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KEYNES: UN HITO

Reconocido como el artífice teórico que sacó a las naciones capitalistas de las honduras de la depresión, Keynes marca un hito en el pensamiento económico contemporáneo

11 de julio de 1983

Mientras los jefes de las siete naciones occidentales más poderosas del mundo se reunieron en los Estados Unidos para ponerse de acuerdo en una táctica que permita superar las dificultades económicas actuales, la celebración del centenario del nacimiento de John Maynard Keynes hizo aparecer como aún más notoria la falta de respuestas efectivas al interrogante de la recesión, que en la última década ha azotado por doquier a los países del globo.
Reputado como el artífice teórico de la estrategia que sacó a medio planeta de las honduras de la gran depresión, Keynes marcó con su obra un hito en el pensamiento económico, creando hasta nuestros días inacabables controversias y definiendo de paso las políticas de estabilidad y desarrollo de los últimos 40 años.
En realidad, pocas obras han tenido en la historia de la economía tanta incidencia. Cuando en 1936 la "Teoría general del empleo, el interés y el dinero" fue publicada, las naciones capitalistas seguían debatiéndose en los problemas que dejara el gran "crash" de 1929. Empresas cerradas a granel y grandes masas de desempleados constituían el quebradero de cabeza de los economistas, pues según la doctrina clásica el sistema debía recuperarse en forma automática y paulatinamente volver al pleno empleo; fue entonces cuando Keynes propuso que el Estado a través de mecanismos fiscales como el gasto público y los impuestos, se encargara de revitalizar la demanda agregada por bienes y servicios e inicará así una espiral que debía llevar a la recuperación. No pasó mucho tiempo sin que las ideas del economista inglés empezaran a dar resultados. Por un lado Alemania, llevada a un ambicioso programa de reconstrucción militar y, por el otro, Estados Unidos a traves de los planes de empleo masivo del presidente Roosevelt, se encargaron de darle el espaldarazo a la nueva escuela. Nacido el 5 de junio de 1883 en el intelectual ambiente de Cambridge, en Inglaterra, Keynes fue el hijo mayor de un prestigioso economista y lógico, John Neville Keynes, cuyas obras todavía son estudiadas en diversas universidades. No es extraño que dentro del ambiente de estudio de su hogar, el joven John Maynard empezara a mostrar progresos notables que le condujeron a aprovechar los mejores sistemas de enseñanza de la Inglaterra victoriana de finales del siglo XIX, primero en el exigente colegio de Eton y a continuación en la afamada Universidad de Cambridge. En esta última, su claro discernimiento le valió la atención de sus profesores; por ejemplo, Alfred Marshall, uno de los grandes economistas de todos los tiempos, no cesan de presionar en sus cartas a John Neville Keynes para que éste induzca a su hijo a decidirse por la Economía como profesión.
Pese a seguir la carrera, el joven Keynes decide alejarse un poco de la universidad, mientras se dedica a estudiar su disertación de grado. Con tal objeto, inicia un trabajo en Londres en la Oficina de Administración de la India, en ese tiempo colonia británica, el cual ha sido detectado por sus biógrafos como el período en el cual relacionó sus conocimientos teóricos con el manejo práctico de un sistema económico.
En 1908 Keynes acepta una posición en el "Kings College" de la Universidad de Cambridge, la cual ocuparía hasta el día de su muerte. Tres años más tarde, presenta su tesis sobre la teoría de la probabilidad y desde entonces comienza a verse envuelto en las discusiones académicas de su país, logrando cierto renombre. A finales de la Primera Guerra Mundial Keynes es escogido como asesor de la misión inglesa que negocia el Tratado de Paz de Versalles. Las duras condiciones a que queda sometida Alemania le impulsan a escribir un libro, "Las consecuencias económicas de la paz", en el cual pronostica el fracaso del tratado y la insoportable situación que llevará al Estado germano a prepararse para una nueva guerra. La obra se convierte inmediatamente en un "best seller" a través de Europa y le da a su autor proyección internacional.
Una vez de vuelta a Cambridge, Keynes se concentra en escribir un libro sobre reforma monetaria, el cual es publicado en 1923 y que algunos economistas actuales consideran como la más importante de sus obras. Al mismo tiempo, atiende múltiples ocupaciones. Entre otras, enseña, escribe para periódicos y revistas y logra una buena fortuna negociando en el mercado de valores. En 1930, publica un extenso volumen titulado "Tratado del dinero" que le tomó cinco años y en el que se observa un proceso de maduración de ideas casi continuo. Sin embargo, la llegada de la gran depresión ocupa sus ideas y en sucesivos artículos va desarrollando las bases de su teoría.
Llamado a Washington por el presidente Roosevelt, Keynes sostiene una conversación en la que algunos críticos ven una clara influencia del economista inglés para que desde la Casa Blanca se incrementen los programas de empleo masivo. Un año más tarde, en 1935, Keynes ha finalizado el borrador de la "Teoría general del empleo, el interés y el dinero", y somete éste a la opinión de otros colegas antes de publicar el libro en 1936. Como es de esperar la obra choca con muchos de los principios enseñados hasta entonces, y la controversia se inicia sin resolverse todavía. No obstante, en esa época el prestigio de Keynes es ya inmenso y su opinión es consultada desde muchas naciones. Al iniciarse la Segunda Guerra Mundial y pese a su mala salud, el economista inglés participa activamente en el diseño de los mecanismos financieros que le permitirán a Gran Bretaña pagar los costos de la guerra, y para 1943 se le adjudica una posición en la misión inglesa que se encarga de discutir la creación del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. La última participación publica de Keynes se lleva a cabo en la conferencia de Bretton Woods en 1944, donde se definieron las instituciones atrás mencionadas. Allí, las presiones políticas del negociador norteamericano Harry White se imponen sobre las ideas de Keynes relativas a la creación de una moneda internacional amparada por organismos solventes que aseguren la estabilidad. No obstante, Keynes acepta humildemente la derrota, aunque en conversaciones privadas manifiesta su preocupación sobre los posibles problemas que puede llegar a tener el dólar. Después de Bretton Woods, Lord Keynes continúa penosamente con sus ocupaciones hasta que el 21 de abril de 1946 su débil corazón sucumbe después de una serie de infartos, dejando a los 63 años sus obras para la posteridad. Las miles de líneas que escribió han sido cuidadosamente analizadas desde entonces por sus discipulos y enseñadas sus ideas a traves de todo el mundo. Aparte de sus obras, es indudable que la personalidad de Keynes seguirá llamando la atención durante mucho tiempo. A diferencia de los académicos tradicionales, el fue un hombre de constante roce social que se preocupó por actividades diferentes a las de su profesión. Con frecuencia se cita el hecho de que al preguntársele antes de su muerte de qué se arrepentía por no haber hecho en la vida, no dudó en contestar que "habría tomado más champaña". Con su esposa, una bailarina de ballet rusa, acumuló una colección de arte de calidad y no era raro verlo atendiendo una función en la ópera o en el teatro. Empero, muchos destacan en Keynes su habilidad como financista en un mundo donde la incertidumbre era la constante. En oposición a aquellos educadores que morían dependiendo de una pensión, Keynes dejó a su deceso una fortuna de medio millón de libras esterlinas. Tal como afirma Harrod, uno de sus biógrafos, "en toda la extensión de la palabra Keynes logró combinar exitosamente las diferentes facetas de su vida y salir triunfador en cada una de ellas".