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LA BODA DEL AÑO

La fusión de Time y Warner crea el conglomerado de comunicaciones y entretenimiento más grande del mundo.

10 de abril de 1989

El negocio comenzó hace dos años con una simple visita en un frío día de invierno. En esa oportunidad, Steven Ross, presidente de Warner Communications, decidió visitar a Richard Munro, el presidente de Time, cuya oficina le quedaba a la vuelta de la esquina, en pleno corazón de Manhattan. Pocos habrian de imaginar que esa conversación sería el embrión de un negocio completado la semana pasada, cuando se supo del nacimiento de Time Warner Inc., la que de ahora en adelante será la compañía de comunicaciones y entretenimiento más grande del mundo. El nuevo imperio comprende entre otras actividades las compañías disqueras de artistas como Phil Collins, Tracy Chapman y Madonna; las productoras de series de televisión como Dallas y Falcon Crest; los canales de televisión por cable más grandes de los Estados Unidos; las revistas de mayor circulación como Time, People y Sports Illustrated; y la empresa más grande de venta de libros por correo.
Todas esas actividades generan ingresos superiores a los 10 mil millones de dólares al año.

Como es de suponer, la planeación de la boda no fue fácil. Aunque desde un comienzo tanto Ross como Munro estuvieron de acuerdo en que ambas compañías tenían muchos puntos en común, los obstáculos prácticos eran evidentes. Aparte del dinero envuelto, había diferencias filosóficas. Time, por ejemplo, era una organización que nació con la fundación de la revista del mismo nombre y que en los últimos años se había concentrado en la producción y distribución de programas para televisión por cable, a través de los dos canales más importantes del medio: HBO y Cinemax. A pesar de su evolución, el grupo Time había conservado las características que hicieron a la revista toda una institución dentro de la comunidad periodística. La sobriedad, la seriedad en el trabajo y los bajos sueldos de los ejecutivos eran la norma del día.

Warner, en cambio, tuvo un comienzo más caótico. El grupo nació cuando Steven Ross, al mando de una empresa llamada Kinney Services compró en 1969 a la legendaria Warner Brothers, formando así a Warner Communications. La habilidad para los negocios de este judío neoyorquino de 61 años fue fundamental para que ya a comienzos de esta década, la compañía fuera considerada como una de las líderes en su ramo debido a un particular toque personal. Aparte de un salario multimillonario, Ross es un hombre de mucha vida social, que pasa continuas temporadas en Hollywood y es amigo personal de estrellas como Steven Spielberg, Barbra Streisand y Clint Eastwood.

La diferencia en estilos personales entre Ross y Munro no impidió, sin embargo, el fin feliz de las negociaciones. A pesar de que estas tuvieron tropiezos, el acuerdo se salvó cuando ambos presidentes se convencieron de que para sobrevivir en el mundo moderno, lo ideal era tener una compañía grande que estuviera preparada para resistir los ataques de sus competidores. En los últimos años se han venido conformando grandes conglomerados que han probado que en el mundo de las comunicaciones sólo hay campo para los poderosos. Entre éstos se encuentran firmas como Bertelsmann de Alemania Occidental, dueña del sello disquero RCA y de la editorial Doubleday. También están Capital Cities de Estados Unidos (dueña de la cadena ABC), News Corporation de Australia (controlada por el magnate Ruper Murdoch y dueña de la 20th Century Fox y el Times de Londres, entre otros), Hachette de Francia (dueña de Salvat, la editorial española) y la Sony del Japón.

Una vez aceptada la fusión (que consistió en un intercambio de acciones), Time Warner se debe convertir en un rival de cuidado. Para los conocedores, ambas firmas se complementan de una manera especial.
Por ejemplo, Warner posee la experiencia y los canales para hacer mercadeo fuera de los Estados Unidos, mientras que Time cuenta con toda una serie de productos atractivos.
Además, el nuevo monstruo cuenta con suficiente dinero líquido, lo cual asegura que tiene los fondos para adquirir otras empresas menores. La deuda combinada del conglomerado llega a 3 mil millones de dólares lo cual, para los especialistas, indica que hay campo para pedir dinero prestado, en caso de necesidad.

Todo ese nuevo escenario va a ser controlado por un hijo de inmigrantes griegos llamado N.J. Nicholas Jr.. de 49 años de edad: Designado desde hace un tiempo como el sucesor de Richard Munro en Time, Nicholas obtuvo el visto bueno de Ross, con quien congenió desde un comienzo. A pesar de ser frío y callado, el nuevo jefe de Time Warner es considerado como el cerebro que orquestó el despegue de HBO en el campo de la televisión por cable y la eminencia gris detrás del crecimiento reciente de la empresa. Su nominación confirma en cierto modo que el estilo de Time es el que va a prevalecer en el recién nacido conglomerado. Aunque tanto Ross como Munro seguirán dirigiendo su área hasta que les llegue la edad de retiro, lo cierto es que ahora la miradas están puestas en este administrador de Harvard, quien es el en cargado de demostrar que en el campo de las comunicaciones y el entretenimiento, una empresa grande hace más que dos. -