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FRAUDE PLASTICO

LA ESTAFA CON TARJETAS DE CREDITO H A DEJADO PERDIDAS SUPERIORES A LOS 8.000 MILLONES DE PESOS. LA ULTIMA NOVEDAD ES LA FALSIFICACION DE LA BANDA MAGNETICA.

8 de julio de 1996

El pasado 13 de abril una llamada interrumpió el silencio de una importante agencia de turismo de Bogotá. Al otro lado de la línea una voz femenina reservaba 10 tiquetes de ida y vuelta para Italia. Quien llamaba no se interesó por descuentos; tan sólo exigió los pasajes para el día siguiente en la oficina y un mensajero al que pudiera pagar con tarjeta de crédito. A la dirección que ella indicó llegó al día siguiente el mensajero. Tres guardaespaldas lo recibieron en la entrada de la oficina. Por seguridad le dijeron que 'La jefe' no podía recibirlo. Fue entonces cuando le pidieron un comprobante de tarjeta de crédito en blanco y dentro de la oficina los tres guardaespaldas y 'La jefe' lo diligenciaron. Cuando el mensajero obtuvo la copia les entregó los pasajes y se fue. Un mes más tarde otra llamada interrumpió el silencio de la agencia de turismo. Una voz ronca, alterada, denunciaba haber recibido un extracto de compra que jamás realizó: 14 millones de pesos en tiquetes a Italia. Este caso es uno más de los fraudes con tarjeta de crédito que a diario se presentan en Colombia, operaciones que dejan de ser delitos menores cuando los delincuentes se organizan y conforman verdaderas cadenas de falsificación. El asunto es realmente grave, pues ahora ya no sólo utilizan sistemas de presión y calor para incrustar información de clientes habilitados como en el pasado, sino que reproducen fielmente los datos grabados en la banda magnética. Tanto así que los 15.000 datáfonos y 1.682 cajeros automáticos que actualmente existen en una ciudad como Bogotá pueden dar vía libre a cualquier transacción fraudulenta que se haga con este tipo de tarjetas. Según Jairo Martínez, del Grupo Especial de Delitos contra la Administración y Fe Pública del DAS, el año pasado la falsificación de tarjetas de crédito causó pérdidas para la industria, el comercio y los usuarios por más de 8.000 millones de pesos. Esta suma, comparada con las cifras de los últimos cinco años (ver recuadro), convierte a este tipo de falsificación en un delito que está erosionando progresivamente al sector financiero del país. Al por mayor Para Martínez "todo empezó con el auge de las tarjetas que ha producido la modernización y la apertura". En efecto, desde 1990, cuando Colombia se vinculó al mercado internacional a través de la apertura, los bancos iniciaron una feroz competencia que generó, entre muchas otras cosas, todo tipo de facilidades para la adquisición de tarjetas de crédito con cubrimiento nacional e internacional. De esta forma el número de tarjetas vigentes se incrementó hasta el punto que cualquier persona tenía acceso a esta modalidad de pago y la documentación que se solicitaba muchas veces no se sometía a investigación. Y mientras el número de tarjetas crecía _hoy hay un total de 2.126.005_, también aumentaba el número de fraudes. Los primeros delincuentes robaban las billeteras en las calles y compraban ropa y accesorios no muy costosos con la tarjeta de crédito y la cédula. Ahora se organizan en bandas de falsificadores cuyo centro de operaciones sería Bogotá _con campo de acción en ciudades como Medellín, Cali, Pereira y Barranquilla_ y los fraudes ascienden a sumas astronómicas. Según el DAS, mensualmente se presentan más de cinco casos que superan los 300 millones de pesos cada uno. Los fraudes por cifras menores pueden llegar a ser 15 al día. Dentro de las bandas, según fuentes consultadas, ya es notorio cierto tipo de jerarquía. Habría un jefe máximo, que es el cerebro de todas las jugadas, y dos encargados de área, que se dedicarían, por un lado, a falsificar las cédulas de ciudadanía y, por el otro, a falsificar las tarjetas de crédito. Además las bandas utilizan a varias personas para cada una de estas dos áreas, que son encargadas de ir a los establecimientos, restaurantes o agencias de viaje y hacerse pasar por los dueños de las tarjetas y las cédulas. Posteriormente se inicia un nuevo proceso ilegal de compra-venta de las mercancías adquiridas fraudulentamente. Los métodos que utilizan estas organizaciones cambian también de acuerdo con el grado de tecnología, especialización y experiencia que tengan. Según el mayor Eduardo Noriega, director del Departamento de Control y Operaciones de Ascredibanco, el 80 por ciento de los fraudes que se cometen en el país corresponden a falsificaciones. De éstas, un 20 por ciento son realizadas con tarjeta y un 80 por ciento mediante el comprobante de pago. En el caso de las tarjetas, los falsificadores utilizan sistemas como el planchado (imprimen la información de la tarjeta plástica mediante el calor) y la duplicación de la banda magnética (guardan toda la información en la memoria de un disquette y luego la imprimen). Los delincuentes nunca utilizan nombres ni información falsos. Suplantan los datos de personas de reconocida solvencia moral, para lo cual se valen de la información de las hojas de vida que circulan en los departamentos de recursos humanos de distintas empresas, y con esos datos solicitan tarjetas de crédito para hacer multimillonarias transacciones. Según un informe del DAS, los falsificadores también retiran tarjetas de crédito con documentación falsa, con la complicidad de funcionarios bancarios, antes de que el verdadero usuario las reclame. En el caso de los comprobantes de pago previamente elaborados la situación se torna más preocupante. Esta modalidad consiste en presentar al comercio comprobantes que han sido diligenciados previamente con tarjetas falsas. Y aunque en teoría sería difícil que un establecimiento reciba este tipo de comprobantes como forma de pago, por el número de casos detectados es claro que hay una directa complicidad de los empleados de los almacenes. Según fuentes de Incocrédito, los dependientes son persuadidos con el ofrecimiento del 20 por ciento de las ganancias y al final, cuando se presentan las denuncias y los investigadores llegan al almacén, aseguran que el comprobante fue elaborado en el local con una tarjeta de crédito normal. La solución al problema de los fraudes con tarjeta de crédito no es cosa fácil. Como dijo a Semana el mayor Noriega: "Mientras los empleados de los establecimientos no tomen conciencia del problema, mientras las entidades financieras no tomen todas las medidas necesarias de seguridad, el número de fraudes seguirá creciendo y las bandas de falsificadores seguirán fortaleciendo eslabón por eslabón sus cadenas delictivas". Medidas preventivas · Tener absoluto control sobre la tarjeta de crédito y los documentos de identidad. · En caso de pérdida o robo de la tarjeta de crédito, avisar inmediatamente al sistema. · Guardar siempre la copia de los comprobantes de pago y verificar los datos con los extractos de la tarjeta de crédito. · No recibir como forma de pago en almacenes, restaurantes o agencias de viaje, comprobantes de pago previamente diligenciados. · Exigir la presentación de la tarjeta y la cédula de ciudadanía al usuario en el momento de cancelar alguna compra. · Capacitar a los empleados de los establecimientos comerciales sobre las medidas de seguridad que hay que tomar en casos en los que se utilice la tarjeta de crédito. n Según el DAS, mensualmente se presentan más de cinco casos de falsificaciones que superan los 300 millones de pesos