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EN EMERGENCIA

AUNQUE EL NUMERO DE CONCORDATOS HA BAJADO CON RESPECTO AL AÑO PASADO, ESTA FIGURA SE VOLVIO ALGO NORMAL DENTRO DE LA ECONOMIA COLOMBIANA.

10 de junio de 1996

Los expertos en economía señalan que los primeros dolientes de cualquier desaceleración son los que se dedican al comercio. No es difícil entenderlo, pues pocos dependen tanto de cómo se comporta la demanda de todos los habitantes de un país como los comerciantes. Y eso lo muestra el caso de Colombia, donde la mayoría de las sociedades que han tenido que recurrir al concordato este año viven tales negocios.De hecho, cuatro de las 10 que han pedido auxilio ante la Superintendencia de Sociedades son de dicho sector. Se trata de Suprapak, Motomarina, Auto Seúl Cobautos y Telecómputo, que entre todas alcanzan activos por 14.408 millones de pesos, en tanto que sus pasivos suman 12.462. No es gratuito entonces que la Federación Nacional de Comerciantes _Fenalco_ afirme que el comercio formal atraviesa por uno de sus peores momentos, de acuerdo con una encuesta realizada en febrero por el gremio y la Fundación para la Educación Superior y el Desarrollo _Fedesarrollo_. Las razones que explican dicho comportamiento son la disminución en el nivel de consumo de los hogares, la inflación y el aumento del IVA. También los ha afectado la competencia leal y desleal, que va en aumento.El problema del comercio es sólo un botón dentro de la muestra de todas las compañías que han tenido dificultades este año y han optado por el concordato. Los datos oficiales dicen que hasta abril eran 10 las empresas en esa situación, aunque el correo de las brujas rumora que las solicitudes superan esa cifra. Hasta el momento están comprometidos activos por 33.701 millones de pesos y pasivos por 29.484 millones de pesos, así como 674 empleados. Los otros sectores que se han visto afectados son el editorial, lo cual se puede explicar por el alto costo del papel que las empresas tuvieron que afrontar el año pasado; y las industrias dedicadas a confecciones, maderas, siderurgia y manufactura.Diez concordatos son, sin duda, pocos con respecto al récord de 1995, cuando fueron 57 las compañías en dificultades. También es un consuelo el hecho de que aún no hayan sido grandes compañías las que entran en cuidados intensivos, como ocurrió con Acerías Paz del Río y Quintex el año pasado. En esa oportunidad las cifras de activos de la mayoría de empresas en emergencia eran bastante superiores a las de ahora, y los grandes perjudicados fueron los textileros, en parte por la apertura y la mayor competencia. No obstante, no se trata de un fenómeno despreciable el hecho de que en cuatro meses les haya sido aprobado el concordato a tantas empresas. Y no lo es porque deja en claro que se están viendo afectadas por el alto costo del dinero, los elevados niveles de endeudamiento y, todavía, los efectos de la apertura económica. Así mismo, en muchos casos influyen problemas administrativos, que son ajenos a la economía pero se vuelven inmanejables en caso de una desaceleración.Así, aunque es probable que en 1996 no ocurra lo que se temía _que era posible superar la astronómica cantidad de 1995_ sí es claro que la figura del concordato se volvió normal en el país desde cuando arrancó la apertura lo cual se ha visto agravado por las evidencias de crisis que azotan a la economía, que no pasa por una época de vacas gordas.