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EL MAPA DIGITAL

Santa Fe de Bogotá se convierte en la primera ciudad latinoamericana con un mapa por computador, que provocará un revolcón en el predial.

20 de abril de 1992

LA SEMANA PASADA COMENZO A FUNCIOnar en Colombia el primer circuito de telecomunicación digital privado a través del cable submarino de fibra óptica. Un avance tecnológico alternativo de comunicación que es más económico, ofrece mejor calidad y mayor facilidad y velocidad de conexión internacional. Pero mientras eso sucedía, también en el campo digital se consiguió otro importante éxito en otro lugar del país: el mapa de Santa Fe de Bogotá quedó grabado en un computador del Catastro en lo que se constituye un verdadero revolcón para el manejo futuro del Distrito Capital.

Desde 1977 no se había levantado un nuevo plano de la ciudad, lo que puede dar idea del nivel de desactualización predial y de planeación de muchos aspectos de la metrópoli, un verdadero laberinto constituido por 30.700 hectáreas en el área urbana y 165 mil hectáreas involucrada su zona rural. En diciembre de 1990 el Departamento de Catastro Distrital decidió que era la hora de actualizar el inventario predial de la más grande urbe de Colombia. Eso buscó dos fines esenciales: mejorar el nivel de recaudo por impuestos, y realizar un mapa cero o base para el futuro desarrollo de la ciudad. Hasta ese momento el método más conocido y usado para levantar un plano era el de utilizar la aerofotografía y después plasmar sus impresiones en trazos de dibujo gráfico corriente en una plancha. Eso además de dispendioso está mandado a recoger en la mayor parte de los países desarrollados del mundo.

Se propuso entonces a la administración distrital la realización de un mapa digital, algo que sonó en un principio como un enredo cibernético a quienes no conocían del tema, pero que una vez explicado y demostrado sobre la pantalla, comenzó acuajar.

Entre enero y marzo de 1991 se contrató la fotografía aérea de las áreas urbana y rural del Distrito Capital y la ciudad fue dividida en 56 líneas o franjas para el sobrevuelo. En los recorridos se tomaron 1.755 fotografías a escala uno a cinco mil. Una vez concluida esa etapa se entró a analizar la posibilidad de acudir a la novedosa tecnología digital que, palabras más, palabras menos, consiste en captar la información que entregan las fotografías a través de un instrumento (restituidor) que convierte la gráfica blanco y negro a líneas y trazos en un computador. Eso pasa a un disco duro o blando del sistema y finalmente queda grabado en un medio magnético o cinta que puede ser consultada infinidad de veces, por niveles de información e incluso puede ser actualizada.

Lo cierto del asunto es que cuando se optó por el mecanismo digital, hace año y medio, esa tecnología no se encontraba en Colombia. Se estudiaron entonces dos alternativas: acudir a firmas extranjeras, esencialmente norteamericanas, para que desarrollaran el trabajo para la administración local, o introducir los nuevos equipos. Después de algunos sondeos se consiguió el compromiso que algunas empresas nacionales dedicadas al análisis fotogramétrico decidieran invertir en la importación de las máquinas necesarias. Finalmente seis de ellas, encabezadas por la mayor, Fotogrametría Analítica Ltda., adquirieron los equipos de digitalización y se pusieron manos a la obra.

El primer temor que surgió entre los inversionistas fue el de la escasez de demanda de esa clase de trabajos, pero un contrato global con la actual administración de Santa Fe de Bogotá, por 1.200 millones de pesos, no podía despreciarse. Así la capital de Colombia se convirtió en la primera de América Latina en incorporar la digitalización en la elaboración de un mapa.
Actualmente se encuentra incluido en el computador el 60 por ciento del área de la capital de la República y hace dos semanas el Concejo Distrital aprobó la ejecución de lo que falta del proyecto. En un mes estará concluida la lectura digital de la zona rural del Distrito hasta los límites con ciembre se habrá culminado todo el proceso por computador.

Después de eso debe concluirse la realización de la llamada carta catastral: los predios detectados se someten al levantamiento de una ficha informativa con número de matrícula, escritura pública, propietario, medida del lote y área construida. A finales de 1993 deberá estar actualizada la realidad del millón 200 mil predios que se cree existen en la ciudad. De esos, al menos 200 mil son ilegales y cada año se incrementan en 50 mil.

Pero la pregunta que se hace el ciudadano corriente, es: para qué sirve un mapa tan sofisticado? Lo más importante para una administración pública es que hace más manejable el pago de los tributos. Eso significa que durante los dos próximos años nuevos predios ingresarán al universo tributario capitalino y que muy seguramente serán reajustados los gravámenes por pagar. Areas que tributaban como lotes y que ahora sean detectadas como edificación deberán actualizarse.

En este punto hay quienes temen que podrá darse una cascada impositiva. Sin embargo la Ley 44 de 1990 que acogió el impuesto predial unificado adoptó la gradualidad en los reajustes y por lo tanto, de un año a otro, los incrementos o modificaciones de tarifas no podrán exceder el 70 por ciento de la última suma tributaria cancelada por predial. Esta gradualidad es una especie de castigo al Estado ineficiente que no se informó adecuadamente sobre la situación del predio y por consiguiente deberá esperar para recaudar conforme al avalúo.

Pero aunque nadie puede negar que el primer efecto que buscaba el llamado mapa cero de Santa Fe de Bogotá era el tributario, para Hernán Cárdenas Vélez, jefe del Departamento de Catastro Distrital y artífice del logro, la cosa va mucho más allá. Con la tecnología digital se logra involucrar en el plano de Bogotá hasta 39 detalles informativos que van desde vías, niveles topográficos y corrientes de agua, hasta la ubicación de postes y alcantarillas, pasando por la medición exacta de los lotes: "La ciudad se va a beneficiar para planear sus servicios, tender redes y solucionar muchos de sus problemas, hasta los de inundaciones. El mapa cero se constituirá en la herramienta futura de la ciudad para programar su crecimiento".

En esa afirmación hay mucho de verdad. La digitalización del trazado de la capital consigue en la práctica que se eviten muchas cosas que antes se hacían al llamado "ojímetro". Por ejemplo, el computador puede medir sobre el plano digital la cantidad de tierra por mover para construir una carretera. Como una vasta base de datos que es, puede simular la cantidad de lluvias sobre determinados sectores de la ciudad y permite calcular los niveles y posibilidades de inundación. Pero también puede estimar la intensidad del tráfico vehicular en un sitio y hora determinados, lo cual lo convierte en un elemento ideal para programar las rutas alternativas de evasión de los obstáculos viales e incluso la colocación de nuevas redes de semáforos en la ciudad.

Pero no sólo será el mapa cero de Catastro o Planeación. El mapa digital será adquirido en primera instancia por las empresas de servicios públicos (energía, acueducto y teléfonos), y por otras entidades distritales. Por su parte la CAR Corporación Autónoma Regional de la Sabana de Bogotá y de los Valles de Ubaté y Chinquinquira lo utilizará en breve para liquidar los impuestos de la zona rural.

Ya se está trabajando en la elaboración de un reglamento de uso del nuevo plano digital que podrá ser adquirido por suscriptores y se convertirá en una permanente fuente de información sobre todo lo que tenga que ver con la capital.

El mapa base con sus 39 temas informativos sobre Santa Fe de Bogotá podrá ser perfeccionado para sus respectivos usos por las demás instituciones distritales. De allí se derivará también la estratificación económica de la ciudad, se determinarán la situación y estado de los espacios públicos y vías y servirá para montar en el Distrito Capital una red informática que será integrada al Sistema de Información Geográfica Nacional. Un aporte tecnológico que bien quisiera tener el Instituto Geográfico Agustín Codazzi.

Como van las cosas el mapa cero servirá para evitar cosas del pasado que provocaron grandes dolores de cabeza. No hay sino que recordar que durante la administración Durán Dussán se realizó un reavalúo técnico del catastro en un 43 por ciento de los predios situados del centro de la ciudad hacia el norte, bajo el pretexto de que es allí "donde por lo general habian las personas de mayores ingresos".
Se dejó sin tocar el 57 por ciento restante, "en el cual vive la gente de más bajos ingresos". Como si en uno y otro, no hubiera de lo uno y de lo otro.

Tampoco se olvida la irritación generalizada que se desató entre los habitantes de la capital cuando durante la alcaldía Pastrana Arango se trató de cobrar impuestos prediales reajustados en muchos casos a "ojímetro" y en mil veces el valor; o la reciente caída del director del IDU de la administración Caicedo Ferrer que se hubiera evitado con un elemento técnico para evaluar el desempeño tributario de la ciudad con el fin de aplicar el impuesto de valorización.

Sin embargo, aunque el mapa cero y su nivel de formación catastral pueden convertirse en la panacea para el Distrito tampoco pueden descartarse los problemas. Como mucha de la información involucrada en el proceso es aportada por humanos y, errar es humano, nadie puede sorprenderse ante un cobro exagerado de predial en el futuro bajo el pretexto de que las máquinas nunca se equivocan. Por muy digital que sea, el mapa cero también puede tener sus debilidades.