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Finqueros de salón

Los negocios de la Bolsa Nacional Agropecuaria ya están al alcance de todos los ahorradores. Otros países empiezan a copiar estas nuevas opciones de inversión.

25 de marzo de 2002

Una persona que nunca haya visto una vaca puede hoy obtener una rentabilidad superior a la de un CDT, invirtiendo en engordar ganado, sin salir de la ciudad. Suena raro, pero es lo que ocurre con las titularizaciones de la Bolsa Nacional Agropecuaria (BNA). Los productos financieros que ha diseñado esta entidad son realmente novedosos. Tanto, que ya los han empezado a copiar en otros países del continente.

Las bolsas agropecuarias de México, Perú, Panamá, Guatemala y Bolivia han contratado la asesoría de la BNA para desarrollar en sus respectivos países varios instrumentos financieros ‘made in Colombia’. Se trata de negocios que, paradójicamente, siguen siendo escasamente conocidos en el país. Pero que poco a poco dejan de serlo, en la medida en que ya no están reservados para el inversionista sofisticado, sino que empiezan a estar al alcance de la gente común y corriente.

Durante mucho tiempo la BNA fue el lugar donde se comercializaban productos agropecuarios de contado. A principios de los 90, cuando desapareció el Idema, del que hacía parte, se volvió una entidad mixta y empezó a asumir cada vez más su carácter de bolsa. Es decir, a desarrollar productos financieros, emulando las bolsas de commodities de los países desarrollados, que tienen instrumentos de inversión tan importantes para el público como las acciones y los bonos.

Se trataba de algo enteramente nuevo en los mercados financieros del país, que son poco sofisticados. Pero ya está quedando atrás la etapa de los ensayos y se están empezando a ver los primeros mecanismos en pleno funcionamiento.

Negocio redondo

Uno de ellos es precisamente el de las titularizaciones. La lógica del negocio es la siguiente: el ganadero que quiera engordar sus novillos emite un título que, para todos los efectos prácticos, es asimilable a un CDT a un año. Con la plata que recibe por el título engorda sus animales. Al venderlos recibe una utilidad que basta y sobra para pagar el título y sus intereses. De esta forma, el ganadero tiene acceso a un financiamiento que de otra manera no tendría, y el inversionista obtiene una rentabilidad que supera en un 3 por ciento la de un CDT del mismo plazo.

Para que este negocio funcionara tuvo que diseñarse todo un esquema de garantías y seguros. Los animales se manejan a través de un patrimonio autónomo, administrado por Fiducolombia, que es el que emite los títulos y maneja la plata. El mecanismo se ensayó por primera vez a mediados de 2000, cuando se hizo la primera emisión de títulos ganaderos.

Desde entonces el negocio ha ido cogiendo fuerza. A la fecha se han hecho 13 emisiones por un monto total de 50.000 millones de pesos. Ya pasa de 95.000 el número de novillos titularizados. Los inversionistas le han ido cogiendo confianza a estos títulos a medida que han visto cómo las primeras emisiones se han redimido sin problemas. “Los títulos tienen la tercera mejor calificación de riesgo que otorgan las firmas Duff & Phelps y BankWatch Ratings para los papeles de corto plazo”, afirma Jairo Hernando Arias, presidente de la BNA.

Lo más interesante de este modelo de negocio es que es fácilmente replicable. En lo que queda del año, la BNA planea emitir títulos por 28.000 millones para ganadería de doble propósito (cría y leche). Son papeles con plazo de cinco años que, según cálculos preliminares, tendrían una rentabilidad anual de inflación más 8,5 puntos. De otro lado, en los próximos meses Fiducolombia lanzará un fondo de inversión a la vista, cuyos recursos se invertirán en la etapa del levante del ganado. “Completaremos así el financiamiento de todas las etapas de la ganadería, desde la cría hasta la ceba”, afirma María Estela Villegas, presidenta de Fiducolombia.

La palma africana es otro sector en el que pronto se empezará a aplicar el esquema de las titularizaciones. Para este cultivo se han diseñado unos títulos con un plazo de 10 años que se comercializarán entre los fondos de pensiones. La meta es hacer emisiones de títulos de palma por 40.000 millones de pesos en 2002, con los que se financiará la siembra de 8.000 hectáreas nuevas. El mecanismo es prometedor pues el financiamiento ha sido hasta ahora un cuello de botella para el desarrollo de la palma africana, un cultivo que tarda mucho en crecer y los bancos en el país sencillamente no prestan a plazos tan largos.

La BNA también ha desarrollado otros instrumentos financieros con nombres más sofisticados. Son mecanismos de uso común en otras latitudes, con los que el país está haciendo sus pinitos. Unos son los llamados ‘repos’ sobre mercancías, que permiten a las empresas obtener capital de trabajo, sin pasar por el banco, utilizando sus materias primas como garantía. Coltejer, por ejemplo, hizo operaciones de este tipo por 30.000 millones de pesos en 2001. Los compradores de los títulos, por su parte, obtuvieron rentabilidades del 17 por ciento anual.

También están los llamados contratos forward, que no son otra cosa que la venta anticipada de las cosechas. De esta forma el agricultor tiene garantizado, al momento de la siembra, que alguien le va a comprar y a cuánto. Y el comprador, que suele ser una industria de alimentos, también tiene asegurado el suministro a un precio predecible. Este instrumento se ha vuelto cada vez más popular entre los cafeteros, arroceros y algodoneros, entre otros.

Los productos de la BNA son asequibles al inversionista pequeño. “El mercado de capitales es un vehículo idóneo para canalizar hacia el agro los recursos de los inversionistas, mediante productos al alcance del común de la gente que tienen una muy razonable seguridad”, asegura Luis Felipe García, presidente de Interacción, una comisionista inscrita en la Bolsa de Valores de Colombia. Su firma acaba de recibir el permiso de las autoridades para crear el primer fondo de valores especializado en instrumentos de inversión de la BNA. Otras comisionistas, como Multivalores y Comicol, y la fiduciaria Fiduagraria, están haciendo los trámites para crear fondos similares.

Con estos desarrollos financieros la Bolsa Agropecuaria ha logrado crear un oportuno puente entre los ahorradores urbanos, que muchas veces no encuentran suficientes opciones para invertir sus recursos, y un sector como el agro, que tanto los necesita.