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LA BUENA PAPA

Con la baja en el precio de los alimentos sucedida en junio, el primer semestre del año se cierra con la infiación mas baja de 1986

11 de agosto de 1986

Esta vez, quién lo creyera, el de las buenas noticias fue el DANE. El anuncio hecho por la entidad oficial sobre la baja de los precios de los artículos de primera necesidad en el mes de junio, tomó a más de un observador por sorpresa y confirmó que la administración saliente está teniendo la dosis adecuada de suerte, para asegurarle al gobierno entrante que le deja la casa en orden.
Y es que en todo esto hay un elemento de azar indiscutible. En el caso presente, buena parte de los resultados se debieron a factores que van más allá del control del Estado. Por una parte, el contrabando de alimentos desde Venezuela ha limitado el costo de artículos tan necesarios como los huevos, la leche en polvo y el aceite. Por otra, el clima durante el primer semestre del año fue especialmente benéfico y el gobierno estima que como resultado, la producción agrícola se ha aumentado en un 10%, una cifra realmente satisfactoria.
Dentro de ese incremento, es indispensable señalar lo ocurrido con la papa. Aunque parezca increible, el peso del precio del tubérculo dentro de los índices de inflación que calcula el DANE es enorme y, por lo tanto, una buena cosecha de papa-tal como ha sucedido en esta oportunidad lleva un efecto inmediato sobre el costo de la canasta familiar.
La libra de papa, que en marzo estaba en 39 pesos en la ciudad de Bogotá, pasó a 32 pesos en junio; en Medellín pasó de 49 a 19 pesos y en Barranquilla de 40 a 22 pesos.

Lo sucedido con la papa, y varios artículos más, fue tan notorio, que en junio el índice de precios disminuyó por segunda vez consecutiva. Debido a ello, la inflación acumulada en Colombia para los 6 primeros meses de 1986 es apenas superior al 10%, casi 8 puntos porcentuales menos que en julio de 1985.

Irónicamente, los especialistas coinciden en señalar que los planes adelantados recientemente para estimular la productividad en el campo, lo tienen mucho que ver con el desempeño favorable de las cosechas. A pesar de que en el frente financiero y en la disponibilidad de insumos importados, la situación es la mejor de toda la década, se acepta que sólo hasta dentro de unos meses se verá si esos dos factores influyen positivamente.

No obstante, sin detenerse a pensar mucho sobre la causa, lo cierto es que lo sucedido con la inflación le viene como anillo al dedo a la política económica. Con la llegada de la bonanza cafetera a comienzos del año, se aseguró que una de sus primeras consecuencias iba a ser la de disparar los precios "de todo". Al principio, esa expectativa pareció confirmarse. Sin embargo, en sólo cuatro meses, el incremento anual en los precios paso de más de un 23% en febrero, a sólo 13.46% en junio, lo cual asegura un cumplimiento más fácil de las metas de devaluación y control monetario y un mejor desempeño de la producción.

Por ahora, la incógnita radica en saber si durante este segundo semestre la situación continuará igual de favorable. A pesar de que en el interior del país los cultivos van bien, aún no se sabe el verdadero efecto que puedan tener las inundaciones en los Llanos Orientales sobre el abastecimiento de productos. En un país como Colombia, que depende de su despensa agrícola, una situación desfavorable puede reflejarse repentinamente en el precio del mercado. --