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ENTREVISTA

"Estoy muy atortolado"

SEMANA habló en exclusiva con Augusto Acosta, el presidente de la Superintendencia Financiera, la nueva entidad encargada de fiscalizar que el ahorro de todos los colombianos sea bien manejado. Dijo estar listo para el reto.

12 de febrero de 2006

El fallo de la Corte Constitucional sobre la Ley de Garantías, que impuso restricciones a los nombramientos por parte del Presidente de la República durante la campaña por la reelección, precipitó el lanzamiento de uno de los proyectos más sigilosamente preparados por el Gobierno Nacional: la fusión de las superintendencias Bancaria y de Valores en la nueva Superintendencia Financiera.

El encargado de sacar adelante esta tarea será Augusto Acosta, quien explicó a SEMANA los objetivos de la nueva entidad y se defendió de las críticas suscitadas. SEMANA: ¿No le parece precipitada la decisión de fusionar las entidades? AUGUSTO ACOSTA: Para nada. Lo que pasa es que se trata de un proceso de tres fases. La primera empezó en abril de 2004 y correspondió a la decisión política del gobierno. La segunda es ésta, que consiste en implementar la fusión. Y la tercera arranca el primero de enero, en la cual se debe consolidar el proyecto o plantear nuevas reformas, algo que puede durar hasta dos años más. En conclusión, es un proceso largo que aún no ha terminado. SEMANA: ¿Cuáles son los retos que enfrenta la nueva Superfinanciera? A.A: Pasar de una supervisión segmentada a una supervisión integrada. Hoy, por ejemplo, los bancos tienen la mitad de la plata en crédito tradicional, y la otra mitad, en inversiones de portafolio. Es necesario supervisar los dos balances, porque el banco se puede quebrar por problemas de cartera o por volatilidades en los mercados financieros y de deuda pública. No tiene sentido que cada actividad tenga un supervisor distinto. Sobre todo si se tiene en cuenta que todos los actores -bancos, comisionistas, fiduciarias, compañías de seguros y fondos de pensiones- están interrelacionados entre sí. SEMANA: Mientras la banca pasa por uno de sus mejores momentos, todos los días se oyen críticas de los usuarios de lo poco que pagan los bancos por los ahorros y lo mucho que cobran por el uso de los servicios financieros. ¿No le parece un abuso? A.A.: El crédito más costoso es el que uno no puede tener. Si uno no accede a los servicios del sistema financiero, le toca acudir a los usureros. Además, se nos olvida cómo era la vida cuando no había cajeros automáticos, cuánto nos costaba hacer la cola en una entidad financiera para que nos cambiaran un cheque. Hoy casi en cualquier municipio del país hay un cajero automático. Obviamente, montar esa infraestructura tiene un costo y eso no es gratis. SEMANA: Usted viene de estar ocho años en la Bolsa de Valores, fue presidente de un banco y está terminando de vender una participación en un puesto de bolsa. ¿No le parece que existe un conflicto de intereses? A.A.: Efectivamente, vengo del mundo que ahora voy a entrar a supervisar en la Superintendencia. Pero creo que el análisis de esta situación se debe hacer desde otro punto de vista. ¿Quién debería ser, entonces, el superintendente financiero? ¿Alguien que no haya tenido nada que ver con los mercados de valores o bancario? SEMANA: ¿Se siente un Superfinanciero al ocupar un cargo de esa responsabilidad? A.A.: Debo responder así: primero, tengo mucha ilusión y, en segundo lugar, estoy muy atortolado, porque es una responsabilidad muy grande. No hay la menor duda. SEMANA: Ahora que tiene conflicto de intereses, ¿quién le va a manejar la chequera, la cuenta de ahorros y la tarjeta de crédito? A.A.: Esa siempre me la ha manejado mi señora. Porque yo ya aprendí que uno debe obedecer a las mujeres y entregarles la chequera y vive uno feliz. SEMANA: ¿Ha estado en mora con el sector financiero? A.A.: Gracias a Dios, no.