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ESTA VOLVIENDO LA CONFIANZA

ENTREVISTA: MOISES NAIM

14 de agosto de 1995

ENTRE LOS ANALISTAS QUE SIGUEN DIA A DIA la marcha de América Latina, quizás no existe ninguno con la franqueza y capacidad analítica de Moisés Naim. Este ex ministro venezolano está asociado a la prestigiosa Fundación Carnegie en Washington, desde donde escribe sobre la región.

SEMANA: ¿Cómo ve las cosas en este año lleno de altibajos en América Latina?
MOISES NAIM: Estamos retomando la confianza y la esperanza después de la crisis de México. Ese es un excelente síntoma, pues cuando hubo la crisis mexicana en 1982, América Latina tardó 10 años en volver a los mercados internacionales de capital. En cambio esta vez hemos tardado seis o siete meses, y aunque los flujos no están nunca en el nivel que estaban antes ya empiezan a aparecer, y proyectos válidos en países percibidos como estables están consiguiendo buen financiamiento. Sin embargo, estamos todos en ascuas esperando a ver qué pasa con Argentina y Brasil.
SEMANA: ¿ Cree en esa perspectiva optimista según la cual en el año 2000 América Latina tendrá un alto crecimiento y soluciones para los problemas sociales?
M.N.: No. YO veo una América Latina altamente segmentada. Va a haber países exitosos en materia de crecimiento y atractivos para los inversionistas extranjeros, pero va a haber otros excluidos y algunos en una ruta intermedia que van a estar en transición.
SEMANA: ¿Cuáles son los candidatos?
M.N.: Chile evidentemente se parece cada vez más a Europa y sus indicadores son más los de un país del este asiático que de uno latinoamericano. Uno debería tener la esperanza de que si Argentina logra una transición sin un aterrizaje siniestro y Brasil consolida sus reformas, de manera que Mercosur funcione, ese va a ser un polo importante. En cuanto a Colombia, uno siempre tiene buenas esperanzas, pero también esperaría un movimiento más rápido en cuanto a políticas económicas que la incorporen más a los circuitos de inversión y comercio de las comunicaciones y el turismo.
SEMANA:¿ Y los excluidos?
M.N.: En América Central hay varios candidatos y tal vez Ecuador, que está teniendo unos rezagos importantes.
SEMANA: ¿Usted cómo analiza la situación política de la región?
M.N.: Tuvimos una primera ola de democratización, que consistió esencialmente en restaurar y profundizar las democracias en los países donde las libertades civiles habían sido muy limitadas. Después hubo una segunda ola, donde el retorno a la estabilidad macroeconómica era la prioridad. Pero ya no va a ser suficiente que los presidentes generen estabilidad macroeconómica, ahora son necesarios los cambios institucionales para que la policía funcione, los servicios públicos sean confiables, las instituciones sean más que parapetos con nombre pero incapaces de cumplir con sus objetivos.
SEMANA: ¿Ve alguna evolución hacia la democracia autoritaria?
M.N.: YO no lo veo así, pero no sé si es más producto de mis deseos que de un análisis objetivo. Hay que recordar que el autoritarismo en América Latina tuvo una longevidad mayor gracias a la de la guerra fría. En este momento la tolerancia hacia ese tipo de gobiernos es menor.
SEMANA: Hay gente que afirma que el principal problema ahora son los altos niveles de corrupción. ¿Qué opina?
M.N.: Es curioso por qué en momentos en los cuales hay condiciones y tendencias mundiales para que haya una disminución de la corrupción, hay por el contrario una expansión. Al fin y al cabo hay más democracia y por lo tanto más trasparencia más libertad de prensa menos impunidad; ahora son los mercados los que deciden y no los burócratas. Yo creo que lo que está cambiando es la naturaleza de la corrupción. Además, ahora sabemos más porque hay una erupción de información sobre corrupción. Pero no creo que se pueda decir que hoy hay más corrupción de la que había cuando teníamos gobiernos autoritarios que no le rendían cuentas a nadie.
SEMANA: ¿Usted ve fortaleciéndose los procesos de integración regional?
M.N.: Lo que ha permitido el exito de la integración es la liberalización comercial, inicialmente unilateral, pero que después generó un aumento en los niveles de intercambio comercial. Ante esa realidad los gobiernos decidieron consolidar los acuerdos, más como una parte de todo un paquete integral de reformas macroeconómicas que como la respuesta a un verdadero ánimo de unirse con los vecinos. Ahora, el requisito para que la integración tenga éxito es la estabilidad macroeconómica de las naciones, pues estamos viendo cómo se sufre en situaciones como la de Colombia y Venezuela por la crisis de Venezuela.
SEMANA: A propósito, ¿Usted qué piensa de la situación de su país?
M.N.: Las políticas económicas de Venezuela son insostenibles. El gobierno tiene que adoptar un esquema consistente, donde la tasa de interés y las políticas monetarias tengan que ver con las políticas cambiarias, éstas con las fiscales y las últimas con las de privatización, y donde todo tenga que ver con la búsqueda de mayor estabilidad económica.
SEMANA: Pasando al caso de Colombia, ¿cómo lo ve usted desde Washington?
M.N.: Estoy viendo un debate público entre el ministro Perry y el ex ministro Hommes, que gira en torno de quién es el que más gastó. Eso a mí me parece excelente, no en término de ser un debate crudo, pero sí en cuanto a que en América Latina nosotros habíamos tenido ministros cuya virtud era gastar mucho. No obstante, me preocupan síntomas que todavía no llegan a ser alarmantes pero sí forman parte de una tendencia y pueden tener consecuencias graves, como son fijar las tasas de interés pensar en quitarle autonomía al Banco de la República que seria peligrosísimo , o decir que tendría que incorporar objetivos distintos de la lucha contra la inflación, como la promoción del empleo o cálculos sobre producción. Hay mucha investigación empírica que demuestra que los bancos centrales que tienen múltiples agendas terminan por generar niveles inflacionarios indebidos y superiores
SEMANA: ¿Es decir, que tener muchos objetivos es parecido a no tener ninguno?
M.N.: Un gobierno debe tener muchos objetivos y no se puede dar el lujo de ser miope. El presidente Samper tiene retos monumentales en términos de la lucha contra la guerrilla y el narcotráfico, así como en materia de política económica; entonces a uno le preocupa que haya muchas distracciones en el área de política interna y seguridad, que la política económica no esté teniendo la atención que debería. Pero sí es importante entender que los bancos centrales tienen que ser obsesivamente miopes.