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Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal ( banco central de Estados Unidos ) afirmó que los riesgos de una baja en el crecimiento se han hecho más pronunciados

RECESIÓN

La cosa se puso fea

La temida y anunciada caída en la economía de Estados Unidos ya está tocando puertas. En Colombia, en lo corrido de 2008, la Bolsa cae 16,4 por ciento.

19 de enero de 2008

Como en la Crónica de una muerte anunciada, desde hace un año y medio en todo el mundo se venía hablando de la posible recesión económica en Estados Unidos. Con los indicadores negativos que trajo el nuevo año, los temores de la caída en la mayor economía del planeta se están confirmando: las ventas al por menor cayeron en diciembre, el desempleo aumentó al 5 por ciento y los mercados de la vivienda están sumidos en la peor recesión en 16 años.

La semana pasada el nerviosismo llegó a su clímax. Las bolsas internacionales, incluida la colombiana, sufrieron un remezón con caídas estrepitosas y se esperan más efectos (ver recuadro). Ya se juntaron muchas de las piezas que confirman que el país está a las puertas del ciclo recesivo en la economía norteamericana. Si bien la Reserva Federal (el banco central de Estados Unidos) todavía no habla de recesión, su presidente, Ben Bernanke, advierte que las perspectivas en 2008 y los riesgos de una baja en el crecimiento se han hecho más pronunciados.

Para los economistas enero marcó el punto de quiebre. La cifra de desempleo de 5 por ciento en Estados Unidos, de diciembre, se consideró alarmante porque superó las proyecciones más pesimistas que se habían hecho, incluso en la propia Reserva Federal (Fed). A los problemas del crédito hipotecario

subprime? (aquellos préstamos otorgados a personas con mala historia crediticia y por lo tanto de altísimo riesgo) se suma un problema de empleo. Una cosa es que los deudores de los créditos subprime ya estuvieran en dificultades para pagar, y otra bien diferente es poner en riesgo el resto de la cartera y el consumo.

Cuando cae el empleo, el consumo se debilita y en Estados Unidos éste representa dos tercios del PIB. Si se destruye empleo, la gente entra en problemas para pagar, las empresas venden menos y las dificultades ya son para todos: las empresas y los hogares.

Otro factor que se sumó fue el índice de producción manufacturera de diciembre, que mostró que por primera vez la industria se contrajo en uno de los estados del país del norte. El Banco Central dijo en su encuesta regional de negocios que la actividad económica aumentó a un ritmo mucho más lento a fines de noviembre y diciembre con ventas decepcionantes. "La economía está cayendo muy rápido y estamos prácticamente en el borde de la navaja", dijo Kurt Karl, economista jefe de Swiss Reinsurance en Nueva York.

Como si fuera poco, conocer algunos de los balances del último trimestre de 2007 de los principales bancos terminó por hacer cundir el pánico. Los malos resultados reportados por las instituciones financieras, a raíz de la morosidad de la cartera y de las pérdidas en inversiones de titularizaciones, desencadenaron caídas en las bolsas del mundo. Tokio llegó a descender a su menor nivel en más de dos años y Londres estuvo en su mínimo de los últimos seis meses. Entre tanto, desde cuando comenzó 2008, el Dow Jones de la Bolsa de Nueva York ha perdido alrededor del 6 por ciento, y arrasado con muchas de las ganancias que se hicieron en 2007.

El temor no era infundado. Citigroup informó que su resultado del cuarto trimestre de 2007 era el peor en los 196 años de historia, con 83 por ciento menos respecto al mismo período del año anterior. Algo similar le pasó al banco JP Morgan, con un descenso del 12 por ciento, y a Merrill Lynch.

Las malas noticias se completaron con el dato de inflación de 4,1 por ciento para 2007 en Estados Unidos. Pero si faltaban señales para esperar la recesión, ahí está el petróleo. Los precios, que siguen en niveles elevados, mostraron un descenso atribuido por los analistas a la disminución en la demanda ante una caída en la economía estadounidense.

¿Terminará todo el mundo afectado con está situación? Por ahora, lo más claro es que el nerviosismo se ha regado por todo el planeta. Hay un hecho contundente. Hoy la economía global es diferente a la que se presentaba en 2001, cuando ocurrió la última recesión estadounidense. Las economías de todos los países se han desacoplado de la norteamericana. China e India están ahí para hacer el equilibrio. Aunque el Banco Central chino tomó nuevas medidas la semana pasada para controlar la inflación que ha venido subiendo, y bajarle ritmo a la economía, este país seguirá creciendo a tasas altas y ello equilibrará el descenso que provenga de Estados Unidos. Sin embargo, los economistas dudan que los países emergentes puedan salir ilesos de esta difícil coyuntura, e incluso creen que se ha subestimado el impacto que tendrá sobre las economías de América Latina.

¿Significa esto que le llegó el fin a la buena racha de la economía colombiana? La magnitud del golpe para Colombia podría no ser tan grande. Todo depende de la profundidad de la recesión y de las medidas que tome el Banco de la República a partir de esta semana, cuando reanudará sus reuniones (ver artículo siguiente). El ministro de Hacienda, Óscar Iván Zuluaga, está confiado en que la economía está en una mejor posición para soportar este embate internacional. No tan seguro está el ex director de Planeación Nacional Juan Carlos Echeverri, quien cree que la recesión de Estados Unidos sí toma mal parada a Colombia, especialmente por las cuentas del sector externo. El país está importando mucho más de lo que exporta y si se afectan las ventas al exterior, especialmente a Estados Unidos, ese déficit se ampliará y eso traerá problemas. Echeverri estima que por cada punto que caiga la economía en Estados Unidos, se golpea en 0,3 puntos la colombiana. Por lo pronto, las malas noticias ya han dejado afectados en la Bolsa de valores. En lo que va corrido del año, el Índice de la Bolsa de Valores de Colombia (Igbc) ha caído un 14 por ciento.

Los efectos futuros sobre la economía colombiana dependerán de qué tan severa sea la caída en Estados Unidos. Por ahora, con semejante incertidumbre, nadie se atreve a hacer apuestas.