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EN CAMARA LENTA

El Banco Mundial le presta dinero al país, pero la demora de los proyectos fiscales en el parlamento pone en entredicho la entrega de 300 millones de dólares mas

31 de diciembre de 1984

Agobiada por sus múltiples problemas en las áreas fiscal y externa, Colombia recibió una inyección de confianza la semana anterior, al conseguir dos préstamos por 220 millones de dólares y la promesa de mas dinero si se siguen los programas de ajuste promulgados por el gobierno. La visita del vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, David Knox, volvió a reafirmar la convicción entre los especialistas, de que la nación tiene posibilidades de "pasar" el próximo año, sin necesidad de acogerse a un acuerdo formal con el Fondo Monetario. Más importante aún, los economistas del gobierno han empezado a vislumbrar la posibilidad de que la economía colombiana no se vea enfrentada a un escenario en el cual se presenten bajas en la producción real y en el empleo. Aparentemente, las posibilidades del sector exportador (ver artículo), sumadas a un nivel importante de inversión pública, pueden conjugarse para evitar que 1985 se convierta en uno de los peores años en la historia reciente del país.
Con todo, aún falta cierto trecho para que Colombia vea solucionadas sus dificultades. Hasta ahora, el Banco Mundial ha impuesto una monitoría de hecho sobre la política económica, haciendo énfasis en la solución al problema fiscal. Dependiendo del paso de los proyectos presentados al Congreso, el organismo definirá si le otorga a Colombia un préstamo adicional por 300 millones de dólares con destino a insumos para el sector exportador. Adicionalmente, el gobierno planea utilizar el respaldo del banco, con el objetivo de presentarlo como una garantía ante las instituciones privadas internacionales y convencerlas de que renueven las líneas de crédito que en este momento están en entredicho. Para tal fin, habrá una reunión de carácter informal en Nueva York, el 10 y 11 de diciembre, en la cual los principales bancos escucharán la posición oficial y decidirán si se cita a un evento más formal a mediados de enero, o si por el contrario se decide creer en el equipo económico. A su favor, Colombia tiene las perspectivas de mediano plazo, que sugieren un mejoramiento del sector externo a partir de 1986. Por otra parte, se ha logrado detener la caída de las reservas internacionales y se calcula que éstas acabarán el año entre 1.500 y 1.600 millones de dólares, cifra que pese a ser pequeña, le da algún margen de confianza al país.
En las actuales circunstancias, la principal espina parece ser el empantanamiento del proyecto de financiamiento del déficit fiscal en los salones del Congreso. Cerca de un mes después de que el ponente del proyecto, Rodrigo Marín Bernal, presentara su informe, no se ha logrado todavía el consenso para debatir la iniciativa La semana anterior, el ministro de Hacienda tuvo que sacar, en forma literal, a los congresistas de sus oficinas para reunir el quórum necesario en los salones de la corporación.
Aparentemente, esta semana se iniciará; por fin, la discusión en serio aunque se anticipa que el tiempo no será suficiente para que el proyecto se vote dentro del término de las sesiones ordinarias. Ante esa eventualidad, el gobierno se vería obligado a convocar a extras a partir de la segunda o tercera semana de enero. Para los observadores, lo que ha resultado más preocupante es el total desconocimiento del proyecto de ley entre los congresistas, máxime si se considera que de su sanción dependen préstamos que condicionarán la vida del país en el próximo lustro. La semana anterior, un buen número de los miembros de la comisión tercera en ambas cámaras confesaron abiertamente no haber ni siquiera ojeado la ponencia del senador Rodrigo Marín. En opinión de un representante lo que sucede es "consecuencia del manejo que se le dio a la elección popular de alcaldes, cuya votación creó un ambiente tenso". Para otros parlamentarios, el gobierno tiene su cuota de responsabilidad debido a que, en palabras de un senador, "no parece interesado en que nosotros votemos". La labor de promoción ha caído exclusivamente en manos del ministro Roberto Junguito y ni el Presidente Betancur, ni otros miembros del gabinete, le han dado al proyecto fiscal la atención que se merece.
Quizá el mayor obstáculo hasta ahora, ha sido la falta de un punto de partida común. Tanto el gobierno, como los congresistas interesados y las entidades independientes, tienen cifras diferentes sobre la magnitud del déficit fiscal en este y los próximos años. En días recientes, el Nuevo Liberalismo habló de un faltante para 1985, cercano a los 340 mil millones de pesos, cifra superior en más de un 50% a los estimativos de la administración. En tales circunstancias, es imposible ponerse de acuerdo sobre las medidas remediales y por ello se espera que esta semana el ministro de Hacienda unifique criterios con los congresistas. El manejo de los números ha sido denunciado desde diversos sectores, y el investigador José Antonio Ocampo no vaciló en afirmar que existen "esfuerzos consistentes por exagerar la magnitud del déficit fiscal".

UN RESPIRO DE AFUERA
Al tiempo que la misión del Banco Mundial se dedicaba a revisar la política económica del gobierno, Colombia recibió buenas noticias del exterior, al hacerse general entre los bancos internacionales una reducción en los niveles de la tasa de interés preferencial o Prime Rate. La baja, hasta niveles del 11.25% anual, le significa al país un ahorro cercano a los 150 millones de dólares al año por concepto de pago de intereses, en comparación al valor del 13% al cual llegó el Prime en septiembre pasado. La pérdida de dinámica de la economía norteamericana durante el tercer trimestre del año, ha llevado a varios analistas a creer que se aproxima una recesión y la manera de combatirla es disminuyendo las tasas de interés. Para lograr tal objetivo, el banco de la Reserva Federal ha bajado el costo del dinero que le presta a los bancos comerciales, induciendo la caída del Prime. De hecho, los banqueros de Wall Street anticipan que éste seguirá menguando hasta situarse en 10.5% a final del año, con posibilidades de volver a subir durante el primer trimestre de 1985. Pese a que los menores intereses constituyen un factor favorable para los deudores latinoamericanos, ciertos círculos han expresado preocupación por la posibilidad de una nueva recesión en los Estados Unidos. En las actuales circunstancias, la fortaleza de la economía y de la moneda norteamericana, le han permitido a una buena parte del Tercer Mundo aumentar sus exportaciones y así generar los fondos para atender sus compromisos con los bancos extranjeros. Sin embargo, no se sabe cuál será la situación, si los mercados internacionales empiezan a cerrarse. Colosos como Brasil, que debe lograr este año un superávit de 12 mil millones de dólares en su balanza comercial (exportaciones menos importaciones de bienes), pueden verse en problemas y colocar de nuevo en alerta roja a los bancos. Según la prensa internacional, los deudores latinos todavía esperan una mayor reducción en el Prime, pues para ellos se ha llegado a niveles injustamente altos. Al parecer, la financiación del déficit fiscal norteamericano se está llevando demasiados fondos que, en otras circunstancias, presionarían los intereses hacia abajo. En los actuales momentos, la Casa Blanca está tratando de llegar a una serie de compromisos para efectuar recortes presupuestales que disminuirían el déficit a la mitad en un lapso de tres años. Dependiendo de una solución favorable, se podría llegar a una situación de menores tasas de interés internacionales que beneficiarían a los países deudores, incluido Colombia.