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El proyecto de reforma tributaria que presentó el gobierno les quita a las empresas en zonas francas el beneficio tributario del 15 por ciento

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En contravía

El proyecto de reforma tributaria borra de un plumazo el nuevo régimen de zonas francas aprobado hace siete meses. ¿Falta de coherencia?

12 de agosto de 2006

En un hotel en ShangHai, dos días antes de regresar a Colombia, el gobernador del Atlántico, Carlos Rodado Noriega, se sintió como un embustero. Después de dos semanas de estar promoviendo ante autoridades gubernamentales y empresarios chinos las ventajas que ofrece el departamento del Atlántico a quienes desean hacer empresa, se enteró a través de los periódicos colombianos en Internet que el gobierno nacional había presentado un proyecto de reforma tributaria que lo dejaba como un gran mentiroso. ¿La razón?

Resulta que el gobernador Rodado les había dicho a sus interlocutores asiáticos que en la zona franca de Barranquilla el impuesto de renta a las empresas era del 15 por ciento. Dijo que de ubicarse allí, sus empresas tendrían unas ventajas incalculables por la cercanía de Colombia a los mercados estadounidense y europeo. Su oferta se basaba en la Ley 1004 de 2005, el nuevo régimen de zonas francas que fue aprobado hace apenas siete meses y que entró en vigencia en enero de este año. Los chinos, ante tanta belleza, le pidieron a la delegación colombiana que presentara una propuesta formal para ellos organizar un viaje que les permitiera confirmar las propuestas y observar posibilidades de negocio.

Esas expectativas e ilusiones del gobernador Rodado y sus compañeros de misión -la Cámara de Comercio de Barranquilla, la Zona Franca, Acopi, Universidades del Norte y Simón Bolívar, Colciencias y Producaribe-, están a punto de quedar en nada si se aprueba el proyecto de reforma tributaria que presentó el gobierno. Este les quita a las industrias localizadas en zonas francas el beneficio tributario del 15 por ciento de impuesto de renta y les clava uno del 32 por ciento, dejándolas al mismo nivel del resto de empresas. Eso impediría no sólo concretar acuerdos con los chinos, sino aplazar la propuesta que están esperando los asiáticos hasta el final de la legislatura cuando se conozca el texto final de la reforma.

Por eso, el pasado martes 8 de agosto, en una reunión en la base militar de Barranquilla a la que asistieron el presidente Álvaro Uribe y varios mandatarios de la Costa, el gobernador Carlos Rodado prefirió ponerse colorado en la reunión, que pasar pálido el resto de sus días. Rodado le dijo al Presidente que "de nada servía la construcción de nuevas vías y el mejoramiento de la infraestructura portuaria, si con la reforma tributaria se afecta el centro de gravedad de la estructura productiva para la exportación como lo son las zonas francas".

El presidente Álvaro Uribe le pidió al gobernador una interpelación para explicarle que la tarifa de renta del 32 por ciento sólo afectará a las nuevas empresas. Es decir, que las que ya se encuentran en las zonas francas tienen unos derechos adquiridos que se respetarán, y que de todas maneras habrá una compensación para los inversionistas que consiste en depreciar a un año el ciento por ciento de las inversiones en activos fijos nuevos. Pero ese argumento no convenció a Rodado, quien dijo que los inversionistas no van a mirar la depreciación, sino que el impuesto de renta aumenta del 15 al 32.

El gerente de la zona franca de Barranquilla, César Caro Castellar, quien también estuvo en el viaje a China, dice que para ellos es más fácil traer inversionistas extranjeros, colocar mercancías en el exterior, hacer acuerdos con la aduana norteamericana y hacer alianzas con los asiáticos, que concertar con el gobierno nacional la expedición de reglas claras, seguras y estables. "Pensamos que lo habíamos logrado con la expedición de la Ley 1004, pero nos equivocamos. El enemigo está adentro".

El principal motivo de inconformidad tiene que ver con un cambio en las reglas de juego en tan corto tiempo. Y tienen razón. ¿Cómo es posible que en un lapso de siete meses cambien las condiciones de inversión para unas zonas en específico?

Si bien es cierto que las exenciones a las empresas deberían desaparecer en su totalidad -especialmente si el objetivo es diseñar una reforma estructural-, hay que evitar este tipo de medidas que generan una enorme inestabilidad jurídica. Y que dejan un sabor a la improvisación y reflejan una falta de coherencia en las políticas del gobierno.