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GRUPOS FINANCIEROS: ALTA TENSION

La intervención de "Furatena" inquietó no solamente a sus ahorradores.

26 de julio de 1982

Una insospechada crisis financiera desató en la país la "intervención" de la Compañía de Financiamiento Comercial "Furatena". La medida fue tomada por la Superintendencia Bancaria al considerar que la Compañía Financiera había obrado en forma irregular al permitir la excesiva concentración de los créditos en manos de sus propios accionistas. La crisis que tal medida generó, se extendió rápidamente a otras compañías del Grupo Colombia, cuya cabeza visible es el antioqueño Félix Correa Amaya y del cual forma parte Furatena. Al cierre de esta revista, el principal afectado parecía ser el Banco Nacional y se hablaba, inclusive, de la posibilidad de que éste también fuera intervenido. Entre algunos altos ejecutivos del sector financiero existía la confianza, sin embargo, de que la crisis pudiera solucionarse sin necesidad de llegar a tan extrema medida.
Para los analistas del sector, el origen del problema se encuentra en la política seguida por el Grupo durante el año pasado, consistente en utilizar los fondos de la financiera para refinanciar algunas de sus empresas, al borde de la quiebra, y comprar otras, de las cuales la de mayor importancia es Fabricato. Tales operaciones condujeron a que la financiera presentara, a diciembre 31, un balance en el cual los créditos otorgados sobrepasaban las captaciones en 915 millones de pesos, situación que habría motivado la investigación. Al respecto Correa manifestó a varios medios de prensa que no se arrepentía de tal pecado "pues el dinero fue utilizado para crear empresas y generar empleo, que son dos de las cosas que necesita el país con más urgencia".
Con él coincidieron, parcialmente varios directivos del sector, quienes manifestaron a SEMANA que la medida adoptada por la Superintendencia, a más de haber sido precipitada, fue contradictoria, si se tiene en cuenta que al día siguiente de la intervención de Furatena el gobierno reglamentó el funcionamiento de las Compañías de Autofinanciamiento Comercial. Estas últimas estan desti nadas, precisamente, a proveer de fondos a las sociedades industriales y comerciales. Y a sus distintas filiales, que era lo que estaba haciendo Furatena con sus captaciones. Con el agravante, sostuvieron, de que las compañías de Autofinanciamiento no tienen ninguna vigilancia por parte de la Superintendencia Bancaria, ni están sometidas a los encajes que afectan a las financieras, por lo cual sus costos de operación resultan mucho menores.

INTERVENCION OPERATIVA
Otros sectores. sin embargo, se mostraron de acuerdo con la decisión de la Superintendencia Bancaria y la consideraron como una medida necesaria para garantizar los intereses de los ahorradores y preservar el prestigio y seriedad del sector financiero. Que fue el argumento utilizado también por el Superintendente Bancario. Francisco Morris Ordóñez, quien afirmó que la intervención de los negocios de Furatena no solo había sido oportuna, sino completamente necesaria para evitar una quiebra de grandes proporciones.
Morris señaló también que en buena medida la culpa de estos problemas la tienen los mismos inversionistas, quienes a la hora de colocar sus dineros solo tienen en cuenta su rentabilidad, sin preocuparse por la seguridad de los mismos. Furatena era una de las compañías que mayores intereses pagaba en el país, lo que le trajo un gran número de ahorradores.
La decisión tomada por la Superintendecia, de intervenir la Financiera afectó a cerca de 24.000 ahorradores cuyos depósitos sólo serán reconocidos una vez termine un largo proceso contemplado en la ley 45 de 1923 y que involucra el remate de los activos incorporados al patrimonio de la compañía. La duración mínima de tal proceso se estima que sea de tres meses. Para tranquilidad de los depositantes, tanto Furatena como la Superintendencia han sostenido que todos los ahorros serán devueltos aunque probablemente no suceda lo mismo con los intereses prometidos.
La intervención de Furatena alcanzó a crear pánico no solamente entre sus propios ahorradores, sino entre aquellas personas que tenían depósitos en otras compañías del grupo Colombia y en especial en el Banco Nacional, el cual tuvo que cerrar sus puertas el viernes de la semana pasada. La situación de este último se vió agravada por la devolución que hizo el Banco de la República de los canjes contra sus fondos, correspondientes a los días miércoles y jueves de la semana pasada, cuyo valor superaba los 900 millones de pesos. Esta devolución hizo que los demás bancos comerciales se negaran a recibir los cheques del Nacional, creándose un pánico entre sus cuentahabientes, que obligó a su cierre. Personas enteradas afirmaron, sin embargo que el problema de los canjes del Banco Nacional no era nuevo, pero que inexplicablemente el Banco de la República no había intervenido.

EL "CRACK" DEL 23
Un hecho que al parecer, agravó la situación, fue la época (correspondiente al cierre semestral de operaciones) en la cual se destapó la crisis. Para algunos observadores, que recordaban el famoso "crack" del Banco López, ocurrido en 1923, fue precisamente en vísperas de cierre semestral, la coincidencia resultaba significativa. Para otros, sin embargo, no podría compararse la importancia relativa de las dos instituciones en sus correspondientes épocas. Según éstos, el hecho se dió en un momento en que tradicionalmente se produce un importante retiro de depósitos, por lo cual las bajas observadas la semana pasada no podrían atribuirse al pánico financiero de que hablaron algunos medios.
También fue sugerido, dentro de las muchas especulaciones que se dieron alrededor de este problema, que la presente crisis habría provocado un grave problema de desencaje del sistema financiero en su conjunto. La semana pasada se hablaba, en los círculos financieros de un desencaje conjunto cercano a los 12.000 millones de pesos, lo que habría obligado a los bancos a pedir al gobierno un aumento del cupo ordinario en el Banco de la República para solucionar dicho problema. Expertos consultados manifestaron, sin embargo, que el desencaje del sector viene desde el mes de mayo y que si bien es posible que la presente situación lo haya agravado, lo cierto es que no fue su causante.
El problema, de todas formas, es bastante delicado. Un agravamiento de la crisis, que incluyera una quiebra del Banco Nacional, afectaría cerca de 50 empresas vinculadas al Grupo Colombia, de las cuales dependen 70.000 empleados, directos e indirectos.
Por fortuna, dicen los especialistas el sistema financiero colombiano ha demostrado que tiene capacidad suficiente para sortear este tipo de problemas. En los 60 años transcurridos desde que fue expedida la ley 145 de 1923, han existido pocos casos de intervención de bancos. El más reciente se produjo en 1966 cuando fueron irtervenidos los bancos Comercial, de Barranquilla, y Bananero de Santa Marta, que posteriormente se fusionaron y dieron origen al Banco de la Costa. En dicha ocasión se habló mucho sobre la importancia que tuvo la intervención de la Superintendencia Bancaria en el manejo sereno que se le dio al problema presentado. Dada la experiencia, no es imposible que ahora suceda lo mismo.