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| Foto: Tomada de Proyectoelquimboemgesa.com.co

ENERGÍA

Alerta por catástrofe ecológica ante parálisis de El Quimbo

El Gobierno advirtió sobre posible mortandad de peces en la represa de Betania por la contaminación de las aguas estancadas. Sigue la alerta en Huila

24 de diciembre de 2015

Los problemas de la hidroeléctrica de El Quimbo, uno de los proyectos más controvertidos y polémicos de Huila, no se detienen. Ahora, la parálisis de las máquinas podía ocasionar una gran tragedia ambiental que derivaría en la muerte de toneladas de peces.

Así lo advirtió en las últimas horas el ministro de Agricultura, Aurelio Iragorri, para quien la situación es muy grave, ya que están en juego cerca de 19.000 toneladas de tilapia roja de la represa de Betania, que se podrían morir por la contaminación y la falta de oxígeno de las aguas.

La razón es que ante el avance del fenómeno de El Niño está entrando menos agua a esta represa debido a la disminución del caudal del río Páez. Pero esto se acabó de complicar en los últimos días con el freno en la operación de la represa de El Quimbo, que al desembalsar surte del líquido a Betania.

El agua estancada entra en proceso de descomposición, más en una región donde las temperaturas son muy altas. Por eso la alerta del Gobierno y de la multinacional española Emgesa, dueña de El Quimbo, que le han pedido al Tribunal Administrativo del Huila que levanten temporalmente medidas cautelares para reactivar la operación de la represa mientras se encuentra una salida de fondo a los problemas.

La operación en esta hidroeléctrica, que había prendido máquinas el 16 de noviembre, se frenó hace cerca de 10 días por una decisión de la Corte Constitucional que tumbó un decreto de la Presidencia de la República, de octubre de este año, que autorizó el llenado del embalse y la entrada en operación de la central. El decreto pasó por alto una medida cautelar del Tribunal Administrativo del Huila de julio pasado que señalaba que El Quimbo no podía operar hasta que se solucionaron problemas medioambientales.

Esta es la razón principal que está detrás de la parálisis de El Quimbo. Los jueces acogieron una acción popular de un grupo de pescadores artesanales de la región que afirmaron que su actividad se estaba viendo afectada con la operación de la hidroeléctrica.

Denunciaron contaminación de las aguas de la represa de Betania, a donde va a parar parte del embalse de El Quimbo. Según los pescadores, esto obedece a que Emgesa no retiró del fondo del embalse toda la biomasa (material vegetal) en los niveles en que se había comprometido con lo cual se ha afectado la calidad del agua.

Sin embargo, el gerente de Emgesa, Lucio Rubio, dice que no se ha afectado la piscicultura porque desde el 16 de noviembre pasado el agua ha llegado al embalse de Betania y no se ha registrado mortandad de peces.

Además, la compañía solicitó que se verifique la cantidad de biomasa retirada porque las cifras no concuerdan. Según un informe de la Corporación Autónoma del Alto Magdalena (CAM), Emgesa ha sacado 175.000 metros cúbicos de biomasa mientras que Emgesa dice que ha retirado más de 500.000 metros cúbicos de madera, biomasa y guadua.

La Agencia Nacional de Licencias Ambientales (ANLA) dice que el último reporte entregado el 21 de diciembre por Emgesa señala que se han retirado 248.000 metros cúbicos de madera y 209.400 de biomasa.

Acerca de la denuncia de los pescadores por la muerte de peces con la operación de la represa, la ANLA señala que durante una visita realizada los días 24 y 25 de noviembre es posible que se haya presentado problemas relacionados con malos olores, contaminación del agua y muerte de algunos peces por la descarga de las aguas turbinadas, en un tramo de 1,3 kilómetros.

Sin embargo, aclaró que en un recorrido de cerca de 70 kilómetros no se evidenciaron peces muertos, ni desechos de material vegetal flotando en el agua. “Hasta el día de hoy (23 de diciembre), esta autoridad no tiene conocimiento de la ocurrencia de nueva mortalidades de peces del proyecto”, informó a Semana.com.

Lo paradójico de esta situación es que el remedio puede ser peor que la enfermedad ya que una petición de unos pescadores artesanales para proteger la piscicultura de la región terminó en un fallo de los jueces que suspendieron la operación de El Quimbo, decisión que de prolongarse en el tiempo sí ocasionaría un gran desastre ecológico.

El tiempo corre en contra del proyecto porque además hay un agravante. Las vacaciones de la rama judicial van hasta el 12 de enero. Y mientras tanto El Quimbo seguirá en el limbo.