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REVALUACIÓN

La encrucijada del dólar

Pese a las medidas del gobierno para detener el desplome del dólar, la tendencia es a un peso fuerte. Hay que aprender a convivir con revaluación. ¿Qué tan malo o qué tan bueno puede ser?

17 de octubre de 2009

Contener la caída del dólar parece una tarea titánica. Muchos creen que es hasta nadar contra la corriente. Las razones que están llevando a la debilidad de la divisa estadounidense en todo el mundo son muy poderosas y lo que se haga localmente puede resultar sólo paños de agua tibia.

El gobierno está desesperado. En menos de 15 días, el presidente Álvaro Uribe ha invitado dos veces a la junta directiva del Banco de la República a la Casa de Nariño para analizar el problema y buscar soluciones. El último encuentro fue el jueves pasado, cuando el gobierno se comprometió a no contribuir a aumentar la oferta de dólares en el mercado (ver recuadro medidas).

El primer mandatario teme que por esta causa los exportadores se vean tan afectados en sus ingresos, que despidan trabajadores y se incremente la tasa de desempleo, que ya va por el 12 por ciento este año.

Cada vez que el dólar baja de 2.000 pesos, alguien entra en pánico, pues hay la sensación de que, una vez se rompe esa barrera, la divisa seguirá desplomándose.

Hace un mes, la tasa de cambio traspasó ese nivel y ya ha caído hasta 1.825 pesos por dólar, como ocurrió el miércoles pasado. Aunque se recuperó levemente en los últimos días, podría no seguir subiendo.

Pero, a decir verdad, nadie debería sorprenderse con este comportamiento. Desde hace rato en el país se viene hablando de revaluación. Los ministros de Hacienda, Óscar Iván Zuluaga, y de Comercio, Luis Guillermo Plata, y el jefe de Planeación, Esteban Piedrahíta, creen que el país debe acostumbrarse a convivir con un peso fuerte.

Aunque en materia cambiaria no hay bola de cristal que valga, todo parece indicar que estos pronósticos tienen mucho asidero, por varias razones.

En primer lugar, porque la debilidad del dólar es un fenómeno mundial y no exclusivo de Colombia. El planeta está inundado de dólares. La divisa estadounidense ha perdido valor frente al resto de monedas. Se piensa, incluso, que podría dejar de ser la moneda fuerte en la cual se efectúan las principales transacciones internacionales.

En segundo lugar, porque factores domésticos presionan también con fuerza. A pesar de la crisis de la economía mundial, al país siguen entrando flujos de Inversión Extranjera Directa (IED), especialmente de los sectores minero y petrolero. Colombia le apostó al carbón y a los hidrocarburos y por esta vía están llegando dólares, lo que aumenta la oferta de esta divisa y hace que pierda valor. El 66 por ciento de la IED que llegó en el primer semestre fue para estos renglones (3.240 millones de dólares).

El Emisor descarta que estén entrando, como muchos creen, capitales especulativos o golondrina, que vienen atraídos por una mejor tasa de interés y luego se marchan. "No hay evidencia de que ello esté sucediendo", dijo una fuente de la entidad.

Pero el gobierno también ha puesto su granito de arena para ayudar a apreciar el peso. Para financiar el déficit fiscal, aumentó la deuda externa. Si bien prometió no convertir esos dólares en pesos, el mercado cambiario ha interpretado que más temprano que tarde tendrá que monetizarlos.

Como se ve, por un largo tiempo habrá un mercado con una alta oferta de dólares y eso significa que no queda otra que vivir con un peso apreciado. Pero ¿es malo o bueno?

Como suele suceder en la vida, mientras unos sufren, otros gozan.

Para los exportadores, un dólar barato es grave, pues merma sus ingresos. Cuando los empresarios venden sus productos en el exterior y traen los dólares al país, al convertirlos a la moneda local reciben menos pesos. Esto les descuadra su balance, porque sus costos, entre ellos los salarios, siguen aumentando. Para sectores como flores, banano y café es aun más grave porque no siempre pueden compensar subiendo precios. Otras industrias, como calzado y confecciones, que tienen que competir con productos importados, también la ven negra. Pierden competitividad frente a todo lo que llega a dólar más barato.

Y mientras estos sudan la gota gorda, otros se frotan las manos de la dicha. El comercio que vende productos importados como computadores, electrodomésticos, y la industria automotriz hace por estos días su agosto. También ganan las empresas que traen materia prima y maquinaria para renovar su aparato industrial.

Al ciudadano del común le cae muy bien la revaluación porque puede adquirir productos a bajos precios, y quienes tienen deudas en dólares deben destinar menos pesos para pagar sus obligaciones. Los viajeros al exterior por turismo, negocios o estudio se favorecen con un dólar barato. Y hasta el gobierno, pues se alivia el pago de la deuda externa, además ayuda en la inflación porque los precios de los importados se abaratan.

Pero en el neto, ¿el país gana o pierde? La Andi les preguntó a los industriales -una buena parte de ellos exportadores- sobre el impacto de la revaluación y el 54 por ciento manifestó que el efecto es desfavorable, mientras el 34 por ciento dijo que es favorable.

Los expertos dicen que lo más importante es proteger a quienes generan más empleo. Para Augusto Solano, presidente de Asocolflores, el tema de la tasa de cambio puede ser una cuestión de vida o muerte. Y este sector genera 120.000 empleos directos y otros 100.000 indirectos. "Aunque hemos bajado costos, modernizado, buscado nuevos mercados y añadido valor agregado al producto exportado, es muy difícil sobrevivir con una tasa tan revaluada". Para Solano, una tasa que les permite pasar el negocio raspando sería de 2.250 pesos por dólar. Ya eso parece muy lejos de la realidad. El ex director de Planeación Juan Carlos Echeverry cree que el nivel de la tasa de cambio del país debería estar entre 2.000 y 2.100 pesos. Lo mismo consideran Anif y el DNP.

Así las cosas, como dice María Mercedes Cúellar, presidenta de la Asobancaria, habrá muchos sectores económicos para los que será muy difícil sobrevivir con revaluación. "Algunos pueden quedarse en el camino y eso sería muy grave para el empleo".

La receta
El año pasado, cuando la revaluación afectó a los exportadores durante el primer semestre del año, el gobierno destinó 615.000 millones de pesos del presupuesto para apoyar a los empresarios, con la idea de proteger el empleo. Sin embargo, este año la cosa es a otro precio. La situación fiscal es muy complicada y eso le impide al gobierno aplicar la misma fórmula.

Por eso tendrá que buscar otros mecanismos. ¿Qué puede hacer? Los analistas creen que debe abstenerse de aumentar el endeudamiento externo. Para el presidente de Anif, Sergio Clavijo, el gobierno está haciendo gala de descoordinación y en lugar de solucionar el problema, está echando más leña al fuego. En su opinión, el anuncio reciente de la colocación de 1.000 millones de dólares hundió más la tasa. "Lo que el gobierno debería hacer es convertirse en un demandante neto de divisas y de esa manera ayudar a pagar la deuda".

Una opinión similar tiene Juan Carlos Echeverry, quien afirma que el gobierno no tenía por qué adelantar la financiación de 2010, como si los mercados se fueran a cerrar. "Eso tiene un costo muy alto y presiona el dólar a la baja".

El ministro de Hacienda se defiende. Señala que el gobierno no puede paralizar la búsqueda de recursos para financiar sus necesidades, y menos recortar el gasto social.

Otros dicen que el gobierno debe alinear las tesorerías de las grandes empresas públicas, como Ecopetrol, EPM e ISA, para no inundar más con dólares el mercado. Analistas creen que Ecopetrol ha monetizado este año unos 2.000 millones de dólares.

Otros han puesto los reflectores de la culpa sobre el Banco de la República, y le piden que baje más las tasas de interés o que intervenga en mayor volumen en el mercado cambiario, al comprar dólares. Esa receta ya la aplicó en el pasado y fue muy desafortunada. Muchos se animaron a llevarle los dólares y la fórmula no sólo le salió muy costosa, sino que no sirvió de nada.

Sólo queda esperar la reacción del mercado en este resto de año ante los anuncios de la semana pasada. Por ahora, en el mercado cambiario todos ven el dólar más cerca de 1.800 pesos que sobre 2.000. Se reciben apuestas.