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LA COSA NOSTRA S.A.

Los narcotraficantes colombianos ganaron el año pasado entre 2.500 y 7.000 millones de dólares con la coca, la heroína y la marihuana.

22 de agosto de 1994

Las cifras sobre la magnitud del narcotráfico se han convertido en un verdadero mito. Desde tiempo atrás se asegura que el valor del negocio asciende a 150.000 millones de dólares y que es atendido principalmente por Colombia, Bolivia y Perú. Según esos mismos estimativos, el ingreso nacional de cada uno de esos países, que no llega siquiera a la mitad de esa cifra, depende casi exclusivamente de la narcoeconomía. Por eso los observadores concluyen , sin el menor cargo de conciencia, que la extinción del narcotráfico llevaría al desmantelamiento de las economías de las tres naciones.
Para nadie es un secreto que esas cifras se inflan publicitariamente, pero así sean la mitad, una cuarta o apenas una décima parte de ese monto, son impresionantes. La Dirección Nacional de Estupefacientes acaba de concluir un estudio que, por primera vez, desde el punto de vista oficial, intenta una medición de la magnitud de la industria de la coca, la heroína y la marihuana en la economía colombiana. Una medición que siempre había correspondido hacerla a expertos economistas y analistas de la realidad nacional, quienes además nunca se han puesto de acuerdo sobre los alcances del impacto del negocio.
Después de dos años de trabajo y la realización de ocho foros regionales sobre el tema, acaba de ser aprobado por el Consejo Nacional de Estupefacientes el 'Plan Nacional para la Superación del Problema de la Droga' que pretende enfrentar el problema de manera integral a través de políticas como fortalecimiento de la justicia, control e interdicción, desarrollo alternativo (en el campo), prevención integral, tratamiento y reinserción social, y cooperación internacional. Para la ejecución se prevé un plazo de cinco años, y deberá estar apoyada por la voluntad política y los recursos suficientes para focalizar la inversión que lleve a solucionar el conflicto.
Por años, expertos investigadores y economistas han hecho estimativos sobre el problema de las drogas cuyas cifras difieren en algunas ocasiones en proporción de uno a 10. Eso causa confusión y en ocasiones minimiza la realidad del impacto de la industria. Incluso el nivel de divisas repatriadas por los carteles de la droga es otro de los acertijos que nadie ha podido resolver. El estimativo realizado por la Dirección de Estupefacientes muestra que, en un escenario pesimista, los narcotraficantes colombianos lograron vender un poco más de 5.000 millones de dólares en coca, heroína y marihuana el año pasado (cifra similar a las ventas anuales de Guillette, para citar una referencia), mientras, en un escenario optimista, coronaron unos 13.631 millones de dólares en transacciones durante 1993 (lo que vendió Coca-Cola de Atlanta en ese período).
De ser acertadas esas cifras y considerando que el traficante trabaja con utilidades de entre 75 y 100 por ciento, fácilmente los carteles colombianos consiguieron utilidades entre 2.500 millones de dólares (lo que ganó General Motors) y 7.000 millones de dólares (más del doble de las utilidades de Philip Morris Marlboro en 1993), cifra a la que se llega después de leer el voluminoso documento, que en verdad no se atreve a totalizar en su texto ese cálculo. Sobre lo que sí se atreve a citar números, es en el caso de la industria del narcotráfico en las fincas colombianas, antes del envío del producto final a los mercados consumidores. En 1993 el negocio representó entre 823 millonesy l.312 millones de dólares para Colombia, entre 1.6 y 2.5 por ciento del Producto Interno Bruto.
Esas cifras se movieron en las zonas o regiones donde se cultivan las materias primas de las drogas. El trabajo tampoco entra en el terreno de la especulación sobre la cantidad de divisas que logran reinsertarse en la economía, aunque reconoce un gran costo para Colombia en términos fiscales, desempeño de la economía, manejo de la política macroeconómica y la actividad productiva legal. Sin embargo, una mirada al movimiento del negocio en el territorio nacional, es bien interesante.
En una hectárea de coca se producen unos 1.250 kilogramos de hoja cada 100 días, y para producir un kilo de pasta se requieren unos 568 kilos de hoja, lo que da una producción, en promedio, de 2.2 kilos de pasta en cada una de las tres cosechas año. En el país no se comercializa la hoja de coca, sino que el productor la procesa en finca. Durante 1993 el país produjo entre 230 y 250 toneladas de pasta, lo que representó para las economías regionales entre 138 y 150.000 millones de pesos (promedio de 600.000 pesoskilo). Los costos de producción y transformación se distribuyeron así: entre el 30 y el 40 por ciento para insumos; entre el 20 y el 30 por ciento para mano de obra, seguridad, vacuna guerrillera y renta de la tierra. El saldo es la utilidad neta del productor, que pudo superar el 40 por ciento (ver cuadros).
En el caso de la amapola, se estima que en Colombia el rendimiento promedio de látex por hectárea podría ser de seis kilos y que se pueden producir, en promedio, dos cosechas al año. En 1993, sin incluir campañas de erradicación podrían cosecharse entre 160 y 240 toneladas. Pero como la Policía Antinarcóticos reportó la destrucción de 12.000 hectáreas, la producción neta se movió entre 120 y 168 toneladas. El precio promedio durante el año fue de 400.000 pesos por kilo, lo que representó a las regiones productoras entre 48.000 y 67.000 millones de pesos. Los costos de producción de amapola se dividen así: entre el 25 y el 30 por ciento para insumos, y entre el 45 y el 50 por ciento para mano de obra, seguridad, vacunas y renta de la tierra. El saldo es utilidad neta para el productor quien quedó con más del 30 por ciento.
Actualmente existen 2.000 hectáreas sembradas de marihuana que produjeron entre 4.500 y 6.000 toneladas. Si a nivel de finca el precio fluctuó entre 8.500 y 15.000 pesos por kilo, la industria movió entre los 38.000 millones y 90.000 millones de pesos. Los investigadores no pudieron calcular la magnitud de las utilidades, por cuanto este cultivo se reactivó recientemente. La verdad de todo este asunto es que las cifras del nuevo estudio también causarán controversia, pero igual a como ellos refutan las multimillonarias sumas mitificadas, rebaten las minimizadas mediciones, aceptadas por otros estudiosos colombianos del tema.