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Fiebre de fusiones

La apertura económica esta generando una ola de uniones empresariales en el país.

10 de enero de 1994

LA UNION HACE LA FUERza. Y fuerza es lo que se necesita en épocas de apertura para enfrentar la competencia externa. Así lo han entendido las empresas colombianas y por eso, a raíz del proceso de internacionalización de la economía,se ha desatado una verdadera fiebre de fusiones en el país: en los últimos 12 meses la Superintendencia de Industria y Comercio ha dado su aprobación a 26 de tales operaciones -la mayoría de ellas bajo la figura de fusión por absorción-, y la cola de solicitudes es casi igual de larga.
El valor total de los activos involucrados en las fusiones aprobadas por la Superintendencia entre septiembre de 1992 y el jueves de la semana pasada, cuando se autorizó definitivamente la absorción de la cadena de supermercados Pomona por parte de Cadenalco y se aprobó la fusión de Inprocol Limitada e Inpro Limitada -dos sociedades dedicadas a la prestación de servicios en el sector automotor-, supera los 360.000 millones de pesos. El valor del patrimonio, por su parte, está por encima de los 139.000 millones (ver cuadro).
La mayor de las empresas que han solicitado aprobación a la Superintendencia de Industria y Comercio para absorber a otra compañía -en aplicación de las normas del decreto 2153 de 1992, que se aplica en la actualidad a todos los procesos relacionados con las posibles restricciones a la competencia en el país- es Cadenalco, cuyos activos ascendían en junio pasado a 87.138 millones de pesos. Los activos absorbidos -o sea, los de Pomona- sumaban a la misma fecha 3.939 millones de pesos. Con esta operación, Cadenalco fortalece su posición en el sector de supermercados de la capital, donde su presencia era casi nula y donde la venta de artículos im- portados gana cada vez mas terreno a raíz de la apertura.
La segunda fusión en importancia por los valores involucrados -pero la más representativa quizás, por su na- turaleza- es la de tres empresas fabricantes de cables de propiedad del Grupo Sanford: Ceat General de Colombia, Fábrica de Alambres Técnicos S.A. y British Cable and Optica Fibres Ltda. El valor de la fusión ascendió a 46.181 millones de pesos en términos de activos y a 20.896 millones de pesos en términos de patrimonio, y se explica en buena parte por el hecho de que los cableros tendrán que enfrentar la competencia de los grandes productores del mundo y más concretamente la de México -en el marco del Grupo de los Tres- donde una sola fábrica puede producir más que todos los productores del Grupo Andino juntos.
Situaciones similares se presentan en el mismo sector de la economía al que pertenecen estas empresas: el netalmecánico. No en vano es el sector que mayor número de fusiones presenta en el período considerado. Si se suma la fusión de las productoras de cables a cuatro más que han tenido lugar en el sector desde septiembre del año pasado, el valor de los activos fusionados alcanza un monto de 72.795 millones de pesos, y el del patrimonio llega a 29.753 millones.
Otro sector que presenta un volumen importan- te de fusiones es el de textiles y confecciones. De hecho -y son solamente cuatro- las fusiones en este sector presentan un mayor valor, en términos de activos y de patrimonio, a las del sector metalmecánico. Totalizando las fusiones que han ocurrido en el último año -de las cuales la mas grande es la de Leonisa con Textiles Formaflex- el valor patrimonial integrado asciende a 31.335 millones de pesos y la suma de los activos a 71.513 millones de pesos. No se descarta incluso que esa tendencia se acentúe y se presenten importantes fusiones entre empresas textileras de Antioquia en el curso de 1994.
Dicha tendencia, sin embargo, no será exclusiva del sector textil. Según las autoridades, lo mismo puede suceder en muchos otros campos de la economía. "Lo importante -segun el superintendente de Industria y Comercio, José Orlando Montealegre- es que se cumplan las normas sobre com petencia". La Superintendencia tiene la obligación de objetar las fusiones que puedan generar una restricción indebida de la competencia. No sólo aquellas operaciones que tiendan a disminuir la competencia en el momento de la fusión, sino aquellas que puedan prevenirla hacia el futuro.
La figura de la disminución de competencia se presenta cuando la sociedad resultante de la fusión se en- cuentre en una posición que le permita modificar de manera unilateral las condiciones del mercado de manera sostenida. La figura de la prevención de la competencia, por su parte, se presenta en tres casos concretos: cuando la operación de fusión se esté dando como un medio para que los competi- dores presentes eviten la entrada al mercado colombiano de nuevos jugadores, cuando se busque evitar el desarrollo de alguno de los ya existentes o cuando, como resultado de la opera- ción, se creen barreras de entrada al mercado.
Cualquier objeción de la Supeintendencia a una fusión debe hacerse únicamente en términos del mercado en general, y no de situaciones particulares. De otra parte, esas objeciones solo se pueden predicar de situaciones cuyas consecuencias sean significativas y tengan vocación de prolongarse en el tiempo. No es frecuente, sin embargo, que esas condiciones se presenten dentro del marco de la apertura.
La Superintendencia no ha objetado ninguna fusión hasta la fecha. En consecuencia, como son muchas las fu- siones que se tendrán que producir en el futuro cercano para que la industria colombiana se ponga a tono y a talla con la economía mundial, el papel del Gobierno tendrá que ser más de estímulo que de objeción.