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EN ABRIL, SORPRESAS MIL

Liberación de tasas de interés y privatización de la banca, anuncia el ministro de Hacienda

12 de mayo de 1986

La semana pasada bastó una promesa para convulsionar el sistema financiero. Sólo se necesitó que el ministro de Hacienda, Hugo Palacios Mejía, asegurara en varias intervenciones públicas que el gobierno "desea" liberar las tasas de interés antes del siete de agosto, y devolverle a los particulares algunos bancos que controla el Estado, para que se dejaran venir las reacciones del caso. En pocos días la calma que se había recuperado desde los sucesos de comienzos del año se terminó por completo. "Fue lo que menos nos esperábamos", comentó un directivo bancario.
LIBRE INTERES
La supuesta sorpresa es injustificada, según los economistas del gobierno. Todo tiene que ver con lo sucedido en enero, cuando la Junta Monetaria y la Presidencia de la República emitieron una serie de disposiciones destinada a controlar las tasas de captación y colocación de las diferentes instituciones financieras. En ese momento, el gobierno explicó que estaba dada una serie de condiciones objetivas en el mercado, gracias a las cuales se podían tomar medidas administrativas que "aceleraran" una baja natural en los intereses. Como resultado, las tasas iniciaron un descenso pronunciado (ver gráfico), situándose aun por debajo de los límites impuestos por la administración.
El logro de ese objetivo es lo que ha impulsado a los miembros del equipo económico a decir que ya va siendo tiempo de revertir la medida. En su opinión, la economía se mueve mejor dentro de un sistema de tasas de interés libres y si el control se prolongara indefinidamente iria en contravia con los principios del libre mercado. Más aún, se ha visto que en experiencias similares los controles resultan ineficaces para que las tasas de interés se mantengan dentro de los limites establecidos.
Aunque desde el punto de vista estrictamente económico la justificación estatal es aceptable, el anuncio de Palacios Mejia no impidió la presencia de quejas de una serie de sectores. Los primeros en protestar fueron los industriales, quienes indudablemente se han beneficiado con la situación actual. Como es sabido, no era raro que en el pasado se hicieran créditos cuya tasa de interés superara el 60% anual efectivo. Ese escenario combinado con un ambiente de recesión económica, fue definitivo para que la cartera de dudoso recaudo de las instituciones financieras se fuera hasta las nubes. Tal como se decia en esa época, no había negocio "honesto" que diera lo suficiente para pagar el costo del crédito y dejar una utilidad satisfactoria.
Con la reducción obligada de las tasas, la mayoría de los empresarios se ha beneficiado. En las disposiciones de enero quedó claro que el costo del crédito no puede ser superior a una tasa del 41.12% anual efectivo. Es por esa razón que la protesta de los industriales fue tan fuerte. Pese a que la economía está despegando, aun los más optimistas sostienen que será muy dificil sobrevivir si se vuelve a las circunstancias del pasado.
Otra cosa es la que piensan los representantes del sector financiero.
Según el presidente de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras, ANIF, Juan Diego Jaramillo, el anuncio es "extraordinariamente bueno". En opinión de Jaramillo, el margen de intermediación de las entidades de crédito (diferencia entre la tasa de captación y la de colocación) se había estrechado demasiado, como resultado de las disposiciones de enero. Por lo tanto, si se liberan las tasas el margen podría volver a ser favorable y se aceleraria la recuperación del sector financiero.
Sin embargo, hay expertos que sostienen que esa mejoría se va a lograr a costa de subir las tasas de colocación, con lo cual los afectados van a ser los usuarios de créditos. Por ahora, esa es la gran incógnita que tiene que afrontar el gobierno. En los meses que han transcurrido en 1986 el sistema financiero se ha visto "inundado" de dinero, como consecuencia de una situación que es normal todos los años, a la cual se le ha sumado la entrada masiva de los recursos de la bonanza cafetera. No obstante, la duda radica en el comportamiento del mercado cuando esa liquidez tienda a acabarse. Los esfuerzos del gobierno por controlar la cantidad de dinero en circulación han resultado parcialmente exitosos y es posible que para el segundo semestre se viva una situación radicalmente diferente a la actual.
Esa perspectiva tiene preocupados a los empresarios. Tradicionalmente se ha visto que el costo del crédito tiende a estacionarse en un nivel alto, sin volver a bajar cuando el mercado recupera la liquidez. Debido a ello la noticia dada por el minhacienda dejó preocupado a más de uno. Tal como dijera un industrial del sector metalmecánico "si las tasas vuelven a niveles de antes yo ya sé qué hacer: liquidar este negocio".
BANCOS DEVUELTOS
Pero la de las tasas de interés no fue la úniea sorpresa de la semana.
En el marco de la asamblea de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras, ANIF, el ministro de Hacienda también llamó la atención euando señaló que antes de agosto el gobierno aspira a poner en venta acciones de algunos de los bancos en los cuales ha intervenido, ya sea directamente o a través del Fondo de Garantías. Como se recordará, la crisis del sistema financiero obligó a la nacionalización de algunas entidades y con la aprobación del Fondo varias más han sido recapitalizadas en lo que va del año. Como consecuencia, se calcula que por lo menos un 80% de los activos del sistema bancario están directa o indirectamente en manos oficiales.
El anuncio del titular de las finanzas produjo revuelo inmediatamente.
En opinión de los especialistas, es dudoso que el público se atreva a invertir en instituciones que todavía no han saneado sus estados contables.
Tal como afirmara el presidente de ANIF, Juan Diego Jaramillo, "para que la gente compre acciones de los bancos la única condición es la de recuperar la rentabilidad del sistema financiero".
Sin embargo, ese objetivo parece todavía lejano. De los bancos en los cuales el Estado posee intereses (incluyendo los que han recibido recursos del Fondo de Garantías) ninguno, con excepción del Banco del Estado, tuvo resultados satisfactorios en 1985. Aunque desde ya se asegura que durante este año los balances van a mejorar sustancialmente, es poco probable que en tan corto tiempo se obtengan cifras que atraigan a los inversionistas. La Asociacion Bancaria ha solicitado desde hace tiempo que se liberen recursos del encaje y se aumente la rentabilidad de las inversiones forzosas, pero teniendo en cuenta las actuales circunstancias monetarias y fiscales, aún los más optimistas ven dificil que se produzca un cambio en ese sentido.
Peor aún, la noticia dada por el Ministro generó criticas debido a que, supuestamente, lo que va a suceder es que el Estado se encarga de socializar las pérdidas y, una vez resueltos los problemas, le devuelve la entidad a sus dueños. Sin embargo, esa afirmación fue desvirtuada por los hechos.
Un ejemplo claro fue lo sucedido con el Banco de los Trabajadores al cual el Fondo de Garantías le va a "inyectar" 1.200 millones de pesos. Para evitar que sus actuales dueños se beneficien, el Fondo anunció el viernes pasado que el valor nominal de la acción del Banco pasó de 10 pesos a un centavo. Como consecuencia, el capital social de la entidad quedó en 33 mil pesos, antes de la recapitalización. Los problemas encontrados en el Banco son de tal magnitud que se reconoce que será necesario una ardua labor para volverlo rentable.
Por lo pronto, el gobierno sigue emDeñado en "privatizar" varios bancos. Según algunos funcionarios estatales, existe la voluntad dentro de la administración de demostrar que en efecto puede recibir instituciones en problemas, capitalizarlas y devolvérselas a los particulares. Si eso se cumple se estarán silenciando las criticas que rodearon la creación del Fondo de Garantías, cuando se aseguró que todo era un mecanismo disimulado para que los bancos quedaran en poder del Estado.
Sin embargo, el problema es convencer a los inversionistas. Actualmente, la estrategia se basa en dirigirse a los caficultores y "venderles" la idea de la compra de acciones de los bancos. Para tal fin, los cafeteros podrán utilizar el Titulo de Ahorro Cafetero, TAC, que empezaron a recibir a comienzos de marzo. Según cálculos de la Federación, la emisión de TAC podría llegar en 1986 a 43 mil millones de pesos y el Ministerio de Hacienda aspira a que una buena cantidad de esos papeles se dirija a la adquisición de acciones de los bancos.
Adicionalmente se planea una campaña de publicidad masiva para invitar a la gente a invertir, ofreciendo condiciones de financiación favorables a quien compre acciones.
A pesar de tales, la mayoría de los observadores se muestra escéptico sobre el éxito de la campaña. La experiencia de los Bonos,Convertibles en Acciones del Banco de Colombia, los cuales fueron lanzados sin resultados favorables, indican que en casos como este va a ser muy dificil que la banca se privatice, no porque el gobierno no quiera entregar sus acciones, sino porque los particulares no quieren recibirlas. --