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Después de tres años de estancamiento las ventas de vehículos se han recuperado en forma sorprendente., 49458

19 de febrero de 2002

Que las ventas de un producto en el país suban 27 por ciento no es algo que se vea todos días en los actuales tiempos de lánguido crecimiento económico. Tal vez por eso causó gran sorpresa entre analistas y empresarios del sector automotor el hecho de que en enero pasado se hubieran vendido 5.717 automóviles nuevos en el mercado nacional. Es decir 27,3 por ciento más que los 4.490 que se comercializaron el mismo mes de 2001.

Lo más alentador es que se completaron ya cinco meses consecutivos de buenas ventas. En septiembre del año pasado el mercado de carros, que había estado deprimido desde mediados de 1998, empezó por fin a mostrar las primeras señales de recuperación. El repunte fue moderado pero sostenido. Y el hecho de que se hubiera mantenido en el mes de enero, que históricamente ha sido el más flojo en ventas, muestra que el auge no se debió a la temporada de fin de año sino que hay causas más estructurales impulsando el mercado.

Una de ellas es que en los últimos meses se logró cierta estabilidad en los precios de los vehículos. Algo que fue posible gracias a que la inflación estuvo a la baja y, más importante, a que la tasa de cambio paró de subir y empezó a bajar. La revaluación, que tanto les ha dolido a los exportadores, tuvo un efecto benéfico sobre los importadores de carros y para las ensambladores nacionales que traen del exterior buena parte de sus insumos y autopartes. De otro lado, las tasas de interés se han mantenido estables y a la baja durante los últimos meses, lo que les ha permitido a quienes compran a crédito endeudarse en unas condiciones más favorables.

Los precios estables y los tipos de interés a la baja son razones suficientes para que crezcan las ventas de vehículos, pero no tanto como 27 por ciento. Al fin y al cabo el dólar y las tasas de interés han sido las mismas para todos los segmentos del comercio y no todos han repuntado. Antes, por el contrario, las cifras muestran que salvo excepciones puntuales, como la de los carros, las ventas totales del comercio últimamente han dejado mucho qué desear.

De manera que hay razones adicionales detrás del repunte en el mercado de automóviles. Han pasado cuatro años desde el último boom en las ventas y se nota que la gente ya empieza a hacer cambio de vehículo, explica Augusto Zuluaga, vicepresidente sectorial de Fenalco. De acuerdo con sus estadísticas 1997 fue el último año bueno para el sector, pues se vendieron 156.000 unidades. Es decir, más del doble de las 60.900 que se comercializaron en 1999. Así de grave fue la crisis.

Durante 2000 y buena parte de 2001 el mercado siguió estancado y esto hizo que el parque automotor se envejeciera. Quienes cambiaban de carro cada año o dos, dejaron de hacerlo por un lapso más largo. Pero ahora que la economía está cerca de completar tres años de estabilidad, y la gente ha tenido tiempo de ajustar sus finanzas y salir de buena parte de sus deudas, son muchos los que están pensando otra vez en cambiarlo.

Desempeño desigual

Al segmento del mercado que mejor le ha ido es el de automóviles. En la Mazda se ha movido muy bien el 626. También en Allegro estuvimos sobredemandados, afirma Clemencia Gómez, vocera de la Compañía Colombiana Automotriz (CCA), una de las tres principales ensambladoras del país. A General Motors Colmotores, que produce la marca Chevrolet, le ha ido bien con el Sprint y el Corsa, por ejemplo. En el caso de Sofasa, ha habido buenos resultados con los Mégane y Symbol, de la Renault.

Estas empresas, sin embargo, enfrentan una dura competencia de los vehículos importados, representados por compañías como Daewo, Hyundai, Nissan o Volkswagen, entre otras. La meta de éstas es recuperar el terreno perdido entre 1998 y 2000, cuando la devaluación encareció las importaciones. Ahora que la situación cambiaria es distinta los importadores confían en que tendrán una mejor posición para competir frente a las ensambladoras nacionales, que tienen cerca del 65 por ciento del mercado.

El auge que han tenido los vehículos urbanos, de las gamas media y baja, contrasta con la suerte que han tenido las camionetas 4x4, cuya demanda sigue estancada por razones no económicas. Los temores por la situación de inseguridad han hecho que muchas personas opten por carros con un perfil más bajo. Parte de la demanda por vehículos de las gamas media y baja se debe a este cambio en las preferencias de los compradores. Pero parte también se debe a que la demanda total de carros está en aumento.

Este repunte llega, por lo demás, en un momento muy oportuno para las ensambladoras nacionales. En los últimos dos años, cuando el mercado local estaba deprimido, éstas se habían dedicado a exportar a los países vecinos y en particular a Venezuela. Los empresarios colombianos supieron aprovechar muy bien las preferencias arancelarias de la Comunidad Andina y los incentivos tributarios que otorgó el presidente Hugo Chávez en su programa del carro popular. Pero ahora que se empieza a deteriorar la situación económica del vecino país el mercado nacional podría ser el nuevo jalonador de la industria.

Pese a los buenos resultados de los últimos meses el mercado de automóviles todavía se encuentra lejos de alcanzar los niveles de ventas de hace cinco años. Por eso la gran pregunta ahora es si el reciente boom automovilístico va a durar y va a ser lo suficientemente fuerte como para recuperar el terreno perdido.

Como no hay otras señales claras de reactivación económica hay quienes consideran que el auge se debe a razones inherentes a la industria automotriz, como la reposición de los vehículos que se habían envejecido. Pero el repunte también podría ser el reflejo de una recuperación general de la demanda en el país, en cuyo caso las ventas de carros podrían ser un signo premonitorio de mejores noticias sobre la situación económica.