. El presidente de la SAC, Rafael Mejía, prevé una variación del 3,5 por ciento, en línea con el comportamiento de este año. Según los empresarios del sector, hay varias incertidumbres en el horizonte: La reforma tributaria, el proceso de paz, el posconflicto y la ley de baldíos.

El agro tiene puestas sus esperanzas en la aprobación del TLC con Corea, uno de los grandes importadores de alimentos. Los productores del campo esperan equilibrar las cargas frente a otros acuerdos como el firmado con la Unión Europea y Estados Unidos, donde el agro ha perdido terreno.